Una oficina abandonada, un chalet o un taller, cualquier sitio es bueno para una selva de marihuana

El pasado mi¨¦rcoles 17, una patrulla de la polic¨ªa municipal se encontraba en la calle de la Secoya de Madrid, en Carabanchel, comprobando una queja vecinal por el tr¨¢nsito de veh¨ªculos en direcci¨®n contraria. Se trataba de una intervenci¨®n rutinaria en un anodino pol¨ªgono en el que hay un concesionario, una gasolinera y una tienda de muebles al por mayor. La misi¨®n de la patrulla cambi¨® cuando un repartidor se aproxim¨® a los agentes y les indic¨® una esquina: ¡°All¨ª huele a marihuana¡±. Ninguno de los agentes esperaba acabar ese operativo sumergidos en una selva psicotr¨®pica con casi 800 plantas de hasta dos metros con un embriagador olor.

Se trata del ¨²ltimo golpe contra las plantaciones interiores en Madrid, una regi¨®n que representa el 5% de las 126 toneladas de marihuana que en 2022, ¨²ltimo a?o con datos disponibles, se destruyeron en Espa?a, l¨ªder mundial en producci¨®n de esta droga. Esto suma seis toneladas incautadas en la comunidad ese a?o, muy por encima de la tonelada intervenida solo cuatro a?os atr¨¢s, en 2018. ¡°El aumento de los delitos contra la salud p¨²blica responde no solo por la venta al por menor de cualquier tipo de sustancia sujeta a fiscalizaci¨®n, sino tambi¨¦n por el continuo desmantelamiento de plantaciones de hach¨ªs y marihuana, que se han extendido por gran parte de la Comunidad de Madrid, bajo techado y, en alg¨²n caso, en lugares subterr¨¢neos¡±, reza la ¨²ltima memoria de la Fiscal¨ªa. Las causas que gestion¨® el ministerio p¨²blico en la regi¨®n por delitos contra la salud p¨²blica pasaron de 2.655 a 3.050, lo que supone un aumento del 15%.

Sin embargo, los datos actuales reflejan un importante descenso en la producci¨®n en los ¨²ltimos tres a?os, debido, principalmente, a los golpes que se han dado a macroplantaciones en la Ca?ada Real. Fue en 2020 cuando la Comunidad de Madrid vivi¨® una explosi¨®n de producci¨®n de marihuana y lleg¨® a acaparar el 25% de las 60 toneladas que ese a?o se intervinieron en toda Espa?a. En plena pandemia, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado intervinieron 25 toneladas solo en la regi¨®n. Ahora, tambi¨¦n hay que vigilar los lugares m¨¢s insospechados, como los edificios de oficinas.

La plantaci¨®n de Carabanchel no se encontraba bajo tierra, sino en las alturas. Los dos peque?os narcos detenidos hab¨ªan instalado su jard¨ªn en la tercera planta de un bloque de oficinas en desuso, a la que los agentes llegaron haciendo uso de su olfato. Cuando llegaron al piso donde el aroma se intensificaba se quedaron en la puerta y a los diez minutos sali¨® un hombre del montacargas. Se sorprendi¨® al ver a los polic¨ªas, pero no hab¨ªa posibilidad de escapatoria. Aunque al principio farfull¨® que lo que hab¨ªa detr¨¢s de esa puerta era un almac¨¦n de ropa, al abrir tuvo que admitir la realidad ante los agentes. Dentro, estaba su compinche, que se hab¨ªa quedado en el jard¨ªn il¨ªcito haciendo labores de vigilancia.

Ambos aseguraron que era la primera vez que de dedicaban a esto. Un oficial que accedi¨® a la plantaci¨®n calcula que tuvieron que hacer una inversi¨®n de unos 50.000 euros en esas instalaciones. ¡°Tuvieron que forrar todo el interior, implantar un sistema de ventilaci¨®n, colocar las lamparas para que den luz y calor las 24 horas...¡±, enumera el polic¨ªa. Este agente cree que era la primera cosecha de estos dos ¡°peque?os emprendedores¡± de la droga, con lo que no les dio tiempo ni a recuperar la inversi¨®n.

Por su experiencia previa en este tipo de instalaciones, el oficial tambi¨¦n opina que iban a vender su producto a un gran proveedor que despu¨¦s lo distribuye internacionalmente. Pero lo que m¨¢s sorprendi¨® a este agente fue una innovaci¨®n que solo ha visto en esta plantaci¨®n. En lugar de engancharse de forma ilegal al suministro el¨¦ctrico con cableado, hab¨ªan instalado un microchip en el cuadro de contadores para desviar la corriente. Una elevada sofisticaci¨®n para pasar aun m¨¢s desapercibidos. A principios de mes, la Guardia Civil desmantel¨® una red de plantaciones entre Madrid y Toledo con un millar de plantas que contaba incluso con sensores de movimiento.

La clave para eludir miradas ajenas es buscar sitios aislados o que pasen desapercibidos, aunque no siempre es posible. En agosto del a?o pasado, la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional desmantelaron una plantaci¨®n con 1.400 plantas en un chalet de lujo en Villalbilla , un municipio al este de Madrid de 13.000 habitantes. A pesar de que no se encontraban en el meollo de un n¨²cleo urbano, siempre hay alguna mirada indiscreta que da la voz de alarma. Lo mismo sucedi¨® en otra operaci¨®n hace poco m¨¢s de un mes, esta vez s¨ª en la capital. El cuerpo municipal y la Polic¨ªa Nacional descubri¨® una plantaci¨®n con 900 cogollos en un antiguo taller mec¨¢nico de Usera. Su propietario, un hombre de 51 a?os, hab¨ªa reconvertido el negocio y se hab¨ªa metido a jardinero.

Otras veces, este negocio il¨ªcito se destapa fruto de la casualidad. En diciembre, una llamada por un posible caso de violencia de g¨¦nero destap¨® una plantaci¨®n casera, con aspiraciones a m¨¢s, en un piso en Aluche. Los vecinos alertaron de que una mujer pod¨ªa estar siendo v¨ªctima y al acudir a la vivienda, los polic¨ªas nacionales hallaron 300 plantas en su interior, con una compleja instalaci¨®n de luz, riego y ventilaci¨®n.

¡°Antes solo de dedicaban a esto las grandes organizaciones, ahora cada vez vemos m¨¢s casos como este ¡ªel de la nave de Carabanchel¡ª y tambi¨¦n incluso particulares en sus casas que buscan as¨ª un modo r¨¢pido y arriesgado de ganar dinero¡±, recalca el oficial. ¡°Es necesario destacar la importancia que han adquirido las plantaciones de cannabis, siendo Espa?a uno de los principales productores de dicha sustancia. As¨ª, se han multiplicado los procedimientos penales en los que se investigan redes o grupo criminales que distribuyen la sustancia dentro del territorio nacional y hacia el extranjero, bien sea en paquetes postales o en camiones de mercanc¨ªas, con simulaci¨®n de operaci¨®n de comercio internacional¡±, abunda la memoria de la fiscal¨ªa. Cualquiera puede meterse a jardinero, eso s¨ª, contando con el riesgo de ser descubierto y juzgado por plantar las semillas que no debe.

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