Gloria Pidal, la cocinera espa?ola m¨¢s salvaje
Cambi¨® su vida para vivir en una furgoneta en Baja California. Ahora comparte en redes sociales sus videos cocinando lo que pesca y en los pr¨®ximos d¨ªas los realizar¨¢ para EL PA?S Gastro
El primer contacto es r¨¢pido. Avisa unos d¨ªas antes: no sabe si llegar¨¢ a tiempo a la entrevista. Depende del viento. Est¨¢ en un barco de vela surcando el camino de ida y vuelta entre Bah¨ªa Tortugas y la isla Magdalena, en Baja California (M¨¦xico). Tras pasar 12 d¨ªas navegando, Gloria Pidal (M¨¢laga, 38 a?os) llega a tiempo. Responde desde su furgoneta camper ¡ªveh¨ªculo para uso campista¡ª. Ha vuelto a su rutina: pescar en el mar lo que despu¨¦s cocinar¨¢ entre unas brasas en la arena de una playa mexicana de la pen¨ªnsula. Ese tipo de cocina es el que empezar¨¢ a mostrar a principios de diciembre en los v¨ªdeos que se publicar¨¢n en EL PA?S Gastro.
Pidal estudi¨® Periodismo y trabaj¨® en la TPA, la televisi¨®n asturiana. Pero siempre tuvo claro que su pasi¨®n era cocinar. En 2012 hizo un curso de tres meses de cocina moderna en la escuela Le Cordon Bleu de Per¨², pero lo abandon¨® dos semanas antes de terminarlo. Hab¨ªa conseguido un puesto como cocinera en un velero que se dispon¨ªa a cruzar el Atl¨¢ntico. As¨ª empez¨® su trayectoria como chef con 23 a?os.
Los siguientes 12 los pas¨® conociendo mundo entre fogones a bordo de barcos de vela y de motor. Atraves¨® el Atl¨¢ntico hasta cinco veces. Estuvo en Argentina, Filipinas o EE UU y descubri¨® su gastronom¨ªa. Y tambi¨¦n conoci¨® a su actual pareja. A principios de 2020 compraron la furgoneta camper en Los ?ngeles para seguir recorriendo el mundo juntos. Ella segu¨ªa trabajando por temporadas como chef y ¨¦l era programador inform¨¢tico.
A principios de 2020, Pidal cocinaba en una embarcaci¨®n de lujo que surcaba las aguas de Baja California. Pensaba pasar unos meses en el mar y otros en tierra, junto a su novio. Comenzaron las restricciones por la pandemia y llegaron los confinamientos. Incluso a bordo. La cocinera trat¨® de convencer al capit¨¢n del barco en el que trabajaba entonces para que dejase subir a su pareja, pero este se neg¨®. ¡°Decid¨ª irme¡±, cuenta con firmeza.
Baj¨® y se dispuso a recorrer Baja California con su novio. Compraron provisiones en un supermercado: 30 kilos de naranjas, otros 30 de limones, cinco de repollo, calabazas¡ Alimentos que no se iban a poner en mal estado. Con esa comida se asentaron en una playa donde hab¨ªa m¨¢s furgonetas como la suya. All¨ª, al contrario de lo que sucede en Espa?a, no hay ning¨²n tipo de restricciones para hacer fuego en las playas, por lo que pod¨ªan cocinar haciendo fuego entre las rocas.
Comenzaron a vivir en su furgoneta, aparcada sobre la arena mexicana. ?l teletrabajaba y ella recorr¨ªa la playa en busca de pesca. No ten¨ªan ni nevera ni cocina. Tan solo unas sartenes y una parrilla guardadas en los compartimentos superiores del veh¨ªculo. Empezaron a subsistir con lo que pescaba en la playa. Un d¨ªa encontr¨® un caracol burro, una especie de molusco com¨²n en M¨¦xico, y decidi¨® grabar un v¨ªdeo cocin¨¢ndolo en aguachile. Med¨ªa unos 20 cent¨ªmetros. As¨ª naci¨® Glorionce en Instagram y en YouTube. ¡°Me siento libre¡±, celebra. Cuenta que es un estilo de vida muy diferente al espa?ol, pero no tan raro en las playas mexicanas.
Glorionce, dice, es un mote que le pusieron sus amigos cuando era m¨¢s joven. ¡°Como bailaba mucho, me comparaban con Beyonc¨¦, y me llamaron as¨ª¡±. A ese primer v¨ªdeo le siguieron otros en los que mostraba sus habilidades culinarias en la playa.
Armada con su arp¨®n y su ca?a de pescar en busca de prote¨ªnas, Pidal cocina todo tipo de pescados. Ha cambiado la nevera de los barcos por las aguas mexicanas para buscar alimentos y los fogones por las brasas. Todo en su vida, en su alimentaci¨®n y en su cocina, es espont¨¢neo, casi de supervivencia, de adaptarse a la situaci¨®n, como cuando encontr¨® una cueva de percebes y, gracias a que unos pescadores de la zona le ense?aron a pescarlos, consigui¨® recogerlos de entre las rocas. ¡°Hab¨ªa much¨ªsimos, pero no los cog¨ª todos para poder racionarlos, por si la covid duraba dos a?os¡±.
Ahora Pidal pasa un mes entre los fogones de alg¨²n barco y vuelve a tierra durante los tres o cuatro siguientes. Dice que le sirve con tener 300 euros al mes para los gastos en gasolina, en patatas o en arreglos para la furgoneta. Y cuando no logra pescar, come huevos con frijoles. Esto sucede a menudo.
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