Una mujer muere estrangulada mientras estaba atada a la cama en una residencia que recibe una multa de 25.000 euros
La fallecida se asfixi¨® con las sujeciones de su cama en un hogar de mayores que ha sido sancionado por la Comunidad de Madrid porque le ocult¨® el suceso, el tercero en solo cuatro a?os
Una madrugada hace tres meses, las auxiliares del turno de noche en la residencia Pe?uelas detectaron algo extra?o en la habitaci¨®n de una residente durante su segunda ronda, a las 3.20. La mujer se hab¨ªa movido tanto que su cabeza hab¨ªa llegado a la mitad de la cama y la sujeci¨®n abdominal estaba cerca del cuello. Comprobaron que estaba consciente y estable. La reincorporaron y continuaron su trabajo visitando otros dormitorios. M¨¢s tarde, a las 6.10, durante su tercera ronda, volvieron a la misma estancia. Vieron el cuerpo descolocado de nuevo. Esta vez, encontraron que la atadura le hab¨ªa oprimido el cuello. Su piel ten¨ªa una coloraci¨®n amarillenta. Ya no respiraba.
La muerte de P. C. G. se produjo el martes 11 de abril en ese hogar de mayores cercano al centro de la capital, en el distrito de Arganzuela. La residencia inform¨® a Alfonso, hijo de la fallecida, a la Polic¨ªa y al juez, como manda el protocolo. La familia de la residente, que hab¨ªa autorizado el uso de las sujeciones, no tom¨® medidas. Otras familias trataron de convencerles para que hablaran con la prensa, pero fue in¨²til. ¡°Una persona que hizo de interlocutora nos dijo que no iban a hacer nada¡±, dice Leonor S¨¢nchez, la hermana de otra residente. As¨ª, en silencio y sin que salgan a la luz, se producen con frecuencia un n¨²mero indeterminado de muertes por sujeciones en las residencias de Espa?a, que es considerado el pa¨ªs desarrollado que m¨¢s abusa de las ataduras.
El espeluznante suceso habr¨ªa pasado al olvido de no haber sido porque EL PA?S ha descubierto que la Comunidad de Madrid subi¨® a una web oficial el mes pasado una sanci¨®n a Aralia, la empresa privada que gestiona esta residencia p¨²blica. La multa es de 24.851 euros con 66 c¨¦ntimos. El motivo no es la muerte violenta, que est¨¢ siendo investigada por la Fiscal¨ªa, sino el ocultamiento de lo sucedido a las autoridades auton¨®micas, una infracci¨®n grave.
La Comunidad se enter¨® del fallecimiento, seg¨²n detalla el documento, ¡°por informaci¨®n ajena al centro¡±. El contrato estipula que Aralia debe informar a la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales el mismo d¨ªa en que se produzca una incidencia significativa que afecte a los usuarios, como es el caso de una presunta muerte violenta. Los hechos descritos al principio de este art¨ªculo son los que relat¨® d¨ªas m¨¢s tarde por escrito el propio director de la residencia en una respuesta a la Consejer¨ªa, dando explicaciones sobre lo sucedido.
El uso de las sujeciones es legal en Espa?a siempre que se cumplan una serie de pautas como el consentimiento informado a los familiares o la prescripci¨®n de un m¨¦dico, que aparentemente se daban en este caso. Adem¨¢s, la Fiscal¨ªa considera que los principios que deben orientar el uso de las correas son la ¡°excepcionalidad, proporcionalidad, provisionalidad y prohibici¨®n de exceso¡±.
Lo probable es que la Fiscal¨ªa archive el caso de Pe?uelas si comprueba que exist¨ªan los dos documentos, el de la familia y el del m¨¦dico, dice Emilio Fari?a, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria que ha investigado los ¡°accidentes¡± causados por sujeciones. Como otros expertos, Fari?a, pide un endurecimiento legal para acabar con la ¡°cultura de atar¡±.
Sin embargo, con las normas actuales es posible apreciar indicios de delito, opina el doctor Antonio Burgue?o, una autoridad en la lucha contra las sujeciones. ¡°Se ve que hay riesgo de muerte, pero no se hace nada, lo que ser¨ªa abandono del cuidado debido¡±, dice Burgue?o, que dirige el programa Desatar de la confederaci¨®n de asociaciones de mayores Ceoma.
¡°Es triste leer que lo que interesa es la multa y no la dram¨¢tica muerte de una persona objeto de un delito¡±, dice Burgue?o. ¡°No es admisible que una persona duerma atada en una residencia. Esa mujer muere intentando zafarse de unas ataduras que no comprende y que no admite. Muere de forma violenta, pues atar es violencia y violencia es ver que est¨¢ intentando zafarse de las sujeciones y dejarla tres horas m¨¢s luchando hasta que muera¡±.
Tratando de evitar la multa, la residencia Pe?uelas aleg¨® en mayo que consideraba que no cab¨ªa calificar los hechos como ¡°asfixia por sujeci¨®n¡± porque el fallecimiento no ten¨ªa un diagn¨®stico certero. La Consejer¨ªa desestim¨® esta explicaci¨®n porque dos d¨ªas despu¨¦s del suceso la propia residencia hab¨ªa descrito con detalle y sin ponerlo en duda que la mujer se hab¨ªa estrangulado con la sujeci¨®n.
Esta residencia es una habitual en los medios de comunicaci¨®n a causa de los desprop¨®sitos m¨¢s variados. Errores en la medicaci¨®n, aver¨ªas del aire acondicionado en medio de una ola de calor, maltratos, falta de personal... Desde 2016, Pe?uelas ha sido sancionada por la Comunidad al menos siete veces por importes que ascienden a m¨¢s de 125.000 euros.
Muertes silenciosas
Probablemente, el suceso de Pe?uelas nunca habr¨ªa salido a la luz si Aralia hubiera informado a tiempo a la Comunidad. No es la primera vez que este peri¨®dico reporta muertes de este tipo de las que tiene conocimiento de manera indirecta. El a?o pasado, fueron publicadas informaciones sobre dos casos semejantes en Madrid, en 2019 y 2021, de los que solo se tuvo noticia gracias a terceros.
Ni Polic¨ªa, ni Fiscal¨ªa, ni Comunidad de Madrid comunican estos sucesos a los medios; las residencias tampoco los dan a conocer porque, entienden, da?an su imagen; y las familias optan a menudo por pasar p¨¢gina, quiz¨¢s por un sentimiento de culpa, ya que son los parientes quienes deben autorizar el uso de las correas. Un portavoz de la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales no ha respondido a la pregunta sobre cu¨¢ntos fallecimientos de este tipo se han producido en residencias desde 2019. Por otro lado, la Fiscal¨ªa General del Estado carece de datos sobre estos decesos. Esto se explica, dice un portavoz, porque ¡°en las estad¨ªsticas no se reflejan las circunstancias de las muertes y resulta imposible detallar las circunstancias de cada asunto¡±.
La ausencia de datos dificulta la lucha de los activistas contra las sujeciones. Ceoma lleva 19 a?os concienciando sobre los da?os f¨ªsicos y psicol¨®gicos en los mayores atados (¨²lceras, atrofia muscular, traumas, aumento de la incontinencia, mayor probabilidad de infecciones urinarias, mayor agitaci¨®n en personas con trastornos cognitivos). Las muertes se producen porque los mayores se angustian y tratan de liberarse.
M¨¢s de 300 residencias de toda Espa?a se han sumado a los programas de erradicaci¨®n de Ceoma y otro grupo, la Fundaci¨®n Cuidados Dignos. Es una cifra peque?a teniendo en cuenta que operan m¨¢s de 5.500 centros de este tipo. La Consejer¨ªa de Asuntos Sociales madrile?a dice que en 2022 sus inspectores iniciaron un plan especial de comprobaci¨®n, seguimiento y reducci¨®n de sujeciones.
¡°Mal visto¡± en otros pa¨ªses
El doctor Burgue?o lamenta que se sigan dando sucesos de este tipo, a pesar de que cada vez m¨¢s autoridades respaldan la tolerancia cero contra las sujeciones, como es el caso del Ministerio de Asuntos Sociales, la Fiscal¨ªa General del Estado o la Sociedad Espa?ola de Geriatr¨ªa. ¡°Ahora todos hablan de atenci¨®n libre de sujeciones. Nosotros lo propusimos hace 20 a?os¡±.
La doctora Ana Urrutia, presidenta de Cuidados Dignos, lamenta el ¡°poco impacto¡± de estas noticias. ¡°Es un hecho grav¨ªsimo que una persona muera as¨ª y no salga a la luz. Este sigue siendo un tema al que no se le da importancia en nuestro pa¨ªs. En otros pa¨ªses el uso del cintur¨®n est¨¢ ultra regulado y muy mal visto. Por ejemplo, en Inglaterra es vergonzante¡±.
Estas organizaciones advierten de que las ataduras son innecesarias, contra lo que creen otros que las ven como un mal necesario para evitar ca¨ªdas. Los hogares de mayores que las han eliminado recurren a alternativas como por ejemplo camas a ras de suelo o salas de relajaci¨®n. ¡°Si esas auxiliares hubieran sido entrenadas, en la primera ronda le habr¨ªan soltado la correa y habr¨ªan averiguado la causa del malestar¡±, dice Urrutia, ¡°quiz¨¢s sent¨ªa necesidad de ir al ba?o o alguna molestia. Podr¨ªan haberla tratado de calmar dando un paseo¡±.
Otra soluci¨®n es un aumento de la vigilancia, pero esta residencia carece del personal suficiente, seg¨²n m¨²ltiples quejas de las familias. Como dice Leonor S¨¢nchez, la mujer que intent¨® contactar con los familiares de la fallecida: ¡°En Pe?uelas lo raro es que no pasen m¨¢s cosas¡±.
?Tienes m¨¢s informaci¨®n? Contacta al autor a fpeinado@elpais.es o por Twitter a @FernandoPeinado
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