De Reino Unido a Uganda para diseccionar cerebros de moscas
La bi¨®loga Luc¨ªa Prieto quiere entender la evoluci¨®n a trav¨¦s de los insectos y para ello combina la direcci¨®n de su propio laboratorio en Londres con un proyecto para fomentar la investigaci¨®n en ?frica
La operaci¨®n es milim¨¦trica, la escala, ¨ªnfima, las respuestas, infinitas. Algo tan peque?o como el cerebro de las moscas ¡ªque lo tienen¡ª puede servir para contestar los miles de interrogantes que todav¨ªa quedan sobre la evoluci¨®n de las especies. Con unas pinzas extremadamente afiladas se hace una peque?a incisi¨®n en la corteza marr¨®n y se ve la masa blanca propia de un animal que no tiene sangre y que est¨¢ lista para proporcionar informaci¨®n a la que observa desde el microscopio. Esa persona es la bi¨®loga madrile?a Luc¨ªa Prieto. Esta cient¨ªfica dirige su propio laboratorio en el prestigioso Instituto Francis Crick de Londres, cuenta con una financiaci¨®n de tres millones de euros y tiene a diez personas a su cargo para responder a estas preguntas. Adem¨¢s, ha tenido tiempo de montar una red de apoyo a la investigaci¨®n en el continente africano.
¡°Siempre me fascin¨® saber c¨®mo funciona el cerebro, c¨®mo ha llegado a desarrollarse un ¨®rgano tan complejo. Aunque parezca mentira, tenemos muy poca informaci¨®n sobre c¨®mo ha evolucionado el cerebro de las especies¡±, relata al otro lado del tel¨¦fono desde Londres. El comportamiento humano, los recuerdos y los pensamientos que desarrollamos cada d¨ªa dependen de 85.000 millones de neuronas del cerebro. Prieto analiza cada recoveco del sistema olfativo de las moscas de la fruta para desentra?ar c¨®mo hemos llegado a ser lo que somos.
Formada en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, fue en la facultad donde comenz¨® a familiarizarse con las moscas. All¨ª, un profesor comenz¨® su investigaci¨®n con estos insectos y ella se interes¨® y le pregunt¨® si pod¨ªa trabajar con ¨¦l. Y desde entonces pr¨¢cticamente su carrera ha ido ligada a estos animales. ¡°Hay muchas posibilidades. Los insectos transmiten muchas enfermedades as¨ª que podemos usar los conocimientos que obtengamos estudi¨¢ndolos para entender c¨®mo encuentran a los humanos y al ganado y c¨®mo propagan las dolencias y desarrollar estrategias para prevenirlo¡±, detalla Prieto.
?frica se cruz¨® en su camino en 2010. Un a?o antes hab¨ªa coincidido con Sadiq, un colega nigeriano afincado en Uganda, en un curso en Estados Unidos en el que ense?an cada a?o a 20 estudiantes las t¨¦cnicas m¨¢s punteras en neurociencia. ¡°Hablando con ¨¦l, me di cuenta de que cuando yo regresara a mi laboratorio pod¨ªa poner en pr¨¢ctica todo lo que hab¨ªa aprendido, pero ¨¦l no. Ten¨ªamos las mismas aspiraciones, pero condiciones muy distintas¡±, explica. En los meses posteriores a acabar el curso, esas conversaciones con Sadik volv¨ªan de forma recurrente a su cabeza. As¨ª que al terminar el doctorado contact¨® con ¨¦l por Facebook y le propuso organizar una serie de clases para sus alumnos sobre lo que hab¨ªan aprendido juntos en Estados Unidos. ?l respondi¨® entusiasmado. ¡°Fue un momento en el que pens¨¦: ¡®He aprendido muchas cosas pero, ?de qu¨¦ manera es esto bueno para el mundo?¡±, cuenta la bi¨®loga.
100 kilos de material
As¨ª que se puso a llamar a muchas puertas, desde la Universidad de Cambridge, en la que ella hab¨ªa estudiando, hasta diferentes empresas y compa?eros de profesi¨®n. Ella pensaba solo conseguir dinero para su billete y llevar algo de material, pero la bola se hizo tan grande que acab¨® fundando TReND, una red que da apoyo a la investigaci¨®n cient¨ªfica en ?frica. ¡°Iba a ser un evento puntual, pero el inter¨¦s fue tan grande, que acabamos montando un curso internacional con estudiantes y profesores de varios pa¨ªses¡±, apunta. Muchos de sus colegas se apuntaron al viaje y sus compa?eros de Cambridge le dieron cien kilos en material de laboratorio que transport¨® hasta Uganda ella misma como equipaje facturado.
Desde entonces, esta red de colaboraci¨®n entre cient¨ªficos de varios continentes se ha extendido a una veintena de pa¨ªses africanos y ya no solo se circunscribe a cursos sobre neurociencia, sino que abarca muchas otras disciplinas y actividades. Durante la pandemia han puesto en marcha, por ejemplo, la fabricaci¨®n de kits de detecci¨®n de coronavirus. ¡°No tiene mucho sentido que la investigaci¨®n sobre las enfermedades que azotan ?frica se desarrollen principalmente en Europa y Estados Unidos¡±, recalca. La cient¨ªfica sol¨ªa poner como ejemplo la epidemia de ¨¦bola para explicar lo importante que es que exista un desarrollo en la investigaci¨®n y el estudio de enfermedades en todos los continentes. Con la pandemia de coronavirus, a¨²n tiene m¨¢s f¨¢cil argumentar el porqu¨¦ de esta red: ¡°En un mundo tan interconectado, ya no existen los problemas locales¡±, subraya.
El prop¨®sito de Luc¨ªa Prieto es destapar todos los secretos del cerebro para mostrar c¨®mo evolucionan las conexiones neuronales. Quiere involucrar en ello a cient¨ªficos de todos los continentes. Y las moscas son sus aliadas.
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