Rafael Ferr¨¢ndiz, jefe de bomberos de Madrid: ¡°Estaba convencido de que me mor¨ªa y le ped¨ª a mi esposa que me llevara a casa¡±
Tras permanecer 22 d¨ªas en la UCI, en estado cr¨ªtico por la covid, el mando municipal necesit¨® meses para recuperarse y todav¨ªa sigue en rehabilitaci¨®n
A Rafael Ferr¨¢ndiz le cuesta hablar de su enfermedad, la que estuvo a punto de costarle la vida. El jefe de bomberos del Ayuntamiento de Madrid, de 61 a?os, 38 de ellos en el cuerpo, se le quiebra la voz, hace alguna pausa para poder seguir y reconoce que la covid le ha hecho amar a¨²n m¨¢s la vida. El virus le hizo permanecer 22 d¨ªas en la unidad de cuidados intensivos (UCI), donde le sedaron y lleg¨® a permanecer en estado cr¨ªtico. ¡°A mi mujer le dijeron que fuera al hospital y que se despidiera de m¨ª. Pero ella, que es m¨¦dico, les dijo que ni de broma, que era bombero y que estaba en mi sangre el luchar¡±, recuerda. El tiempo le ha dado la raz¨®n.
Rafael Ferr¨¢ndiz es un madrile?o de cuarta generaci¨®n, nacido y criado en la Ciudad de los ?ngeles, en el distrito de Villaverde. Al principio de la pandemia, se enfrent¨® junto con su gente (1.470 bomberos y 80 administrativos) a un enemigo desconocido y sin saber qu¨¦ medidas de seguridad ten¨ªan que adoptar. ¡°Fueron momentos muy malos, porque nuestra obligaci¨®n era proteger a los ciudadanos, pero tambi¨¦n no poner en riesgo al personal¡±, explica el mando. La primera prueba de fuego fue la residencia de mayores Monte Hermoso ¡ªla primera en la que hubo muertes en la capital¡ª y sali¨® bien. ¡°Cuando pasaron 15 d¨ªas y todos los que entraron estaban bien, vimos que aquello hab¨ªa que atacarlo con mucha protecci¨®n¡±, a?ade.
El tiempo fue pasando y cada vez se conoc¨ªa m¨¢s sobre el virus: ¡°Esos primeros meses fueron de una actividad enorme. Est¨¢bamos tan enfrentados al problema que trabaj¨¢bamos las 24 horas del d¨ªa¡±, relata. Al cabo de los meses, el contagio le lleg¨® a Ferr¨¢ndiz el 28 de diciembre de 2020, justo el d¨ªa que se pon¨ªan las primeras vacunas a mayores en Espa?a. Llev¨® a su hija al hospital de Sanchinarro a que se hiciera una prueba de la covid y, error suyo, permaneci¨® dos horas en la sala de espera. ¡°Mi mujer siempre dec¨ªa que hab¨ªa que alejarse de estos lugares, que tendr¨ªa que haber esperado en la calle o en el coche. Esas dos horas que estuve all¨ª las pas¨¦ junto a gente que estaba tosiendo y con fiebre. Seguramente que me contagi¨¦ de ellos¡±, a?ade.
Los primeros d¨ªas del contagio los pas¨® con algo de febr¨ªcula y con cierto cansancio, vigilado en todo momento por su mujer. ¡°Lo tiene todo: es mujer, es esposa y es m¨¦dico. Ha sido mi ¨¢ngel de la guarda desde siempre¡±, afirma. Pero con el coronavirus, lo cr¨ªtico llega a partir de noveno d¨ªa: ¡°El virus decide si se queda o te sigue atacando. As¨ª me lo dijo mi mujer y fue premonitorio¡±. Y este ¨²ltimo extremo fue el que sufri¨® Ferr¨¢ndiz. A partir de ese d¨ªa, la saturaci¨®n de ox¨ªgeno en los pulmones fue bajando hasta situarse en un 90%, lo que significa que hab¨ªa neumon¨ªa. Ingres¨® en la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, donde fue empeorando seg¨²n pasaban los d¨ªas y el virus se hac¨ªa m¨¢s y m¨¢s fuerte. ¡°Yo me encontraba agotado. Todo el a?o hab¨ªa sido muy duro y, ante tanto trabajo, debieron bajar mis defensas y el virus lo aprovech¨® para darme ca?a¡±, asegura.
En la UCI pas¨® Nochevieja, Reyes e incluso el temporal Filomena y vio c¨®mo Madrid se paralizaba: ¡°Me dio mucha rabia porque me apetec¨ªa estar currando¡±. Tan solo ten¨ªa el tel¨¦fono m¨®vil y la conexi¨®n a internet desde la que le¨ªa el estado en el que la borrasca dej¨® la ciudad.
Traqueotom¨ªa y sedaci¨®n
A los pocos d¨ªas, los m¨¦dicos le dieron la mala noticia. Ten¨ªan que sedarle y practicarle una traqueotom¨ªa, porque la neumon¨ªa iba cada vez a peor. En los 22 d¨ªas que estuvo sedado, pas¨® por tres UCI distintas. ¡°Tuve sue?os muy raros en los que las auxiliares y las enfermeras, que al igual que todo el equipo m¨¦dico se ha portado de manera excepcional, se convert¨ªan en ¨¢ngeles¡±, explica Ferr¨¢ndiz.
En ese periodo, le hicieron hasta nueve pronaciones ¡ªcolocaci¨®n lateral para luchar contra la neumon¨ªa¡ª. En la quinta, fue en la que avisaron a su mujer para que se despidiera de ¨¦l. La respuesta de la esposa fue que los bomberos son ¡°m¨¢s duros que el pedernal¡± y que siguieran con toda la fuerza del tratamiento, que responder¨ªa s¨ª o s¨ª.
La mujer llevaba raz¨®n y el tiempo corr¨ªa a su favor. A los d¨ªas, Ferr¨¢ndiz reaccion¨®. Se despert¨® en medio de una noche ¡°inm¨®vil, sin o¨ªr nada¡± y sin que nadie le escuchara, pese a sus intentos de hablar. Pero no articulaba palabra al tener la traqueotom¨ªa. ¡°Durante dos d¨ªas no me enteraba de nada de lo que ocurr¨ªa a mi alrededor. Llegu¨¦ a pensar que me mor¨ªa. Intentaba mover la cabeza, pero nadie me hac¨ªa caso¡±, recuerda con cierta voz quebrada el jefe de bomberos, que para la conversaci¨®n para tomar aire y no emocionarse.
En ese tiempo tambi¨¦n se le pas¨® por la cabeza que estaba solo en la habitaci¨®n porque, adem¨¢s de estar aislado por la covid, estaba al borde la muerte, que le tocaba despedirse de todos y no contagiar a nadie m¨¢s.
¡°Sigue luchando¡±
Lo primero que le dijo a su mujer, eso s¨ª con mucha dificultad, era que le llevara a casa, que se estaba muriendo. Su esposa fue m¨¢s directa: ¡°S¨¦ que est¨¢s luchando por c¨®mo eres. Prom¨¦teme que vas a seguir haci¨¦ndolo y que no te vas a rendir¡±.
Las palabras de su pareja dieron un vuelco a la situaci¨®n por la que pasaba el jefe de bomberos. ¡°A partir de ah¨ª decid¨ª que ten¨ªa que ser como soy yo. Hab¨ªa que ser muy positivo en los momentos de adversidad¡±, explica. ¡°Cuando empec¨¦ a ser consciente, les ped¨ª a las enfermeras y a las auxiliares que vinieran a verme, que me hablaran aunque yo no pudiera decirlas nada. Sab¨ªa que no pod¨ªa porque estaban a tope de trabajo, pero no quer¨ªa estar solo¡±.
Uno de los momentos m¨¢s duros fue cuando tuvo que recorrer los dos metros entre la cama y el cuarto de ba?o: ¡°Para m¨ª fue como subir el Everest. Cuando me mir¨¦ en el espejo, vi un esqueleto absolutamente delgado, lleno de pellejos, sin un solo m¨²sculo frente a lo que era un cuerpo de bombero, muy fibroso¡±, explica. ¡°Parec¨ªa que no pintaba ya nada en la vida, pero hab¨ªa que ser positivo y darme fuerzas¡±.
La recuperaci¨®n necesit¨® meses y meses de fisioterapia, de alguna visita al psiquiatra e incluso de pasar por el quir¨®fano por una calcificaci¨®n que sufri¨® por la inactividad corporal. Tuvo que aparcar algunas de sus aficiones, como el buceo. Un andador y el pasillo de su casa fueron las herramientas para iniciar su recuperaci¨®n. Al principio, todo le causaba dolor, mezclado con cierta impotencia, que venci¨® gracias al amor propio y a la ayuda de los suyos .
Su capacidad pulmonar se qued¨® en los peores momentos al 20%. Sus compa?eros le hicieron m¨²ltiples v¨ªdeos de apoyo, en los que particip¨® incluso el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida. Y los juntaron en uno de hora y media, que est¨¢ lleno de testimonios de muchos compa?eros: ¡°Me he dado cuenta de que tengo muchos amigos, de la gran cantidad de gente que me aprecia y que me rodea¡±. Lo que todav¨ªa no ha podido leer es el diario que escribi¨® su esposa, en el que se resume toda la evoluci¨®n del contagio.
¡°Ya me encuentro muy bien, pero s¨¦ que puedo estar mejor. Sigo con rehabilitaci¨®n. Tengo fe en que el tiempo corre a mi favor y que ser¨¦ capaz de ponerme al 100%. Eso s¨ª, debe haber un mensaje claro en todo esto: si te vacunas, te puedes ahorrar todo lo que he vivido yo. Y a toda esa gente que est¨¢ luchando le dir¨ªa que se puede conseguir, como ha sido mi caso¡±, afirma rotundo Ferr¨¢ndiz, que confiesa otro cambio a ra¨ªz de la covid. ¡°Ahora me gusta much¨ªsimo el dulce¡±, bromea.
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