En la Ca?ada Real los techos a¨²n gotean tras la dana: ¡°Estuve dos d¨ªas sacando el agua con cubeta¡±
Ancianos encerrados en sus casas, ni?os sin ir al colegio y techos podridos son algunos de los estragos que dejan las lluvias en el asentamiento ilegal m¨¢s grande de Europa.
Los habitantes de Ca?ada Real ¡ªel asentamiento ilegal donde miles de personas viven sin luz ni agua desde hace tres a?os¨C recordar¨¢n la dana que azot¨® Madrid cada vez que vean al techo: cinco d¨ªas despu¨¦s, algunos tejados a¨²n gotean. Las chabolas de madera absorbieron el agua del temporal y comenzaron a ceder hasta convertirse en coladeros; los caminos de barro se convirtieron en un pantano que cort¨® el acceso por dos d¨ªas a hogares con adultos mayores.
Antonio Cuesta, de 72 a?os, vive en Ca?ada Real desde 1982. Una enfermedad cardiaca lo obliga a usar un respirador desde hace 10 a?os, al menos dos horas diarias, pero su casa no tiene flujo el¨¦ctrico, as¨ª que debe apa?arse con un generador que funciona con gasolina.
El lunes pasado, tras el paso de las lluvias que convirtieron la carretera en un lodazal, no pudo salir a comprar el combustible. El carro cisterna que lo abastece semanalmente tampoco pudo entrar hasta su casa. Sin agua potable y sin electricidad pas¨® una de las noches m¨¢s largas que pueda recordar. ¡°Es incre¨ªble que estemos viviendo esto a 14 kil¨®metros de la Puerta del Sol¡±, denuncia el anciano.
Un hombre que vive al lado de Cuesta, denuncia que su hijo no ha comenzado a¨²n el ciclo escolar porque el estado de la carretera es intransitable para su coche y deben caminar siete kil¨®metros hasta la parada de la ruta escolar.
A pocos kil¨®metros de all¨ª, en el sector seis, donde la mayor¨ªa de las casas son retazos de madera pegados, los habitantes narran la angustia que sintieron durante el temporal: ¡°Yo pens¨¦: madre m¨ªa, se me cae la casa encima¡±, recuerda Mari, mientras ense?a las filtraciones en la cocina rodeadas por una mancha caf¨¦ de humedad. Relata que puso cubetas bajo las goteras para evitar que se inundara la casa: ¡°Los dos d¨ªas que estuvo lloviendo, yo estuve tirando el agua¡±. Otra vecina relata que tuvo que ¡°empacar la ropa en bolsas y guardarlas en el coche¡± para salvarlas de la tempestad.
Tres d¨ªas despu¨¦s de la dana, en la Ca?ada Real no se reponen del susto, pues viven con el miedo de que se les ¡°venga el techo encima¡±, como dice una vecina mientras se?ala sobre su cabeza dos placas de madera que fungen como tejado y de las que, en la tarde del jueves, a¨²n emanaban goteras.
La Ca?ada Real parece m¨¢s una escombrera que un barrio. Las chabolas de los sectores cinco y seis fueron declaradas ilegales por el Gobierno, lo que desencaden¨® un pleito entre los vecinos que piden el realojamiento y la Administraci¨®n que prefiere el desalojo. Algunos que se han ausentado unos d¨ªas de sus casas, se han encontrado con una monta?a de escombros al regresar. Las familias hacen guardias para no dejar la casa sola ante los bulldozers que merodean. En esta zona donde abunda el comercio de drogas y el desempleo, casi nadie quiere responder preguntas, mucho menos dar su nombre o mostrar su rostro ante la c¨¢mara.
La marginaci¨®n administrativa y geogr¨¢fica de este sector repercute en que, frente a un caso de emergencia, la Administraci¨®n no brinde auxilio a esta comunidad. A los afectados solo les queda lo que las organizaciones ben¨¦ficas puedan hacer por ellos.
Conrado Gim¨¦nez (60 a?os) es el presidente de la Fundaci¨®n Madrina, que desde 2020 asiste a la poblaci¨®n m¨¢s golpeada del sector, una labor que le ha generado problemas con el Gobierno auton¨®mico: ¡°Me acusan porque estoy ayudando a un asentamiento ilegal¡±, afirma el hombre de 60 a?os, a quien muchos en la Ca?ada Real le dicen cari?osamente ¡°padre¡±. ¡°Al Gobierno no le interesa que les hagamos la vida m¨¢s f¨¢cil porque lo que quiere es que se vayan¡±, subraya.
Una caravana de la fundaci¨®n compuesta por una furgoneta Sprinter, un Jeep Wrangler y una Ford recorrieron este el jueves el sector seis y el Galeana de Ca?ada Real, equipados con agua, leche, mantas, cobijas y pa?ales.
Apenas entran en la zona, una madre que carga a su hijo en un brazo, agita el que le queda libre para llamar la atenci¨®n de la camioneta: ¡°Aqu¨ª Conrado, aqu¨ª¡±, grita la mujer a la orilla de la v¨ªa. El hombre detiene el coche y hace de ese el primer punto de entrega de enseres. Primero los alimentos y despu¨¦s las mantas. Cuando se abren las puertas de la furgoneta, las madres que se amontonan con sus hijos en brazos enumeran las desgracias para conmover a los voluntarios. ¡°Yo tengo dos ni?os¡±, dice una. ¡°A m¨ª se me mojaron las mantas¡±, reclama otra.
Esta misma ONG socorri¨® al anciano Cuesta y su esposa Alicia Castro (79 a?os) con bidones de agua potable y gasolina para el generador el¨¦ctrico, cuando la dana les impidi¨® salir de su casa el pasado lunes. Gim¨¦nez tiene un rosario de historias para dimensionar la degradaci¨®n en la que se sume Ca?ada Real. ¡°Las ratas les muerden la cara a los ni?os mientras duermen¡±, narra.
En la ¨¦poca de mayor ocupaci¨®n, los sectores cinco y seis de Ca?ada Real ten¨ªan m¨¢s de 7.000 habitantes ¡ª2.500 de ellos, menores de edad¡ª provenientes de 17 pa¨ªses. Actualmente, la Fundaci¨®n Madrina calcula que hay cerca de 3.000 personas en el sector seis, despu¨¦s de 300 desalojos. ¡°Esto parece la ONU¡±, dice con gracia un dominicano, mientras limpia su coche. Los migrantes llegan atra¨ªdos por los bajos precios de alquiler, as¨ª lo afirma una migrante de Puerto Ordaz (Venezuela), que paga 200 euros por una parte de una bodega donde vive con seis familiares.
El corte de la electricidad en Ca?ada Real ha generado un conflicto entre el Gobierno central y la Uni¨®n Europea. Bruselas ha se?alado a Espa?a por violar la Carta Social Europea y vulnerar los derechos humanos de quienes viven en este asentamiento. El Defensor del Pueblo tambi¨¦n pidi¨® la concesi¨®n de licencias urban¨ªsticas municipales especiales para proporcionar suministro el¨¦ctrico antes de que comenzara el invierno pasado, una de las ¨¦pocas m¨¢s duras para los habitantes de la Ca?ada Real por el fr¨ªo. Pero hasta ahora, ni la Comunidad de Madrid -que dice que es ¡°t¨¦cnicamente imposible¡±-, ni los ayuntamientos de Madrid y Rivas-Vaciamadrid, ni el propio Gobierno central, que son los que tienen las competencias administrativas sobre la Ca?ada Real, han cumplido.
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