Un pa¨ªs para viejos
Resulta dif¨ªcil imaginar una muerte peor: sola y atada. Es lo que ocurri¨® en una residencia de ancianos
?scar Wilde dec¨ªa que la tragedia de la vejez consiste en ¡°haber sido joven¡±, es decir, en asistir al propio deterioro, pasar de cuidar a depender de otros. EL PA?S public¨® este mi¨¦rcoles que una mujer con alzh¨¦imer falleci¨® ahorcada por las correas que la ataban a una cama en una residencia en la localidad madrile?a de Villa del Prado. Resulta dif¨ªcil imaginar una muerte peor: sola y atada. Y da miedo, mucho miedo.
Como explicaba Fernando Peinado en este diario, ese tipo de sujeciones mec¨¢nicas son legales ¡ªsi son prescritas por un m¨¦dico y consentidas por el anciano o sus familiares¡ª y frecuentes: las residencias espa?olas las utilizan en unas 55.000 personas, seg¨²n Ceoma, uni¨®n de asociaciones de mayores. Sus defensores aseguran que lo hacen para evitar que se caigan. Sus detractores lo comparan con la tortura. El caso de la mujer de Villa del Prado, otros similares y los que probablemente no hayamos conocido obligan a reflexionar sobre si ese es el mejor o el ¨²nico m¨¦todo para proteger a los que no pueden protegerse de s¨ª mismos. Esa misma residencia de 120 plazas est¨¢ siendo investigada por el posible homicidio imprudente de otra mujer en 2019. En la primera ola del coronavirus murieron 47 de sus residentes. El centro pertenece a la Comunidad de Madrid, pero es Sacyr Social, filial de la constructora, la encargada de su gesti¨®n.
Todos los d¨ªas se publican cientos de noticias. La portada digital de este diario llevaba este mi¨¦rcoles por la tarde 126 temas distintos. Hay muchos tipos de noticias: buenas, malas, importantes, pasajeras. Las hay que aportan informaci¨®n interesante y otras que, adem¨¢s de eso, hacen pensar. La de la muerte de una mujer mayor atada en una residencia es una de ellas. Obliga a detenerse, a ponerse en su lugar.
Somos un pa¨ªs y un continente envejecido. Padecemos eso que alg¨²n cursi llama ¡°invierno demogr¨¢fico¡±, pero tan importante como pensar en el futuro de las pensiones es reflexionar sobre el presente de nuestros mayores, que seremos nosotros, si llegamos. Aquello de trata a los dem¨¢s como te gustar¨ªa que te trataran a ti.
Deben revolvernos las im¨¢genes que vemos peri¨®dicamente de ancianos maltratados y humillados en algunas residencias que no pretenden otra cosa que esconder nuestros propios miedos. Es necesario vigilar la privatizaci¨®n de la gesti¨®n de algunos centros para que no afecte al nivel de asistencia y empezar a corregir los errores que destap¨® la pandemia.
La gente mayor siempre ha sido mi favorita porque acumula porcentajes muy elevados de las cualidades que m¨¢s aprecio y cotas muy bajas de los defectos que me alejan de otros. Por ejemplo, han sido muy trabajadores, son discretos, no se gustan, y si aciertas en la pregunta, a veces aparece un tesoro. Son cofres por abrir.
Si somos un pa¨ªs de viejos, hagamos que sea tambi¨¦n un pa¨ªs para ellos, donde puedan estar lo m¨¢s a gusto posible. No merecen ni el abandono ni la condescendencia, sino el m¨¢ximo respeto. Esa generaci¨®n ha sido tremendamente generosa. Se lo debemos. Hoy por ti, ma?ana por m¨ª.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.