Objetivo: ni un inmigrante sin su vacuna
Gestionan su cita, traducen y acompa?an a los centros sanitarios: los l¨ªderes comunitarios de los barrios se han convertido en una pieza fundamental para que todos los colectivos reciban su dosis
Sentado a la puerta de una calle cercana a Callao, Elahi Mohammed habla por tel¨¦fono mientras con la otra mano sostiene su muleta. Hasta este punto exacto ha venido casi cada d¨ªa desde hace algo m¨¢s de un mes. Es la puerta del centro sanitario municipal por el que han ido desfilando algunos de los 7.000 banglades¨ªes residentes en Madrid para recibir su vacuna contra el coronavirus. La asociaci¨®n que preside, Valiente Bangla, se ha encargado en la mayor¨ªa de los casos de pedirles la cita, traducir, resolver sus dudas y disolver sus reticencias. Pero no acaba ah¨ª, Mohammed ha acompa?ado personalmente a muchos de ellos. Gracias a l¨ªderes comunitarios como ¨¦l, la campa?a de vacunaci¨®n llega a individuos que de otro modo no se habr¨ªan visto involucrados en este proceso.
¡°Nosotros ayudamos a todos los que nos lo piden, tambi¨¦n a senegaleses, latinoamericanos... Algunos nos han contado que como no ten¨ªan ni idea de c¨®mo coger cita, en los locutorios les han cobrado 10 euros por hacerles la gesti¨®n. ?C¨®mo puede ser?¡±, describe un en¨¦rgico Mohammed. Y prosigue: ¡°Quiero que la campa?a de vacunaci¨®n avance para tener un barrio sano. A todos les digo que tienen que venir para que todo el mundo est¨¦ seguro. Y en esto nos ha ayudado mucho el se?or Mario¡±.
El se?or Mario es el doctor Nacarino-Brabo, un profesional de atenci¨®n primaria dedicado desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas a la medicina preventiva. Asegura que no se ha despericiado ni una sola dosis. ¡°Cuando acab¨¢bamos los turnos de 12 horas, Elahi segu¨ªa en la puerta y si hab¨ªa sobrado alguna, ¨¦l llamaba corriendo a alguien para que viniera¡±, afirma.
Madrid Salud y el ?rea de Familias, Igualdad y Bienestar Social han desarrollado la campa?a de vacunaci¨®n de los colectivos m¨¢s vulnerables, entre los que se incluyen numerosos inmigrantes. Desde mayo hasta ahora han llegado a m¨¢s de 2.000 personas tanto en los 16 centros de salud municipales, como en otros puntos de la ciudad. ¡°Hemos aprovechado la red que ya existe y los lazos que mantenemos habitualmente con las asociaciones de los barrios, por eso, para nosotros llegar a todos los distritos es m¨¢s f¨¢cil y hemos tratado de quitar todo el trabajo posible a la Comunidad, sobre la que ha reca¨ªdo el peso de la campa?a¡±, resume Antonio Pla, tambi¨¦n m¨¦dico de familia y jefe de departamento de la Subdirecci¨®n General de Prevenci¨®n y Promoci¨®n de la Salud del Ayuntamiento de Madrid.
En esta ma?ana de martes, Haque Sovon, de 45 a?os, acaba de recibir su pinchazo. Por edad, le habr¨ªa correspondido mucho antes, pero se lamenta de que no se aclaraba con el formulario de la cita. ¡°Llam¨¦ dos veces al centro de salud pero tampoco lo consegu¨ª¡±, se?ala. Casos como el de Sovon son ahora el objetivo de centros como este, que van a la b¨²squeda por todos los medios de los rezagados en la vacunaci¨®n. ¡°Nosotros ya estamos acostumbrados a estar a pie de calle, tenemos contacto constante con los diferentes colectivos. En esta campa?a no solo hemos vacunado aqu¨ª, hemos salido all¨ª donde nos han pedido¡±, cuenta el doctor Nacarino-Brabo. Peina canas y por el bajo de sus pantalones asoman unos calcetines con estampados de perretes. ¡°En el proceso de acudir a los sitios donde nos necesitaban ha tenido mucho que ver Concha¡±, apunta.
Concha es la enfermera Morales, segunda de a bordo de este centro sanitario centenario que en el pasado fue una casa de socorro. ¡°Algunos tienen reticencias, los subsaharianos que son muy fuertes, j¨®venes y suelen tener buena salud, no ten¨ªan tanta conciencia de que esta enfermedad fuera con ellos. Adem¨¢s ten¨ªan otra concepci¨®n diferente del alcance de la pandemia por c¨®mo lo estaban viviendo en sus pa¨ªses¡±, resume. Morales relata que en algunas ocasiones ten¨ªan programadas un centenar de citas y han aparecido muchos menos. ¡°Hay que ir paso a paso, organizar grupos y continuar¡±, defiende.
Si la campa?a de vacunaci¨®n ha penetrado entre los colectivos de inmigrantes que normalmente recelan del sistema o no tienen acceso suficiente a la informaci¨®n, es tambi¨¦n por el trabajo diario de personas como Maite Zabalza y Rosa Bajo, de la Red Interlavapi¨¦s, y de Nines Cejudo, de la Red Solidaria de Acogida. Ellas trabajan mano a mano con l¨ªderes comunitarios como Elahi Mohammed. En la parte de atr¨¢s de la tienda de decoraci¨®n africana de esta ¨²ltima, en la calle doctor Piga, estas tres mujeres se re¨²nen peri¨®dicamente para dise?ar acciones con las que acercar el sistema sanitario a los inmigrantes.
¡°Muchos se pensaban que ellos no ten¨ªan derecho a vacunarse, algunos que no ten¨ªan papeles cre¨ªan que les iban a detener si iban a los centros de salud. Nosotras hacemos campa?as de captaci¨®n, pero a¨²n hay una bolsa que no est¨¢ accediendo a las vacunas¡±, indica Cejudo. Durante esta pandemia, han formado a muchos inmigrantes para concienciar a sus compatriotas de la importancia de vacunarse. ¡°A ellos tambi¨¦n les han llegado los mismos bulos que al resto, recuerdo que los marroqui¨¦s estaban preocupados con que las vacunas provocaran infertilidad¡±, detalla Bajo.
Ellas fueron las impulsoras de una plataforma de salud p¨²blica que idearon al principio de la pandemia. Desde sus casas, comenzaron a adaptar la informaci¨®n que se iba teniendo de la covid a algunos de los idiomas que se oyen en Lavapi¨¦s y en diferentes formatos. A esta plataforma, se unieron como voluntarios diferentes inmigrantes que se ofrecieron como int¨¦rpretes.
El detonante para desarrollar esta iniciativa fue la muerte de un ciudadano banglades¨ª en casa al inicio de la crisis sanitaria porque no fue capaz de entenderse con los servicios de emergencias al tel¨¦fono para pedir ayuda. Bajo se jubil¨® el a?o pasado como m¨¦dica de atenci¨®n primaria en el centro de salud de Lavapi¨¦s y recuerda muchas situaciones en las que el idioma fue una aut¨¦ntica barrera. ¡°Hab¨ªa desde ni?os que ten¨ªan que traducir los problemas ginecol¨®gicos de sus madres, hasta pacientes que le ped¨ªan a otro que estaba en la sala de espera al que no conoc¨ªan de nada que les ayudara a entenderse con el m¨¦dico¡±, cuenta.
Elahi piensa seguir insistiendo a todos sus vecinos para que acudan a recibir su dosis lo antes posible. Quiere que vuelva el Madrid de antes de la pandemia y nadie m¨¢s muera por no poder acceder al sistema sanitario. No se cansar¨¢ de repetir: ¡°tika¡± (vac¨²nate, en bengal¨ª).
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