El esp¨ªritu ol¨ªmpico se apodera de la alta costura de Par¨ªs
El virtuosismo de la colecci¨®n de Schiaparelli, los Juegos Ol¨ªmpicos como inspiraci¨®n para Dior y Thom Browne, el homenaje de Chanel a las bailarinas y Juana Mart¨ªn y su visi¨®n de las mujeres de los pueblos andaluces destacan en los primeros desfiles en la capital francesa
En una caja oscura, de tama?o reducido, los vestidos de Schiaparelli luc¨ªan dram¨¢ticos y elegantes. No hab¨ªa rastro all¨ª de las cerraduras sobredimensionadas; de los zapatos con los dedos de los pies esculpidos en el exterior, de las orejas y los ojos y las narices doradas desubicadas de su contexto. Las referencias literales a Elsa Schiaparelli y sus juegos surrealistas, que desde 2019 ha explotado Daniel Roseberry, daban paso en este primer desfile de la semana de la alta costura de Par¨ªs a una colecci¨®n basada en la t¨¦cnica y el virtuosismo, pero sin juegos artificiales ni ejercicios virales. Las notas que acompa?aban al desfile, firmadas por el dise?ador texano, hac¨ªan intuir lo que vendr¨ªa. Estaban encabezadas por una frase de Ernest Hemingway: ¡°C¨¦zanne empez¨® con todos los trucos y luego lo desmenuz¨® todo y construy¨® lo real¡±.
As¨ª que este lunes 24 de junio se vio el Schiaparelli deconstruido, el Schiaparelli real. Siluetas de cintura y hombros marcados, superposici¨®n de materiales delicad¨ªsimos: gasas, sedas, organzas, pedrer¨ªa. Tambi¨¦n apliques de metal cosidos en tules. Vol¨²menes desmesurados con movimiento creados con estructuras ligeras o con superposici¨®n de tejidos cortados en curva al l¨¢ser y que dejaban intuir el proceso de confecci¨®n. Al contrario que en los desfiles que vinieron despu¨¦s, no hubo en Schiaparelli ni una alusi¨®n a los Juegos Ol¨ªmpicos que tienen la capital francesa patas arriba, con pitidos y sirenas en cada esquina, improperios de un coche a otro y una franca desconexi¨®n con el supuesto esp¨ªritu ol¨ªmpico de esta cita.
La literalidad que abandona Roseberry la recoge Maria Grazia Chiuri en Dior. Los mosaicos que adornaban las paredes del Museo Rodin, donde la casa francesa presenta sus colecciones, recreaban mujeres practicando deportes en teselas de cristal creados por los talleres Chanakya que reinterpretaban la obra de Faith Ringgold, artista feminista que falleci¨® el pasado mes de abril. El desfile estaba basado en la ropa de deporte, con siluetas ba?ador cuajadas de apliques, vestidos fluidos y el¨¢sticos, el uso del punto en la alta costura, una idea de movimiento libre que busca ensalzar la anatom¨ªa. Por supuesto, no faltaron, ahora con m¨¢s raz¨®n que nunca, las alusiones a que acostumbra la dise?adora a las siluetas de la Grecia antigua, con sus drapeados, superposiciones y ligereza. Hubo tambi¨¦n interesant¨ªsimas sandalias griegas de suela plana que trepaban por las pantorrillas como si los Juegos Ol¨ªmpicos fueran todav¨ªa aquello que suced¨ªa en el monte Olimpo hace casi 3.000 a?os y no el nost¨¢lgico sue?o de un noble franc¨¦s del siglo XIX.
El pasado domingo, en el desfile de hombre de JW Anderson en Par¨ªs, tirado en el suelo se pod¨ªa ver, como una profec¨ªa autocumplida o como una lectura del zeitgeist, el libro de Susan Sontag Contra la interpretaci¨®n, un ensayo que escribi¨® en 1963 la pensadora estadounidense y que defiende que no se necesitan lecturas intelectualizadas sobre el arte, que la emoci¨®n basta, que el arte es lo que uno puede ver y no lo que puede leer detr¨¢s. Algo as¨ª puso en escena Chiuri el lunes: t¨¦cnica de sobra, rigurosidad, tejidos que se adec¨²an a las mujeres del siglo XXI. Ropa, en definitiva, eso a lo que parece que est¨¢ virando la moda en los ¨²ltimos tiempos. No hay mensajes, el producto ha de hablar por s¨ª mismo.
Las mil y una declinaciones de muselina con las que Thom Browne deleit¨® al p¨²blico en su desfile lograron por algunos instantes que se olvidara el leit motiv de su colecci¨®n. Otra vez los Juegos Ol¨ªmpicos. Tampoco es que el dise?ador estadounidense necesite justificar su relaci¨®n con el deporte, ¨¦l mismo fue nadador de ¨¦lite, y es el hilo conductor de su marca. Sin embargo, aqu¨ª decidi¨® ser expl¨ªcito. Unos j¨®venes perge?aron un simulacro de un juego de cuerda que se practicaba en la antigua Grecia, y en el actual Pa¨ªs Vasco, en el que dos equipos tiran de una soga con fuerzas contrarias. Abri¨® el desfile una diosa con corona dorada. Hubo trampantojos de ba?adores, zapatos que simulaban la salida de tacos de atletismo o los tacos de las botas de f¨²tbol. Tres chaquetas brocadas en oro, plata y bronce acabaron por subir a un p¨®dium. La literalidad altern¨® con la verdadera colecci¨®n donde la muselina fue tratada como punto, como tweed, como franela, como gasa, y donde los vol¨²menes y los apliques rozaban lo sobrehumano.
Tampoco dio lugar a interpretaciones la colecci¨®n que el equipo creativo de Chanel present¨® el martes en la ¨®pera Garnier. Recogiendo el legado de la casa, pero aderez¨¢ndolo de manera preciosista con tafet¨¢n, pedrer¨ªa y plumas, la maison francesa quiso rendir homenaje a las bailarinas del ballet de la ¨®pera con tules, cors¨¦s y gasas. Hay quien quiso ver en algunas de las salidas gui?os a un posible sucesor de Virginie Viard, que dej¨® el puesto de directora creativa el pasado 6 de junio. Por el momento, la colecci¨®n de alta costura es una declinaci¨®n literal de los c¨®digos de la casa.
Dec¨ªa Sontag en aquel ensayo que la interpretaci¨®n es la venganza que se toma el intelecto sobre el arte. Sin embargo, tambi¨¦n dec¨ªa que ¡°ninguno de nosotros podr¨¢ recuperar jam¨¢s aquella inocencia anterior a toda teor¨ªa, cuando el arte no se ve¨ªa obligado a justificarse¡±. Por eso hay a¨²n quien tira de storytelling como f¨®rmula eficaz para construir sus colecciones. Es el caso de Juana Mart¨ªn, la ¨²nica espa?ola en el calendario oficial de la alta costura de Par¨ªs. En un sal¨®n de la Place Vend?me, la cordobesa present¨® una colecci¨®n llamada Pared de cal. Mucho m¨¢s contenida y austera que las anteriores, algunos pases apelaban a la religiosidad regia espa?ola. Con una frase de Santa Teresa (¡°entre la santa y el santo, pared de cal y canto¡±), la dise?adora recre¨® el mundo tradicional femenino de las mujeres de los pueblos andaluces, sentadas en la calle vestidas de negro en contraste con esas paredes blanqu¨ªsimas. La lucha entre la tentaci¨®n y la piedad, entre el pecado y la santidad que reflej¨® en los colores de la colecci¨®n: blanco, negro y rojo. La dise?adora no obvi¨® sus fabulosas piezas de orfebrer¨ªa, ahora en forma de frutos que simulaban la tentaci¨®n. Una colecci¨®n que mira a un universo ¨²nico que precisa de narraci¨®n para comprenderse en toda su profundidad. A esta misma conclusi¨®n lleg¨® Susan Sontag a?os despu¨¦s de publicar Contra la interpretaci¨®n. Pero mientras tanto, dej¨® escrita una frase genial atribuida a Lawrence: ¡°Nunca creas al cuentista, cree el cuento¡±.
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