La semana de la moda de Par¨ªs se desordena para encontrar su individualidad
Miuccia Prada explor¨® en Miu Miu sobre la ropa que define nuestros momentos vitales, Nicol¨¢s Ghesqui¨¨re celebr¨® sus 10 a?os al frente de la l¨ªnea de mujer de Louis Vuitton y Virginie Viard record¨® los inicios en la moda de Coco Chanel
La memoria y la nostalgia no son lo mismo, aunque a veces se nos olvide. Se pueden recordar tiempos pasados sin echarlos de menos, algo casi imposible de pensar no hace tanto, cuando el revival de los primeros dosmil, la moda conocida como 2YK, lo impregnaba todo, romantizando una ¨¦poca en la que ser mujer joven no tuvo nada de rom¨¢ntico. El hartazgo lleg¨® porque la est¨¦tica de aquella ¨¦poca, adem¨¢s de exigente e inc¨®moda, era muy llamativa y porque la viralidad literal empacha. De ah¨ª se pas¨® a una reacci¨®n, a veces reaccionaria, llamada lujo silencioso en la que el color camel gobern¨® los armarios. Sin embargo, como ya anticip¨® la semana de la moda de Mil¨¢n y acaba de confirmar la pasarela de Par¨ªs, se aprecia un nuevo cambio de tendencia que apunta al desorden y a la individualidad. Una tendencia sin tendencia. Sin nostalgia, pero con memoria.
Lo apuntaba ya Balenciaga en la invitaci¨®n a su desfile del pasado domingo, un objeto de eBay escogido por Demna, director creativo de la marca, que, como un souvenir de la vida privada de alguien desconocido hab¨ªa sido parte de su memorabilia. Recuerdos, s¨ª, pero recuerdos ca¨®ticos, aleatorios, memorias sin narrativa.
Tambi¨¦n Miuccia Prada quiso hablar de recuerdos en su desfile para Miu Miu en una exploraci¨®n de la ropa que define nuestros momentos vitales. Una mezcla de prendas que representan clich¨¦s de la ropa infantil, como los hombros redondeados, los cuellos bobos o las faldas con vuelo y los arquetipos de la ropa adulta y femenina, como la serie de little black dresses, los collares de perlas sobre abrigos, los apliques de pedrer¨ªa sobre tejidos formales...
Se agradece que la aproximaci¨®n de Miuccia Prada a su l¨ªnea m¨¢s joven y con la que seduce a las mujeres que llevan su ropa no sea a trav¨¦s de la juventud, sino a trav¨¦s de algo intangible: llam¨¦moslo estilo, coolness. Llam¨¦moslo ?ngela Molina, por ejemplo, que desfil¨® para la marca con la que ya colabor¨® en el corto que la directora Carla Sim¨®n dirigi¨® para los Miu Miu Womens Tales, peque?os cuentos que cada a?o dirigen y protagonizan mujeres invitadas por la firma. Fue fresca, digo, la aparici¨®n de la actriz sobre la pasarela, que respondi¨® a los gritos de j¨²bilo del p¨²blico espa?ol con gesto de victoria. Tambi¨¦n desfilaron la actriz Kristin Scott Thomas y la doctora Qin Huilan, la primera de 63 a?os y la segunda de 70 a?os, como ep¨ªtome de la exploraci¨®n sobre la femineidad que significaba esta colecci¨®n para Miuccia Prada, pero, sobre todo, sobre ese espacio que le obsesiona entre la ni?ez y la edad adulta, ¡°donde se forja el car¨¢cter¡±, explicaba en las notas del desfile.
M¨¢s memoria, la de Nicol¨¢s Ghesqui¨¨re que celebraba 10 a?os al frente de la l¨ªnea de mujer de Louis Vuitton. En el museo del Louvre, el mismo lugar donde otro 5 de marzo, este de 2014, se estren¨® como director creativo de la marca, Ghesqui¨¨re decidi¨® recordar con su imaginaci¨®n, porque el recuerdo siempre es imaginado, una captura del presente que pretende ser colectiva aunque en realidad sea individual e introspectiva. Ante 4.000 personas y en un gesto at¨ªpico no rindi¨® tributo m¨¢s que a la estrella polar que, representada en una instalaci¨®n del artista Philippe Parreno, significa la propia gu¨ªa que el dise?ador franc¨¦s lleva persiguiendo esta d¨¦cada. No aparecieron en la pasarela grandes top models o amigas de la maison, pero s¨ª todas las ideas que conforman su vocabulario: los estampados literales, sus cl¨¢sicas siluetas gal¨¢cticas, los cortes hiperprecisos que conforman vuelos extraordinarios o curvas imposibles para otros dise?adores. La ropa de Ghesqui¨¨re es al mismo tiempo una declaraci¨®n y una armadura de protecci¨®n del cuerpo que nunca se muestra en exceso. El resultado, como siempre, es una silueta moderna y radical pero absolutamente libre.
El retorno a Deauville, el pueblo costero donde Coco Chanel comenz¨® su historia en la moda, fue la memoria en la que Virginie Viard, dise?adora de la firma, bas¨® su colecci¨®n, una de las mejores de la francesa hasta el momento. La clave, quiz¨¢s, fue reivindicar conceptualmente esos or¨ªgenes de Gabrielle Chanel con prendas masculinas como jers¨¦is de marinero, o tabardos y trencas, punto grueso. Si Viard sol¨ªa crear colecciones que reivindicaban la femineidad, esta vez se aleja para mantenerse fiel a los recuerdos de la marca; fue Chanel quien liber¨® a las mujeres de los cors¨¦s e introdujo los pantalones anchos y las chaquetas de punto con bolsillos en los armarios femeninos. Una idea entonces radical, hoy asimilada, pero a la que en realidad se debe gran parte del desarrollo de la indumentaria femenina (y masculina). Sublima esa idea Sacai, la marca de la japonesa Chitose Abe, que recurre siempre al traje, la prenda masculina por excelencia, para subvertirlo con plisados, pliegues, volantes y mangas abullonadas.
Fue Stella McCartney, ante la presencia, entre otros, de su padre y Ringo Starr, a quienes salud¨® con un beso al final del desfile, quien record¨® que ya es hora (¡±it¡¯s fucking time¡± en realidad) de que nos movilicemos por el planeta. La dise?adora, consultora de sostenibilidad de LVMH, grupo al que pertenece el 50% de su marca pionera en utilizar piel vegana y en la que jam¨¢s, desde su fundaci¨®n en 2001 ha empleado piel, plumas o cuero, aunque s¨ª lana y fibras animales de granjas donde se garantiza el bienestar animal, present¨® una colecci¨®n hiperfemenina en la que algunas prendas se referenciaban a s¨ª misma en otras etapas anteriores de su carrera, como los trajes masculinos de pa?o gris adornados con pedrer¨ªa formando tops de tirantes.
La memoria, lo explica muy bien la escritora Rebecca Solnit, nos da una base social, la amnesia nos vuelve vulnerables a experimentar el presente como algo inevitable, algo que no se puede cambiar o que es inexplicable. Necesitamos memoria, no necesitamos nostalgia.
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