Un club de golf para el pueblo
Un grupo de aficionados ha dise?ado su propio campo en un terreno sin uso del municipio m¨¢s rico de Espa?a
Un descampado no suele ser lo primero que se nos viene a la cabeza al hablar de un campo de golf. Es m¨¢s, los campos de golf suelen ser m¨¢s bien lo contrario a un descampado. Sin embargo, en el arc¨¦n de una carretera al norte de Madrid capital, si uno afina la vista, se pueden ver una serie de trozos de tela de color rojo y blanco ondeando sobre las laderas. El campo de golf se encuentra en una zona verde perteneciente al Ayuntamiento de Pozuelo de Alarc¨®n, el municipio m¨¢s rico de Espa?a, y se diferencia de otros terrenos para la pr¨¢ctica de este deporte en que naci¨® por iniciativa informal de un grupo de aficionados y est¨¢ abierto al p¨²blico de todas las clases sociales.
El campo tiene un nombre oficial: es el Club de Golf Pozuelo. Su ide¨®logo y dise?ador fue Agust¨ªn Garc¨ªa y los trozos de tela son las banderolas que Pablo Lucas, presidente del club, ha colocado para indicar los hoyos --un total de 9-- que marcan los l¨ªmites del campo. Pablo forma parte de un grupo de jubilados que desde 1988 ha estado cuidando y preparando este terreno. ¡±Esto era una escombrera; quitamos un mont¨®n de escombros y estuvimos haciendo el campo, que nos cost¨® un mont¨®n de trabajo¡±. Es un campo de tierra, seco y no est¨¢ vallado ni delimitado, m¨¢s que por las l¨ªneas que los jugadores se imaginan.
Ricardo, antiguo asesor fiscal, explica que el club tiene hasta prendas oficiales: ¡°Tenemos polo oficial porque es un campo homologado¡±, dice. ?l es uno de los 50 socios que pagan una cuota m¨ªnima de ¡°12 euros al mes¡±, para el mantenimiento del campo. Ahora que la hierba ha crecido durante la primavera han tenido que sacar las m¨¢quinas corta c¨¦sped y las segadoras para limpiar el campo, algo que tambi¨¦n hacen durante los meses de invierno.
Al campo se accede por un camino de tierra empinado, en cuyos extremos crecen hierbas, cardos y juncos. ¡°Este es un campo r¨²stico, lo que se han arreglado son los caminos, y todo lo dem¨¢s es natural, es salvaje¡±, explica un usuario. Hay un cartel de aluminio blanco oxidado hecho por los mismos socios en el que se pide que se cuide el terreno y que se mantenga limpio porque la finca es un espacio para el uso y disfrute de los vecinos de Pozuelo --que, como estos jubilados, juegan al golf pero tambi¨¦n corren, montan en bicicleta, pasean y, los d¨ªas de viento, vuelan cometas en una de las colinas m¨¢s altas que hay en el campo.
Los socios vienen a jugar todos los d¨ªas. Uno de los m¨¢s madrugadores es el presidente, Pablo. Una ma?ana reciente, como suele ser habitual, ha llegado a las nueve. Va vestido con una gorra y un polo blancos, unas gafas de sol y pantalones largos de color marr¨®n. Nada m¨¢s aparcar se pone a recoger la basura que hay esparcida delante de la caseta de chapa que han instalado. Uno de los problemas con el que este grupo de jubilados tiene que lidiar es el botell¨®n y esa ma?ana, a las habituales botellas, hay que sumar los restos de varias sillas de pl¨¢stico que usan y que se han encontrado partidas. ¡°Este contenedor lo traemos nosotros¡±, dice apuntando con la parte delantera de un palo de golf a un contenedor de obra que est¨¢ a rebosar de basura. Les cuesta 250 euros y es vaciado dos veces al a?o.
A no ser que llueva, el campo no se riega, y tampoco se cuida tanto como un campo al uso, los cuales consumen cientos de litros de agua de forma diaria. En la caseta de chapa a la que se llega a trav¨¦s de un camino estrecho guardan el material. ¡°Tenemos pues las sillas, tenemos banderas, carros para jugar al golf si alguno no lo trae¡± tenemos todo lo que hay en un campo de golf dice, en la caseta hay hasta una nevera que tienen que rellenar con hielo porque ¡°aqu¨ª no hay luz por supuesto¡±. La zona donde se sit¨²a la caseta es como un oasis en medio del desierto, est¨¢ cubierta por grandes ¨¢rboles que llegan a alcanzar unos veinte metros de altura, proyectando una amplia sombra donde los jugadores vienen a relajarse tras su partida diaria.
Clubes que cobran 1.000 euros
El circuito dise?ado por estos aficionados es muy complicado. ¡°Esto es m¨¢s duro que uno normal¡±, dice Alberto, un ex administrativo. Est¨¢ de acuerdo Manuel Cabrera, golfista que como profesional recorri¨® el mundo y fue campe¨®n del Open de Madrid en 1970. Dice que no hay ning¨²n campo de golf que se asimile a este. ¡°Es una cosa simpatiqu¨ªsima; hay una gente encantadora y todos son amigos m¨ªos¡±. ?l juega habitualmente en Somosaguas, pero mientras ese campo est¨¢ en obras dice que solo viene a este. ¡°Aqu¨ª jugamos al mus, que es a lo que soy bueno, yo aqu¨ª lo paso sensacional¡±. El campo fue federado en el a?o 1995 y aunque sea un campo de tierra y est¨¦ lleno de hierbajos, y las bolas se pierdan entre los mont¨ªculos, muchos lo prefieren a los clubes privados de alto standing. Curiosamente dos de esos clubes son el Club de Campo de Madrid y el Club de Golf Puerta de Hierro, que pueden verse desde la colina m¨¢s alta del campo de Pozuelo y cuyas cuotas anuales rondan los 800 y los 1.000 euros. ¡°Como no seas de un apellido ilustre no entras¡± dice Pablo en referencia al club Puerta de Hierro. A diferencia de los dos anteriores, el Club de Pozuelo no es un club elitista, m¨¢s bien todo lo contrario, ya que sus miembros son hombres y mujeres pertenecientes a todas las clases sociales; aqu¨ª juegan desde cerrajeros como el mismo Pablo, hasta fontaneros, ingenieros y empleados de banca, seg¨²n explica.
Antes de la pandemia todos los jugadores se reun¨ªan cerca de la caseta para tomarse un tentempi¨¦, pero ahora no pueden hacerlo por cautela y por miedo a contagiar el virus, aunque todos los socios dicen estar vacunados, ¡°ahora no hacemos aperitivo ni nada de eso, hay que ser un poco responsables¡±. A¨²n as¨ª, dos de los socios discuten la posibilidad de organizar una peque?a celebraci¨®n. ¡°Voy a traer jam¨®n del bueno para el d¨ªa que estemos la banda y tambi¨¦n vino, o aqu¨ª cerveza¡±. En los d¨ªas buenos hac¨ªan paellas con un peque?o calentador de gas.
Manuel es fontanero y gracias a su ma?a el club ha conseguido abastecerse del agua de un riachuelo que brota cerca del campo. Han hecho una peque?a represa en un riachuelo donde una manguera de goma recoge el agua y la transporta hasta la caseta. ¡°Aqu¨ª tengo un filtro puesto porque, si no, se atrancar¨ªa la goma¡±, dice Manuel. El agua la usan para limpiarse las manos o refrescarse cuando hace mucho calor, nunca para beber. Por el campo han plantado melocotones, manzanos, perales y otros ¨¢rboles frutales.
La labor que este grupo de jubilados hace es fundamental para mantener este espacio verde. Enrique, un estudiante de 23 a?os y vecino de Pozuelo, dice que por la zona no hay ning¨²n parque cercano y el campo y sus inmediaciones es uno de los lugares a los que ¨¦l va a caminar m¨¢s a menudo: ¡°Hacen casi una labor comunitaria y termina por beneficiar a los que vivimos por aqu¨ª cerca¡±. El ayuntamiento de Pozuelo de Alarc¨®n da el benepl¨¢cito a la labor de los aficionados. ¡°No nos molesta en absoluto que un grupo de mayores est¨¦ all¨ª¡±, le dice un portavoz a este peri¨®dico.
Los domingos se celebra un torneo abierto a todo el mundo, con categor¨ªas masculina y femenina. Los jubilados explican que para ellos este campo de golf es un lugar fundamental donde venir, pasar el rato y sentirse ¨²tiles. El grupo de socios es como una gran familia. ¡°Es un alivio¡±, dice ?ngel, ¡°sobre todo es que es muy sano; est¨¢s haciendo ejercicio sin darte cuenta¡± dice mientras se agacha para apartar una rama ¡°porque ya, lo de jugar bien o jugar mal es secundario, pero el ratito que est¨¢s aqu¨ª es una maravilla¡±.
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