Rockin¡¯Race: el festival que devuelve Torremolinos a los a?os cincuenta
Tup¨¦s, tatuajes, faldas y la est¨¦tica ¡®pin-up¡¯ son la norma entre las 40.000 personas que se esperan este a?o por un evento que cumple 30 a?os y que programa m¨¢s de 40 conciertos hasta el domingo
El ritmo es fren¨¦tico. Suena Jerry Lee Lewis y una veintena de parejas se lanza a la pista de baile. Proceden de Reino Unido, Estados Unidos, Espa?a o los pa¨ªses n¨®rdicos y tienen en com¨²n su pasi¨®n por la m¨²sica americana de los a?os cincuenta. Son rebeldes glamurosos a los que su est¨¦tica les delata: tup¨¦s engominados, melenas onduladas y coloridas, tatuajes, botas, faldas al vuelo, cors¨¦s y pa?uelos al m¨¢s puro estilo pin-up. Son la norma entre quienes, como ellos, asisten estos d¨ªas al Rockin¡¯Race Jamboree. Es una de las citas m¨¢s atractivas del circuito de festivales de rockabilly en todo el mundo y, por ello, este 2024 se espera a m¨¢s de 40.000 personas durante su cuatro jornadas de duraci¨®n. Con todas las entradas vendidas desde hace semanas, el evento celebra su trig¨¦sima edici¨®n inundando de rock el barrio de La Carihuela. ¡°M¨²sica, buen ambiente, sol, lo tiene todo. Es un gran festival¡±, resume el brit¨¢nico Jamie Oldfield, llegado desde Porstmouth, al sur de Reino Unido, para disfrutar de bandas como Linda Gail Lewis, Los S¨ªrex o The Sufrajettes.
Tras un aperitivo a modo de adelanto durante la noche del mi¨¦rcoles, la jornada inaugural del Rockin¡¯Race Jamboree se celebr¨® con ganas este jueves 1 de febrero en el hotel La Barracuda, epicentro del festival. Alrededor de su piscina, centenares de personas bailaron y disfrutaron de m¨²sica en directo y DJ¡¯s a lo largo del d¨ªa. A media tarde, sobre las 18.00, los asistentes resist¨ªan entregados al baile y a las pintas de cerveza. Bajo sombrillas hawaianas, varios puestos ofrec¨ªan pegatinas, chapas, bisuter¨ªa, cinturones de cuero, camisetas o discos, siempre inspirados en la est¨¦tica de mediados del siglo pasado. ¡°Todo aqu¨ª es genial¡±, se?alaba Jonny, brit¨¢nico de Brighton que, junto a Jennie Cox vend¨ªa jerseys hechos a mano. ¡°Todo es padr¨ªsimo¡±, se?alaba la mexicana Valentina Ram¨ªrez, que hab¨ªa viajado desde Ciudad de M¨¦xico junto a un grupo de amigas. ¡°Lo que m¨¢s me gusta es que este es el ¨²nico festival donde te cruzas con las bandas en el ascensor o en el jard¨ªn y puedes charlar con los m¨²sicos¡±, a?ad¨ªa el suizo Christophe Keller.
Los responsables de todo esto son Guillermo Jim¨¦nez y Vivi Milla. Se conocieron en el instituto Gaona ¡ªen M¨¢laga¡ª cuando ella apenas hab¨ªa escuchado m¨²sica rock, pero s¨ª se sent¨ªa atra¨ªda por la est¨¦tica de las pel¨ªculas de James Dean, su arquitectura, sus escenarios. ?l ten¨ªa ya esos aires roqueros y junto a un grupo de amigos decidieron montar las fiestas que en Torremolinos no hab¨ªa hasta entonces. ¡°Nuestra afici¨®n era el rockabilly y a finales de los ochenta y principios de los noventa ning¨²n grupo ven¨ªa a M¨¢laga, siempre ten¨ªamos que ir nosotros a Madrid o Barcelona¡±, recuerda Jim¨¦nez. Pusieron una cuota, agrandaron su club con conocidos y se lanzaron. El primer evento se celebr¨® en el m¨ªtico pub local Pink Elephant, entonces refugio de mods. No lleg¨® al centenar de personas, pero funcion¨®. ¡°Yo estaba ah¨ª muy perdida, aunque me lo pas¨¦ muy bien¡±, se?ala Milla, que entonces ten¨ªa 17 a?os. Ambos son tambi¨¦n los responsables de Sleazy Records, tienda de discos que resiste en el centro de la capital malague?a y que es, tambi¨¦n, sello discogr¨¢fico con m¨¢s de 500 discos editados.
Johnny Moon, Johnny Clash y Frank Creyente son los alias de algunos de aquellos primeros socios. Proceden desde distintos puntos de Andaluc¨ªa. Con una cerveza en la mano y muchas risas recuerdan c¨®mo poco a poco aquella fiesta fue creciendo. De las dos ediciones del a?o 1996 al paso por distintas casetas del recinto ferial de Torremolinos, hasta que finalmente dio el salto al auditorio y m¨¢s tarde al Palacio de Congresos, donde contin¨²an ahora los conciertos nocturnos. Vivi y Guillermo decidieron que, entonces, era la hora de profesionalizar la gesti¨®n y la pareja se qued¨® al frente de la organizaci¨®n. De eso hace una d¨¦cada. Hoy trabajan en ¨¦l cerca de 70 personas, y en 2019 fue reconocido como el mejor festival del mundo de ra¨ªces americanas en los premios Ameripolitan Music Awards.
Una peque?a California
¡°F¨ªjate que la mayor¨ªa de asistentes es de fuera: eso quiere decir que es un evento relevante¡±, a?ade Frank Creyente, que de las 30 ediciones de Rockin¡¯Race solo se ha perdido tres: la primera, la que se celebr¨® justo cuando naci¨® su hijo y otra m¨¢s. El ¨¦xito es tan grande que las entradas se agotan semanas antes de la celebraci¨®n. Si a ello se suma quienes viajan simplemente para disfrutar de los conciertos gratuitos y el ambiente, se prev¨¦ que este a?o sean unas 40.000 personas las que disfruten del festival. Hay muchos brit¨¢nicos y n¨®rdicos, pero llegan tambi¨¦n desde lugares tan alejados como Canad¨¢, Nueva Zelanda, Brasil o Estados Unidos ¡°y siempre hay muy buen rollo¡±, a?ade otro fijo en la cita, conocido como Perro Loco La Nuit.
¡°Una de las claves ha sido desmarcarnos del verano. Empez¨® as¨ª porque hasta hace poco la costa en invierno era un desierto y todo era mucho m¨¢s barato¡±, explica Guillermo Jim¨¦nez. El de Torremolinos es ya el festival m¨¢s tempranero del a?o de su circuito especializado en rock y uno de los primeros musicales de toda Europa. ¡°Adem¨¢s, tenemos localizaciones que parecen a¨²n de los a?os cincuenta y eso a mucha gente de fuera le fascina. Torremolinos es como una peque?a California¡±, a?ade Vivi Milla. El tiempo, adem¨¢s, siempre respeta. ¡°Parece que tenemos un pacto con el diablo porque nunca nos ha llovido durante el festival¡±, subraya la organizadora. Este jueves amanec¨ªa nublado, pero ese acuerdo hizo que el sol ganase la batalla para regalar un atardecer que decenas de asistentes disfrutaban desde la terraza del hotel, donde la noruega Mary Palm escond¨ªa sus ojos azules tras unas estilizadas gafas de sol. ¡°?Se te ocurre alg¨²n lugar mejor para estar el primer d¨ªa de febrero?¡±, preguntaba con ret¨®rica.
El clima este a?o no es caluroso, pero los 20 grados que se rondan a mediod¨ªa invitan a los asistentes a vestir falda, manga corta o camisa hawaiana. Tambi¨¦n a darse un chapuz¨®n en la piscina o la playa, apenas a unos metros del jard¨ªn de La Barracuda. El hotel est¨¢ tomado por los asistentes al Rockin¡¯Race Jamboree, que agotaron las habitaciones en 36 horas. Tambi¨¦n all¨ª se alojan algunos de los m¨²sicos que componen el completo cartel de cada edici¨®n. Hay fiesta continua durante el d¨ªa, que se compagina con la Plaza del Remo ¡ªa poco m¨¢s de 700 metros de caminata por el paseo mar¨ªtimo de La Carihuela¡ª, donde se programan conciertos gratuitos.
La noche se traslada al auditorio del Palacio de Congresos, con aforo para 5.000 personas y donde suena la m¨²sica de las bandas que encabezan el cartel, como Linda Gail Lewis o Reverend Horton Heat. Los organizadores tambi¨¦n destacan la presencia de nombres como The Sufrajettes ¡ªcombo instrumental nacido en Toronto y formado por cuatro chicas para quienes este ser¨¢ su primer concierto en Europa¡ª o el sonido nacional de Los S¨ªrex. Desde 2023 el ambiente se completa con una carpa ubicada a su entrada. Tra¨ªda desde Holanda, aporta a¨²n m¨¢s car¨¢cter a la cita con sus l¨¢mparas espejo, sus terciopelos y otros muchos detalles de circo cl¨¢sico para amantes del baile. Este s¨¢bado hay adem¨¢s exhibici¨®n de coches cl¨¢sicos, tambi¨¦n en la Plaza del Remo, aunque algunos viejos modelos de Ford, Dodge o Buck llevan ya unos d¨ªas aparcados junto al hotel La Barracuda, punto de encuentro durante cuatro d¨ªas de este incre¨ªble viaje en el tiempo.
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