Estudios para j¨®venes esc¨¦pticos

Es probable que no exista ninguna generaci¨®n que no haya intentado ser definida por sus predecesoras y que, a su vez, haya sentido que esa definici¨®n no la representa en absoluto. Ante la ingrata tarea de explicar c¨®mo es un colectivo de casi seis millones de personas, lo mejor es acudir a la estad¨ªstica. Los que tienen entre 18 y 29 a?os son el 12,5% de la poblaci¨®n, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), con datos de 2022. De ellos, el 51% son hombres y el 49% mujeres. La mayor¨ªa viven con sus padres o comparten piso ¡ªseg¨²n el Eurostat, la edad de emancipaci¨®n en Espa?a roza los 30 a?os¡ª, se enfrentan a una tasa de desempleo superior al 29% y tienen el dudoso honor de haber vivido tres grandes crisis: la financiera de 2008, la pandemia provocada por la covid-19 y la actual crisis de precios.

¡°Solo se acuerdan de nosotros para los titulares negativos¡±, se lamenta Carlos Gonz¨¢lez a sus 18 a?os reci¨¦n cumplidos. Pertenece a la generaci¨®n que cree mayoritariamente ¡ªun 80%, seg¨²n una encuesta de Metroscopia¡ª que las instituciones p¨²blicas no prestan atenci¨®n a sus necesidades, un porcentaje que se eleva al 87% en el caso de las mujeres menores de 35 a?os. ¡°Nos dicen que somos el futuro, pero nadie nos pregunta c¨®mo queremos que sea ese futuro, solo esperan que nos amoldemos a lo que ya hay¡±, sentencia Gonz¨¢lez.

En unos meses, Gonz¨¢lez se unir¨¢, previsiblemente, a los casi 1,7 millones de universitarios con los que cuenta Espa?a. Seg¨²n las estad¨ªsticas, ellos se encuentran en mejor situaci¨®n ante el futuro laboral, aunque Gonz¨¢lez reconoce que ¨¦l elige esta opci¨®n ¡°casi por inercia¡±. Sus padres tienen ambos estudios superiores, como la mayor¨ªa de los alumnos con los que coincidir¨¢. Solo un 1% de los estudiantes universitarios provienen de un hogar en el que ambos progenitores cuentan solo con estudios primarios o no tienen estudios, seg¨²n datos del Ministerio de Universidades. El ascensor social se atasca cuando arranca desde los pisos m¨¢s bajos.

Joan Subirats, ministro de Universidades, defiende el papel de la instituci¨®n. ¡°Lo hemos hecho y lo hemos de seguir haciendo: democratizar el acceso y hacer que vengas de donde vengas, si quieres, puedas ir a la universidad. En una sociedad que quiera reforzar su democracia, las becas han de considerarse un derecho para quienes m¨¢s lo necesitan, no un premio al m¨¦rito¡±. Subirats apela tambi¨¦n a la Universidad como modo de mejorar las oportunidades laborales. ¡°Quienes se han formado en la universidad tienen una mayor probabilidad de tener un empleo y, adem¨¢s de tenerlo, de mejor calidad¡±, asegura.

Efectivamente, los universitarios tienen una tasa de desempleo del 9%, la mitad que la de las personas con estudios primarios, pero tambi¨¦n es cierto que las cifras espa?olas duplican la media de la OCDE. ¡°La raz¨®n de esta elevada tasa de paro reside en nuestro tejido productivo, con m¨¢s presencia de peque?as empresas y especializado en actividades poco intensivas en conocimiento. Ambos factores generan que el porcentaje de universitarios en el conjunto de la poblaci¨®n ocupada sea inferior a la media de la Uni¨®n Europea¡±, asegura Jos¨¦ Manuel Pastor, catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas.

Academia vs. empleo

Ante la coyuntura actual, cabe preguntarse si la universidad prepara a los j¨®venes para el mundo laboral y econ¨®mico que se perfila. Andr¨¦s Fern¨¢ndez Alonso, vicepresidente de relaciones institucionales de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades P¨²blicas (CREUP), es tajante: ¡°No lo hace porque la realidad laboral vive desconectada por completo de la educativa y en este caso no, al rev¨¦s¡±. El debate entre la correspondencia o la falta de ella, entre las necesidades formativas que requieren las empresas y las que ofrece la universidad viene de lejos. ¡°Es importante tener m¨¢s y mejores mediaciones entre la universidad y la sociedad. Estar m¨¢s conectados a sus necesidades¡±, asegura Subirats.

Lo cierto es que, seg¨²n un estudio de la consultora Korn Ferry, se calcula que en 2030 habr¨¢ m¨¢s de 80 millones de puestos no cubiertos por no encontrar profesionales con las competencias necesarias. ¡°Es dif¨ªcil encontrar el equilibrio entre la rapidez del mercado y los cambios sociales y la reflexi¨®n y rigor que se debe exigir a la Universidad¡±, apunta Mar¨ªa G¨®mez Espinosa, directora de Innovaci¨®n Docente de la Universidad Internacional de La Rioja. Sin embargo, todos los j¨®venes preguntados a este respeto apuntaron a una raz¨®n diferente: la falta de confianza en ellos. ¡°Obtenemos una correcta formaci¨®n para el escenario econ¨®mico actual, la cuesti¨®n estriba en si se quiere dar una oportunidad a los j¨®venes o no. Vivimos en la paradoja de la experiencia: quiero trabajar, pero no tengo experiencia; busco un empleo y me exigen experiencia; como no la tengo, no puedo acceder ni adquirir dicha experiencia. El bucle es infinito y ello no depende de la oferta formativa, desde luego mejorable, sino del propio mercado laboral, que sigue sin creer en la juventud¡±, sentencia Fern¨¢ndez Alonso.

Un mercado laboral que est¨¢ a¨²n intentando acostumbrarse a una generaci¨®n que no busca lo mismo que sus predecesoras. ¡°Los estudiantes universitarios son muy diferentes a los de hace 30 a?os. No tienen los mismos objetivos, ni personales ni laborales. Antes estudiaban con el fin de alcanzar un mejor futuro laboral que les permitiera independizarse cuanto antes, ahora suelen priorizar su tiempo libre y su realizaci¨®n personal, probablemente debido a la incertidumbre respecto de su futuro y a las dificultades actuales a la hora de independizarse¡±, se?ala Pastor.

Diferentes motivaciones

¡°Creo que nuestras motivaciones han cambiado porque es muy dif¨ªcil tener un equilibrio entre nuestra vida personal, acad¨¦mica y laboral¡±, puntualiza Coral Latorre, secretaria general del Sindicato de Estudiantes, que apunta, entre otras razones, a la precariedad laboral, la falta de vivienda asequible o los efectos de la epidemia en la salud mental. Los j¨®venes de hoy en d¨ªa son lo que Jorge Benedicto, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la UNED, ha llamado una generaci¨®n posmaterialista. Ellos, al contrario que sus padres, no conciben el trabajo como centro de su vida porque, entre otras cosas, este ya no es un ascensor social capaz de proporcionarles estabilidad vital o el acceso a una vivienda.

Seg¨²n el informe Empleo y j¨®venes 2022, elaborado por la consultora de recursos humanos AdQualis, esta nueva generaci¨®n busca diferentes reclamos en el mercado laboral y valora la flexibilidad horaria ligada a la conciliaci¨®n, la ubicaci¨®n de las oficinas y la posibilidad de trabajar en remoto, as¨ª como unas condiciones laborales decentes y justas. ¡°No entiendo que algunos vean normal estudiar seis a?os para primero encadenar pr¨¢cticas y luego tener que dar las gracias por un trabajo para el que seguramente estar¨¦ sobrecualificada y en el que se exigen 12 horas diarias por 1.000 euros¡±, asegura Elena Mercado, que a sus 25 a?os est¨¢ a punto de terminar un doble grado en Derecho y Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas y abandonar el mundo universitario. Un mundo que, insiste Pastor, abre un buen n¨²mero de puertas: ¡°La evidencia es tozuda y demuestra que los universitarios no solamente tienen mejores salarios, menos desempleo o m¨¢s estabilidad laboral, sino tambi¨¦n ventajas en otros ¨¢mbitos como puede ser la salud, la participaci¨®n pol¨ªtica o el respeto al medio ambiente¡±.