¡®Privacidad¡¯, un viaje por las redes sociales que explora los l¨ªmites entre lo p¨²blico y lo privado
La obra, inspirada en la historia de Edward Snowden, lleva a los espectadores a infiltrarse en una especie de yincana digital que plantea si la privacidad es real, de la mano del actor Adri¨¢n Lastra y el director Esteve Ferrer
Las paredes de la sala est¨¢n repletas de grandes pantallas que recorren las calles de Madrid hasta llegar al Teatro Marquina a trav¨¦s de Google Maps. Los asistentes se conectan con sus m¨®viles, que deben permaneces encendidos, a la red wifi de Privacidad. El p¨²blico se sumerge en un viaje por las redes sociales. El actor Adri¨¢n Lastra protagoniza la historia inspirada en el caso de Edward Snowden, el antiguo trabajador de la CIA que destap¨® los programas de espionaje masivo de Estados Unidos hace nueve a?os.
La funci¨®n, dirigida por Esteve Ferrer, transcurre por las condiciones de uso de diferentes aplicaciones y advierte de la delgada l¨ªnea que divide lo p¨²blico y lo privado en Internet. La vigilancia gubernamental, el uso de cookies, la huella digital o la suplantaci¨®n de la identidad son solo algunos de los misterios en los que ahonda esta funci¨®n, que mezcla documentaci¨®n y ficci¨®n.
Como si se tratara de un cap¨ªtulo de la serie de Netflix Black Mirror, la obra rompe con las reglas del teatro convencional. Los espectadores se infiltran en una especie de yincana digital que plantea si la privacidad es real. ¡°Cada vez que entras en una p¨¢gina web tienes que aceptar unas cookies, pero no las leemos porque no tenemos tiempo. Esto hace que la privacidad en la red no sea una tarea f¨¢cil¡±, asegura el actor principal, Adri¨¢n Lastra.
Hologramas
Chema del Barco, Canco Rodr¨ªguez, Juan Antonio Lumbreras, Roc¨ªo Calvo y Candela Serrat se convierten en hologramas que interpretan a diferentes personajes. Los actores se presentan como expertos en tecnolog¨ªa y soci¨®logos que explican el riesgo del uso de aplicaciones como Google, Instagram o Uber. El libreto original, del brit¨¢nico James Graham, recoge entrevistas a varios acad¨¦micos, historiadores, legisladores y CEO de empresas tecnol¨®gicas. Entre ellos, Jill Lepore, profesora de historia de Harvard, Clive Humby, creador de la tarjeta de fidelizaci¨®n de los supermercados Tesco, y Ari Ezra Waldman, profesor de derecho y autor del libro Privacy as Trust.
Las 18 escenas se inspiran en diferentes g¨¦neros teatrales, como la tragedia, la parodia y el cabar¨¦. Las situaciones hilarantes convierten una funci¨®n did¨¢ctica en una obra din¨¢mica y divertida. Esta variedad de recursos se asemeja a la heterogeneidad de las redes sociales, donde los usuarios publican fotograf¨ªas que capturan momentos de cualquier tipo, desde la muerte de una mascota hasta la celebraci¨®n de una fiesta de disfraces. ¡°Cuando interaccionas con alguien personalmente el pudor siempre est¨¢ ah¨ª, pero, cuando lo haces a trav¨¦s de un aparato desaparece porque el cuerpo no tiene la necesidad de sentirlo¡±, explica su director, Esteve Ferrer.
La historia explica c¨®mo las redes sociales tienden a alejar a las personas de la realidad que viven. Los personajes, inmersos en un mundo digital, dejan de lado las relaciones interpersonales que no se desarrollan a trav¨¦s de una pantalla, aquellas que evocan a emociones palpables y tangibles. Un ejemplo de esto es la relaci¨®n que tiene con su madre, que se queja de que desconoce la vida de su hijo. Lastra se dedica a la escritura. El autor escribe obras de teatro y busca una inspiraci¨®n para su pr¨®xima creaci¨®n. ¡°La interpretaci¨®n del personaje puede confundir porque hace que el p¨²blico se pregunte si lo que esta viendo es real o no¡±, comenta el actor madrile?o. El protagonista sufre ansiedad porque tiene p¨¢nico a estar expuesto, tanto en las redes sociales como en su vida cotidiana. ?l reprime sus sentimientos, aunque, poco a poco, reconoce cu¨¢les son sus miedos y se abre emocionalmente con el p¨²blico.
La participaci¨®n de los espectadores es clave en el desarrollo de la obra. El creador de una aplicaci¨®n de citas invita al protagonista a tener un encuentro con varias personas del p¨²blico. Lastra desliza su dedo por la pantalla para descartar a los candidatos. A partir de sus perfiles en redes sociales descubren rasgos de las personalidades de los participantes, a trav¨¦s de un exhaustivo an¨¢lisis de su actividad en la nube. Un ¡®influencer¡¯ retoca una imagen con los famosos filtros de Instagram. El protagonista espera ansioso los likes de sus seguidores. La escena representa la complejidad de encontrar el equilibrio entre compartir contenido y disfrutarlo a tiempo real.
Cultura espa?ola
En esta adaptaci¨®n, las secuencias se han reconstruido a partir de elementos m¨ªticos de la cultura espa?ola. Lastra decide ir a terapia despu¨¦s de que su expareja rompiera con ¨¦l. El protagonista le escribe un mensaje de correo electr¨®nico mientras escucha en Spotify la canci¨®n de Coraz¨®n Part¨ªo de Alejandro Sanz.
Ferrer utiliza la estructura del guion original, pero a?ade gui?os a la actualidad en una obra que ha evolucionado con el tiempo: ¡°Estoy convencido de que en seis meses tendr¨¦ que reescribir y actualizar el texto¡±. El libreto ha sufrido modificaciones para adaptarse al momento y a la cultura de los pa¨ªses en los que se ha estrenado.
La obra original realiz¨® su debut en 2014 en Londres, bajo la direcci¨®n de Josie Rourke. Dos a?os despu¨¦s, lleg¨® al Public Theatre de Nueva York de la mano del actor brit¨¢nico Daniel Radcliffe. La primera versi¨®n en espa?ol se present¨® en M¨¦xico, con Diego Luna como protagonista y Fran Franco en la direcci¨®n. Tras llegar a Bilbao en septiembre, la obra se ha instalado en el Teatro Marquina de Madrid, donde se podr¨¢ disfrutar hasta el mes de noviembre.
El impacto de la digitalizaci¨®n durante la pandemia y la b¨²squeda de potenciales votantes por parte de partidos de extrema derecha a trav¨¦s de Facebook se presentan de manera inquietante sobre el escenario. ¡°La tecnolog¨ªa nos ayuda a mejorar nuestras vidas, pero no podemos permitir que se apodere de ellas¡±, sentencia su director. Tras un recorrido inmersivo por los entresijos de una red social, la reflexi¨®n queda en las manos de cada espectador: ¡°?Apagamos nuestros m¨®viles?¡±.
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