El ¡®fen¨®meno cabin¡¯ o por qu¨¦ todo el mundo ans¨ªa vivir en una caba?a
Tras la pandemia, la necesidad de conexi¨®n con la naturaleza ha aumentado a trav¨¦s de experiencias, pero tambi¨¦n en libros y decoraci¨®n del hogar. Las b¨²squedas sobre caba?as y casas de madera y prefabricadas se han triplicado
Con casi cuatro millones de entradas bajo la etiqueta #cabin tan solo en Instagram, y m¨¢s de mil millones de visualizaciones en TikTok, no es de extra?ar que este fen¨®meno sea una de las principales obsesiones de internet. Pero empecemos por el principio. Desde la Edad de Piedra las caba?as forman parte de la historia de la humanidad; es la faceta m¨¢s primitiva y m¨¢s esencial del ser humano, conect¨¢ndole con la naturaleza y la tierra. En el siglo I, Vitruvio, arquitecto de Julio C¨¦sar durante el Imperio Romano y autor del tratado m¨¢s antiguo de arquitectura que se conoce, introdujo el concepto que hoy d¨ªa existe de caba?a, definiendo el refugio en la naturaleza para desconectar.
Henry David Thoreau, ya en el siglo XIX, hizo que desde entonces todo el mundo ans¨ªe tener una experiencia Walden alguna vez en la vida. Escapar de la rutina o la ciudad y conectar la soledad del hombre con el bosque: esa es la clave. ¡°Fui a los bosques porque quer¨ªa vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos de la vida y ver si pod¨ªa aprender lo que ella ten¨ªa que ense?ar¡±, escribir¨ªa en su diario. Han sido mito en la literatura y el arte, ensalzando la idea de la caba?a del escritor, ese peque?o refugio donde dar rienda suelta a la tinta. Muchas de las grandes obras del propio Thoreau, Gustav Mahler o Virginia Woolf se escribieron en casas de aperos o refugios de madera.
En Caba?as para pensar, Eduardo Outeiro Herre?o (Fundaci¨®n Luis Seoane, 2011) y varios autores reflexionan sobre la relaci¨®n entre la intimidad, la creatividad y los espacios naturales de escritores, m¨²sicos o arquitectos a lo largo de la historia. Tambi¨¦n ha sido un reto para arquitectos como Le Corbusier, que en la d¨¦cada de los cincuenta del siglo pasado concibi¨® Le Cabanon, su peque?o palacio en la costa francesa, como ¨¦l lo denominaba ¡ªhoy uno de sus proyectos reconocido por la Unesco¡ª. Pero es con el nacimiento de internet cuando las caba?as se convierten en un s¨ªmbolo de aspiraci¨®n para la mayor¨ªa de los que viven entre cemento y asfalto.
Cabin Porn, la Biblia
En 2009, el a?o del boom de las redes sociales, cuando WhatsApp era un beb¨¦ tecnol¨®gico y a¨²n no exist¨ªa Instagram, eran Facebook y MySpace quienes dominaban las conversaciones digitales y Tumblr se consolidaba como la principal plataforma de microblogging. Y justo ah¨ª, en ese caldo de cultivo previo a los Me Gusta y los emojis, Zach Klein, consejero delegado de Dwell y cofundador de Vimeo, decidi¨® crear un espacio para una de sus grandes pasiones: las caba?as en el bosque. As¨ª naci¨® Cabin Porn, el precedente del movimiento caba?il de la Red y principal culpable de la obsesi¨®n por las peque?as casas de madera. Con m¨¢s de 10 millones de visitas en su web al mes, comenz¨® una revoluci¨®n que hoy inunda la Red, desconectando virtualmente mientras se hace scroll, deseando estar en una casa de madera desde el otro lado de la pantalla.
En 2016 Cabin Porn dio el salto al mundo editorial y public¨® su primer libro, comisariado por Klein y seleccionando lo mejor de lo mejor entre m¨¢s de 12.000 caba?as que copaban la web en aquel entonces. En 2019, lanzaron Cabin Porn Inside, un segundo volumen dedicado al interiorismo y que consolidaba el movimiento m¨¢s all¨¢ de internet. Desde Taschen a Gestalten, las principales editoriales han convertido este fen¨®meno en un superventas, formando parte de las estanter¨ªas m¨¢s instagrameadas del mundo.
Alrededor de esta euforia caba?il han nacido aplicaciones como Nosili o CampNight que quieren transformar nuestra productividad y sue?o simulando la vida en el coraz¨®n del bosque. Tambi¨¦n proyectos como El club de la caba?a o The Cabin Land exploran ese territorio desde el punto de vista m¨¢s viajero y centrado en el estilo de vida. Incluso en moda y decoraci¨®n, donde el famoso cottagecore o cabincore se han hecho un hueco, creando una est¨¦tica y un estilo visual alrededor del mundo rural y que idealiza la vida en el campo.
Huir de la ciudad tras la pandemia
Pero si internet vive fascinado con las caba?as desde hace m¨¢s de 10 a?os, ?por qu¨¦ ahora estamos obsesionados con vivir en una? ¡°Durante el confinamiento, las personas se pararon y entonces tuvimos un momento para pensar. Vivimos llenos de h¨¢bitos mecanizados y en una sociedad de reglas¡±, comenta la psic¨®loga Ruth Zazo. ¡°Al parar, empezamos a plantearnos qu¨¦ hacer con nuestras vidas y a darnos cuenta de que ten¨ªamos que salir de la rutina y de la norma. Nos adaptamos a un cambio de escenario y empezamos a tener un concepto de vivienda distinto¡±, prosigue, ¡°queremos disfrutar y el espacio en que vivimos adquiere un sentido de placer que antes no exist¨ªa¡±.
Tras el confinamiento de 2020, las b¨²squedas sobre caba?as, alquileres de casas de madera y construcci¨®n de casas prefabricadas se triplicaron respecto a a?os anteriores. De repente, algo hab¨ªa cambiado: la pandemia sac¨® al mundo del bucle productivo y estresante en el que se encontraba, y aliment¨® el deseo de dejarlo todo y volver al campo. Ciudades como Madrid o Barcelona han ido perdiendo habitantes en los ¨²ltimos tres a?os. La materializaci¨®n de esa aspiraci¨®n de la caba?a se hace m¨¢s tangible con el ¨¦xodo de la ciudad que ha ido protagonizando la b¨²squeda de espacios abiertos y conectados con la naturaleza.
Sin embargo, este movimiento no tiene que ver con la Gran Renuncia o Gran Dimisi¨®n, aunque esa huida de las urbes se parezca, y que ha provocado que una avalancha de trabajadores en Estados Unidos deje su empleo. Es un apego mucho m¨¢s interno e ¨ªntimo, una vuelta a las ra¨ªces que pulsa el bot¨®n de resetear para hacer que las personas sean conscientes de lo que les rodea. ¡°La pandemia nos ha ense?ado que se puede vivir mejor, que podemos tomar el control de nuestras vidas¡±, afirma Zazo, quien asegura que ahora ¡°las viviendas peque?as no tienen sentido, y el teletrabajo permite vivir en zonas m¨¢s amigables, con m¨¢s libertad y ox¨ªgeno¡±.
Viviendo en el territorio del FOMO (Fear Of Missing Out Something, el miedo a perderse algo) y de exponer las vidas en Instagram sin limitaci¨®n alguna, es el momento de conectar con la naturaleza y olvidar la productividad impuesta que muchas veces convierte a las personas en m¨¢quinas. En el fondo, el fen¨®meno #cabin no es m¨¢s que la conciencia del regreso al inicio, retomando la vida tranquila de nuestros antepasados.
Pero mucho antes de la pandemia y de esa reconciliaci¨®n con la naturaleza, despu¨¦s de meses encerrados entre cuatro paredes, en 2015 naci¨® la web Getaway, con ese pensamiento de reunirse en equilibrio con el medio ambiente al salir de vacaciones. Escapadas a dos horas de cualquier ciudad que pretend¨ªan cargar las pilas y volver a conectar con el sonido de lo salvaje, en un momento en el que las ciudades crec¨ªan cada vez m¨¢s y el campo se vaciaba. M¨¢s recientemente, Airbnb, haci¨¦ndose eco de las nuevas tendencias en viajes alrededor del mundo tras el confinamiento, ha redise?ado toda la experiencia de sus alquileres vacacionales, dando una mayor visibilidad a alojamientos de este tipo con su comisariado de espacios ¨²nicos. Casas en el ¨¢rbol en Italia, chalets alpinos en Suiza o caba?as r¨²sticas en Finlandia alejadas kil¨®metros de ciudades son algunos de los ejemplos de que este es un negocio en plena expansi¨®n y de que, en realidad, no ha hecho m¨¢s que empezar. Por eso, como bien dec¨ªa Henry David Thoreau, hay que ir al bosque para vivir deliberadamente porque no quer¨ªa vivir lo que no era vida.
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