Cinta, clorofito, malamadre o lazo de amor: una atractiva cascada vegetal con un aguante magistral
Esta popular especie sudafricana crece en cualquier momento del a?o, sus varas pueden medir hasta un metro de largo y tiene peque?as flores blancas. Es una elecci¨®n perfecta para casa y una planta todoterreno: resiste a las plagas, a los descuidos y a distintas situaciones de luz
Un porcentaje bastante considerable de la poblaci¨®n cuida de alguna planta en casa. De todas esas personas, muchas tendr¨¢n o habr¨¢n tenido una cinta (Chlorophytum comosum), la popular especie sudafricana. Con origen en los bosques monta?osos, la cinta conquist¨® casa tras casa por la sencillez de su reproducci¨®n. La planta madre engendra en cualquier momento del a?o unas varas florales de hasta un metro de largo, si no m¨¢s, que se ven adornadas con peque?as flores blancas de seis p¨¦talos. A continuaci¨®n, ese tallo floral genera a su vez unas pl¨¢ntulas que engordan con el paso de los d¨ªas, y que debido a su peso hacen que los tallos descuelguen, si la planta est¨¢ cultivada en una maceta. La planta origina de esta forma una cascada vegetal muy atractiva. Alg¨²n amante de la jardiner¨ªa que pase cerca cortar¨¢ una de estas varas, o solo una de las hijas (?zasca!), y otra casa se ver¨¢ colonizada por esta deliciosa emigrante africana que tantas alegr¨ªas procura a las estancias donde crece.
Como muchas plantas muy cultivadas desde hace siglos, la cinta recibe otros nombres populares como el de clorofito, que es simplemente una castellanizaci¨®n de su t¨¦rmino latino de Chlorophytum. El bot¨¢nico que la clasific¨® no se rompi¨® la cabeza para bautizarla con aquel nombre, ya que significa ¡°planta verde¡±, un apelativo que se podr¨ªa haber dado a cientos de miles de plantas. Otros dos nombres vern¨¢culos hacen referencia a su producci¨®n de hijuelos: malamadre y lazo de amor. Si bien el primero no hace honor a la verdad ¡ªporque la planta alimenta a trav¨¦s de los tallos a sus peque?as hijas¡ª, el segundo es m¨¢s certero, al evidenciar el cuidado que procura la planta madre a toda su prole, como si las varas florales fueran un cord¨®n umbilical que la hacen una con sus hijas. Del ingl¨¦s llega el t¨¦rmino de planta ara?a (spider plant(, por sus gr¨¢ciles hojas arqueadas, como las patas de una ara?a, as¨ª como por su copiosa descendencia. Una descendencia que, por si alguien lo duda, son todos clones de la planta madre.
Gracias a esta proliferaci¨®n tan extraordinaria, la est¨¦tica del clorofito se ve potenciada cuando est¨¢ cultivada en una maceta alta, sobre una banqueta, en un alf¨¦izar o colgada de un techo, lo que da la posibilidad de crear ese efecto frondoso y pendiente que a?aden sus copiosos reto?os. Para conseguir que la cinta crezca sana no hay que hacer gran cosa, m¨¢s all¨¢ de darle una luz intensa, sin sol directo, y agua a voluntad en el periodo de crecimiento, siempre que cuente con buen drenaje para el agua sobrante. Si el sol la alcanza, hay que evitar el de las horas centrales del d¨ªa, que podr¨ªa hacer que sus hojas amarillearan en exceso, acostumbrada como est¨¢ en su lugar de origen a crecer a la sombra tamizada de otras plantas m¨¢s altas. Por eso es una tapizante ideal del suelo en aquellos jardines espa?oles m¨¢s c¨¢lidos, donde no ha de temer los inviernos fr¨ªos. De todas formas, aunque parezca una planta friolera, resiste las heladas siempre y cuando est¨¦ al resguardo de un porche, donde el techado reducir¨¢ el efecto adverso de las noches g¨¦lidas.
Lo que le hace muy apropiada para jardineros principiantes es que tambi¨¦n aguanta una leve sequ¨ªa: eso s¨ª, a costa de su est¨¦tica, porque perder¨¢ una gran cantidad de hojas y su color pasar¨¢ de su verde vivo habitual a uno gris¨¢ceo y mortecino, a la espera del siguiente riego. Esta resistencia se la dan sus ra¨ªces carnosas, tuberosas y blanquecinas que crecen en abundancia bajo tierra, y que act¨²an como ¨®rganos de reserva ante la adversidad de la vida. Esta fortaleza se refleja tambi¨¦n en la tolerancia del clorofito a contaminantes como ciertos metales pesados, el plomo incluido, o al beneficio de contar con una cinta en el interior del sal¨®n, ya que hay muchos estudios que parecen corroborar su efecto ben¨¦fico como purificadora del ambiente al reducir sustancias que polucionan el aire de las casas, como el formaldeh¨ªdo, producido por los propios muebles. Aunque hay mucha controversia con estos estudios de plantas purificadoras, si no aportan estos beneficios est¨¢ m¨¢s que comprobado que aportar¨¢n de otro tipo, sin necesidad de que las plantas pasen por un laboratorio para corroborarlo.
As¨ª que su aguante es magistral, si bien la falta de luz produce hojas verde claro y m¨¢s estrechas y alargadas de lo habitual, que no tendr¨¢n suficiente fuerza incluso para sostenerse. La soluci¨®n entonces ser¨¢ cambiar la planta a una situaci¨®n m¨¢s luminosa. Si aparecieran muchas puntas marrones en las hojas eso podr¨ªa deberse a la falta de agua en alg¨²n momento, por lo que habr¨ªa que aumentar su cantidad. En invierno hay que bajar la frecuencia de riego, porque la misma planta entra en un letargo de crecimiento. Durante esta parada vegetativa con tan solo mantener liger¨ªsimamente h¨²medo el sustrato es suficiente, y se pueden espaciar los riegos mucho. A medida que suban las temperaturas nocturnas, tambi¨¦n se aumentar¨¢n esos riegos, a lo que habr¨ªa que a?adir varios abonados org¨¢nicos en pleno crecimiento, para que la cinta est¨¦ lustrosa.
Esta planta de la familia de los esp¨¢rragos (Asparagaceae) tiene dos variedades variegadas muy conocidas, quiz¨¢s mucho m¨¢s que la planta verde por entero. La primera es Chlorophytum comosum ¡®Vittatum¡¯, con hojas con una banda central m¨¢s ancha de color blanquecino, acompa?ada por l¨ªneas tambi¨¦n centrales de tonos blancos y verde claro, a veces con tonos ligeramente amarillentos en las hojas m¨¢s nuevas. La otra cinta variegada es Chlorophytum comosum ¡®Variegatum¡¯, con hojas verdes con bordes de color crema. Los viveros productores han desarrollado otros cultivares con hojas m¨¢s cortas y rizadas o con unos tonos amarillentos m¨¢s potentes, por lo que se pueden coleccionar distintos clorofitos en casa. Con todas estas cintas de hojas variegadas ¡ªde m¨¢s de un color¡ª es conveniente procurarles mayor intensidad lum¨ªnica si se quieren hojas con m¨¢s toques blanquecinos o amarillentos.
Si las hojas viejas amarillean por completo, y despu¨¦s amarronan, se trata del ciclo natural de renovaci¨®n de la planta, como en cualquier otra, siempre y cuando haya emisi¨®n de nuevas hojas. Cuando se vea que la planta est¨¢ arracimada en la maceta, con una inmensa cantidad de hojas desde el borde, ser¨¢ un buen momento para trasplantarla. Se puede dejar en la misma maceta o pasar a una mayor. En ambos casos, es conveniente descargar ejemplares, para lo que se quitar¨¢n los reto?os que la planta tambi¨¦n produce desde la mata central, al ahijar tambi¨¦n lateralmente, desde el propio sustrato. Incluso hay quien deja solamente un ejemplar en el centro de la maceta, con lo que ser¨ªa un replantado en toda regla. En pocos meses volver¨¢ a copar todo el sustrato.
El clorofito es una elecci¨®n perfecta para la casa. Es resistente a las plagas, a los descuidos, a distintas situaciones de luz¡ Y no tiene tanto glamur como otras plantas, lo que le hace librarse de la banalidad jardinera gracias a la sencillez y vigencia de sus hermosas formas.
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