La postal ha muerto, ?viva la postal!
Una fundaci¨®n localiza y adquiere en un portal de Internet miles de fotos de hace un siglo entre las que hay 270 de Madrid
¡°Hay que frenar esa barbaridad¡±. Jos¨¦ Mar¨ªa Ur¨ªa, coordinador del centro documental de la Fundaci¨®n Anastasio de Gracia (Agfitel), cree que en Internet proliferan los vendedores sin escr¨²pulos que est¨¢n poniendo en peligro un patrimonio que deber¨ªa estar a mejor recaudo. Por eso se indigna mientras explica c¨®mo lleva a cabo pesquisas en distintos portales de venta entre particulares antes de empezar a pelearse euro a euro y foto a foto.
Son negociaciones que, como ¨¦l mismo cuenta, a veces rayan el filibusterismo pues tiene enfrente a mercaderes sin escr¨²pulos que muestran un nulo inter¨¦s en el patrimonio. Es en ese zoco sin apenas normas donde ha hallado una parte importante de los fondos de la antigua Fototipia Thomas, que han sufrido con su dispersi¨®n un destrozo de casi imposible marcha atr¨¢s. Esta empresa fue en el siglo XX una de las empresas m¨¢s significativas en la impresi¨®n de postales de Espa?a y que lleg¨® a funcionar como agencia fotogr¨¢fica con decenas de miles de im¨¢genes de todo el pa¨ªs. Es ese furor cart¨®filo de anta?o, a menudo ¨²nica ventana al mundo de esa parte importante de la poblaci¨®n que no viajaba, permite hoy localizar un material que dibuja bien la Espa?a de la primera mitad del siglo XX.
A lo largo del ¨²ltimo lustro, la fundaci¨®n, vinculada al sindicato UGT, ha conseguido adquirir unos 7.000 negativos entre los que hay 270 vistas de Madrid. La gran mayor¨ªa, hasta 176, pertenecen a la capital, pero hay tambi¨¦n algunas de San Lorenzo de El Escorial (68) y Aranjuez (26). Tienen datos de otras 143, de las que 107 se encuentran en el archivo del Institut d`Estudis Fotogr¨¤fics de Catalunya (IEFC) o en manos de coleccionistas desconocidos (36). Saben que proceden de esa prol¨ªfica fototipia barcelonesa, pero no han logrado saber nada sobre los autores de cada una de esas fotos.
No se trata de las placas originales de cristal de 13 por 18 cent¨ªmetros que salieron de la c¨¢mara de los reporteros, sino de internegativos de pl¨¢stico ¡ªcasi todo nitrato¡ª de 10 por 15 cent¨ªmetros realizados en la fototipia. En todo caso, no tienen duda de su valor y aseguran que corren el peligro de perderse de manera definitiva si no son tratados y conservados de manera profesional. Ur¨ªa muestra algunas de esas adquisiciones que han permanecido todas estas d¨¦cadas en unas cajas de cart¨®n numeradas que han comprado tambi¨¦n porque aunque no son el mejor lugar para que sigan guardando los negativos, s¨ª forman parte de la colecci¨®n.
¡°Lo que nos llega es bastante bueno para tener unos 100 a?os¡±, comenta agradecido Nacho Rubiera, de la empresa Sybaria, la encargada de tratar, limpiar y digitalizar el material que adquiere la fundaci¨®n. ¡°Presenta algunos deterioros por estar guardado en circunstancias poco favorables o por m¨¢scaras aplicadas para la impresi¨®n, pero, una vez digitalizado, en casi todos muestran bien la imagen en la mesa de luz¡±, a?ade. ¡°En cerca de 4.000 unidades no llegan a una docena en la que no se vea nada¡±, comenta Rubiera, que trabaja con Ang¨¦lica Soleiman, una de las mayores especialistas de Espa?a en preservaci¨®n de fotograf¨ªa.
Cerrada la Fototipia Thomas a mediados de los a?os 70, parte de los fondos acabaron en el mercado de Los Encantes de Barcelona. Ah¨ª empez¨® la dolorosa dispersi¨®n, explica Ur¨ªa. El Institut d`Estudis Fotogr¨¤fics de Catalunya, una instituci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, no logr¨® hacerse con todo lo que atesoraba la centenaria empresa, lamenta su responsable de documentaci¨®n e investigaci¨®n, Laia Foix. Hoy en d¨ªa gestionan la mayor parte de lo que queda de la empresa Thomas, pero reconoce que no disponen de dinero para impedir y hacer frente a las ventas al detalle entre particulares. ¡°Ur¨ªa es un pionero en frenar ese comercio e investigar¡±, a?ade Foix.
¡°No estamos en contra del buen coleccionista particular, pero corremos el peligro de malas conservaciones o de que cuando esa persona muera todo acabe a la venta en el Rastro. Esto no es algo que normalmente alguien deba tener en su casa¡±, comenta el responsable de documentaci¨®n de la Fundaci¨®n Anastasio de Gracia, con sede en la capital y que ya dispone de la mayor colecci¨®n de negativos de los fondos de la fototipia Thomas. ¡°Nuestra mirada al adquirirlo es una mirada m¨¢s a largo plazo¡±, defiende Jos¨¦ Mar¨ªa Ur¨ªa. Pese a todo, la mayor¨ªa de fondos sede esta fototipia encuentran en manos de instituciones p¨²blicas o privadas y algunos coleccionistas particulares han cooperado con ellas de manera desinteresada.
El padre de Fototipia Thomas
Josep Thomas i Bigas naci¨® en torno a 1850 en Barcelona y abri¨® la fototipia en 1879, 13 a?os antes de la fecha en la que algunos historiadores sit¨²an el nacimiento de la postal en Espa?a, 1892. Al frente del negocio se quedaron sus hijos cuando ¨¦l falleci¨® en 1910. ¡°Gracias a su ingente labor fotogr¨¢fica hab¨ªa acumulado infinidad de vistas y contaba con un fondo extraordinario, por lo que desde principios del siglo XX funcion¨® como agencia fotogr¨¢fica. Thomas hab¨ªa establecido un modelo de negocio que consist¨ªa en enviar a varios profesionales a impresionar placas por toda Espa?a con lo que lleg¨® a reunir m¨¢s de 20.000 temas distintos lanz¨¢ndose a la edici¨®n e impresi¨®n de postales con este material¡±, cuenta en sus tesis doctoral La tarjeta postal como documento (2013) Mariana L¨®pez Hurtado citando al profesor Juan Miguel S¨¢nchez Vigil. Laia Foix cuenta que Thomas se especializ¨® en reproducci¨®n de obras de arte, carteler¨ªa o publicaci¨®n de revistas. ¡°Casi todo menos la tipograf¨ªa¡±, dice.
¡°La postal siempre ha estado en la historia de la fotograf¨ªa, pero siempre como hermana menor¡±, reconoce Carlos Teixidor, del Instituto del Patrimonio Cultural de Espa?a (IPCE) y que estos d¨ªas coordina un curso sobre identificaci¨®n y conservaci¨®n de fotograf¨ªas hist¨®ricas. Si hay en Madrid un templo cart¨®filo por excelencia es Casa Postal (calle de la Libertad, 37), un comercio abierto en 1983 por Mart¨ªn Carrasco, un asturiano de 79 a?os. Ya jubilado, este coleccionista y estudioso que ha publicado seis libros de postales ha dejado en manos de su hija Bel¨¦n aproximadamente un mill¨®n de postales antiguas y otro mill¨®n en color. ¡°En general, el cliente hoy viene a buscar el sitio donde naci¨® ¨¦l o sus padres, aquello que ha desaparecido, lo que ha cambiado. Quieren volver a los or¨ªgenes. As¨ª como los primeros daban a conocer lo que no se conoc¨ªa, hoy es al rev¨¦s¡±, explica Carrasco.
Teixidor recuerda que hace 120 a?os, con el nacimiento del siglo, el ¡°no va m¨¢s¡± era el env¨ªo de postales entre aquellas personas que sab¨ªan leer y escribir. Se integraban en asociaciones de intercambios de tarjetas de todo el mundo. Una suerte de Instagram anal¨®gico cuyas publicaciones llegaban a su destinatario no en mil¨¦simas de segundo sino en semanas.
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