Por qu¨¦ pedir algo m¨¢s que salm¨®n en la pescader¨ªa
En nuestra realidad cotidiana hay m¨¢s carne de salm¨®n en filete procesado que salm¨®nidos vivos remontando r¨ªos en Idaho, Alaska, California o Escocia
La semana pasada corri¨® como la p¨®lvora por redes sociales una imagen generada por inteligencia artificial donde se pod¨ªa ver un salm¨®n remontando las aguas de un r¨ªo. La visi¨®n de dicha fotograf¨ªa caus¨® carcajadas y chistes de todo tipo, con la IA como cabeza de turco: la respuesta del algoritmo a la petici¨®n de ¡°salm¨®n subiendo un r¨ªo¡± no fue la de peces vivos en su h¨¢bitat natural, sino la de supremas y filetes de dicho pescado, cortados y preparados como habitualmente uno los puede encontrar en el supermercado, chapoteando entre cascadas, en una escena casi buc¨®lica.
Acerca de la imagen, muchos aprovecharon para alzar sus antorchas y citarla como ejemplo de cu¨¢n lejos est¨¢ la IA de poder robarnos el trabajo, de sus sesgos y limitaciones; cuando esta es, en mi opini¨®n, todo lo contrario: un espejo perfecto que nos muestra justamente cu¨¢l es la realidad de nuestra relaci¨®n con el salm¨®n. A fin de cuentas, el algoritmo pesca en la base de datos que le suministramos nosotros, que ostentamos la supuesta inteligencia natural, y en nuestra realidad cotidiana hay m¨¢s carne de salm¨®n en filete procesado que salm¨®nidos vivos remontando r¨ªos en Idaho, Alaska, California o Escocia.
Le pidieron a una IA que recreara "un salm¨®n subiendo un r¨ªo" y esto es lo que produjo. La base de datos deb¨ªa tener m¨¢s ejemplares listos para comer que en libertad.
— M¦«RC VID¦«L (@marcvidal) April 6, 2023
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El sesgo en la inteligencia artificial (IA) se refiere a la tendencia de los algoritmos y modelos de¡ pic.twitter.com/AHLZ4jUiVu
El salm¨®n atl¨¢ntico salvaje es una especie gravemente amenazada y una cuarta parte de las variedades del Pac¨ªfico est¨¢n en el umbral del peligro de extinci¨®n. Al mismo tiempo, es el pescado m¨¢s consumido en todo el mundo. ?C¨®mo es posible esta paradoja?
El auge de nuestro apetito por el pescado en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha sobrepasado lo que podemos capturar de forma sostenible, el 80% de los recursos pesqueros se encuentran hoy al borde del colapso y no pueden soportar m¨¢s presi¨®n, de modo que la acuicultura, la cr¨ªa de pescado de cualquier tipo en granjas, se presenta como una alternativa sostenible bajo el lema ¡°de la captura al cultivo¡±.
Esta es la industria de m¨¢s crecimiento de la producci¨®n mundial de alimentos, no la de las impresoras de hamburguesas en 3D o la de nuggets de prote¨ªna vegetal; tiene un valor de 160 mil millones de d¨®lares y representa cerca de la mitad del consumo mundial de pescado. De entre todas las especies de peces criadas, la acuicultura del salm¨®n es la que crece m¨¢s deprisa. Comemos salm¨®n de granja, no de r¨ªo. Lo que, en su d¨ªa, hace apenas 30 a?os, fue un producto de lujo, solo al alcance de unos pocos, hoy adelanta en ventas al resto de especies de pesca local, en Europa, Jap¨®n y Estados Unidos.
Esta es exactamente la realidad del salm¨®n que mostr¨® la inteligencia artificial: filetes criados en captividad que necesitan de los ¨®rganos que tiene un salm¨®n vivo para ser conservados sin pudrirse. ?Qu¨¦ es un salm¨®n de cr¨ªa intensiva en piscifactor¨ªa, sino un alijo de prote¨ªna vivo, una despensa viviente de filetes? Eso no es un animal, es un saco de pienso, destinado a satisfacer una demanda que no para de crecer, y que lo hace de forma muy curiosa, porque ¡ªes necesario tanto puntualizar como enfatizar esto que sigue¡ª ustedes no demandan pescado, demandan espec¨ªficamente salm¨®n.
Acomp¨¢?enme a echar un par de cuentas. Es necesario alrededor de un kilo y medio de pienso para producir un kilo de carne de salm¨®n. Este dato destaca positivamente al lado de los seis kilos que requiere la ternera o los dos del pollo, y se utiliza a menudo para apoyar la acuicultura intensiva como actividad sostenible. La gran diferencia entre unos y otros es que no se puede poner a los salmones a pastar algas o a dieta de soja y cereales: son animales carn¨ªvoros. Cada kilo de pienso para salmones se produce pescando y procesando entre 5 y 8 kilos de otras especies, el 90% de las cuales son de alto valor nutricional y gustativo: caballa, sardina, boquer¨®n o anchoveta peruana. Una quinta parte del total de la pesca mundial se destina a alimentar a los animales de granja. ?Imaginen lo que supondr¨ªa a nivel de sostenibilidad global cortocircuitar ese sistema! ?Omitir el salm¨®n y comer directamente el pescado que come el salm¨®n!
Pero, no. Ustedes quieren salm¨®n, no sardina o boquer¨®n. Para satisfacer ese deseo, Per¨², el mayor productor mundial de harina y aceite de pescado destinado a la fabricaci¨®n de ese pienso para salm¨®n, sac¨® del mar 521.000 toneladas de pescado solo el a?o pasado. Por detr¨¢s de Per¨², China posee m¨¢s de 50 plantas de procesado de harina de pescado repartidas a lo largo de la costa occidental de ?frica, en Gambia, Mauritania y Senegal. Una sola de esas f¨¢bricas puede procesar 7.500 toneladas de pescado en un a?o. Solo Senegal transforma anualmente cerca de 100.000 toneladas de pescado atrapado en sus costas por los barcos chinos, pescado que otrora alimentaba familias, pescadores y peque?os comerciantes locales. Hoy todos ellos malviven en la miseria.
Esta harina de pescado viaja hasta las grandes piscifactor¨ªas de los mares de Chile, Norteam¨¦rica, Noruega o Escocia y se vierte en forma de pienso en las jaulas, donde centenares de miles de salmones pugnan para no ser devorados vivos por los piojos y excretan un manto de podredumbre al fondo marino. Cuando hay temporales o accidentes, los ejemplares criados en cautividad escapan esparciendo las plagas t¨ªpicas de las granjas de salmones por el medio natural. Los peces de granja son medicados para evitar la mortandad, los salvajes caen como moscas. Por cada ejemplar de salm¨®n salvaje pescado, hay siete ejemplares de granja escapados del cautiverio. El verdadero salm¨®n salvaje pr¨¢cticamente no existe.
El sesgo de la fotograf¨ªa no est¨¢ en la inteligencia artificial, est¨¢ en la natural. La poca variedad de nuestra demanda caprichosa alimenta este sistema macabro y condena a la mayor¨ªa de los implicados a una vida en la indigencia, salm¨®nidos incluidos. La pr¨®xima vez que vayan a la pescader¨ªa, ?levanten la vista! Hay 799 especies de pescado comestibles comercializ¨¢ndose en este preciso instante que no son el salm¨®n.
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