El comedor escolar: de Vietnam a gratuito y universal
No es descabellado: en Londres, los ni?os de primaria reciben un men¨² escolar gratuito diario, Estados Unidos lo implant¨® durante la pandemia, y Finlandia y Suecia llevan m¨¢s de 75 a?os aplicando programas universales de comidas gratuitas en las escuelas
Mi yaya Juanita har¨¢ unos diez a?os que muri¨®, pero la puedo o¨ªr claramente, justo ahora, espetar ¡°?una guerra, tendr¨ªais que pasar!¡±, mientras hago el gesto de apartar y arrinconar a un lado del plato los tronchos de las acelgas hervidas que he preparado para cenar. Tengo un pacto con mi hija: ella se come los tallos ¡ªlos adora¡ª, yo, las hojas. Mi problema con los tallos de las acelgas no viene de ellos en s¨ª, sino de sus hebras. Es en la guerra, cuando les cog¨ª asco, abuela: ?en la guerra!
Soy plenamente consciente de que la casu¨ªstica es diversa y de que ah¨ª fuera habr¨¢ experiencias personales de todo tipo, pero para un buen pu?ado de los nacidos en los ochenta el comedor escolar fue Vietnam.
Mientras unos ve¨ªan Los Simpson o El coche fant¨¢stico, lo que daban en la tele al mediod¨ªa, otros entren¨¢bamos duramente en el arte del lanzamiento de alb¨®ndiga a jarra de agua, experiment¨¢bamos con la fabricaci¨®n de emplastes pegajosos a base de pur¨¦s llenos de colgajos, destinados a aguantar enganchados debajo de la mesa; o practic¨¢bamos la infiltraci¨®n de carnes empanadas y rodajas de verdura en rendijas de radiador ¡ªlo que habr¨¢n visto los t¨¦cnicos de mantenimiento de los colegios de esa ¨¦poca tiene que valer para un buen libro¡ª. Bajo la estricta vigilancia del sargento de hierro de turno, nos hicimos maestros del contrabando de croquetas y salchichas, y artistas del subterfugio capaces de transportar cucharadas de yogur en bolsillos de bata. Vimos arroces de vanguardia con la milagrosa capacidad de estar pasados y crudos al mismo tiempo. Nuestro pescado se parec¨ªa m¨¢s a los bl¨ªsteres de raciones militares que a la merluza: ?era rectangular! Hubo un tiempo en el que ¡°tener comedor¡± era sin¨®nimo de ¡°tener calle¡±, y uno pod¨ªa salir al patio a tiempo de jugar un par de horas al f¨²tbol si estaba a buenas con la mesa de los mayores y ten¨ªa un poco de ma?a negociando.
Hoy los padres respiramos un poco m¨¢s tranquilos. Afortunadamente, parece que la naturaleza de los comedores escolares ha ido a mejor. Pero si echamos la vista atr¨¢s y cogemos un poco m¨¢s de perspectiva, nos daremos cuenta de que nosotros tambi¨¦n fuimos afortunados. Nuestros ranchos de infancia ya fueron mucho mejores que los de las generaciones anteriores.
Ana Vega, Premio Nacional de Gastronom¨ªa, nos cuenta que seg¨²n la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional, el primer comedor escolar de Espa?a se abri¨® el 1 de mayo de 1902, patrocinado por benefactores privados, en una escuela de p¨¢rvulos llamada Cuatro Caminos, en Madrid. Se fund¨® a modo de experiencia sociol¨®gica, siguiendo la filosof¨ªa de los higienistas, para cubrir las necesidades alimenticias de los ni?os de clase trabajadora, que por aquel entonces no com¨ªan ni bien ni todos los d¨ªas, y sufr¨ªan de desnutrici¨®n y malnutrici¨®n. El men¨² de ese comedor escolar consist¨ªa en garbanzos con patatas, lentejas con patatas, arroz con patatas, jud¨ªas con patatas, patatas guisadas y garbanzos con arroz ¡ªde repente ese pescado rectangular no se me antoja tan terrible. Por lo menos era pescado (en parte)¡ª.
A partir de 1905 empezaron a abrirse cantinas de este tipo en otras escuelas, y en la Segunda Rep¨²blica, fue el mismo gobierno quien abord¨® la desnutrici¨®n infantil como un asunto de salud p¨²blica y lo incluy¨® en las pol¨ªticas de educaci¨®n. La Guerra Civil puso en pausa la idea del comedor escolar hasta que renaci¨® con fuerza en los a?os cincuenta, y explot¨®, convirti¨¦ndose en algo habitual en todos los colegios, en los a?os setenta, con la incorporaci¨®n masiva de la mujer al mercado laboral.
A finales del pasado mes de noviembre, se celebr¨® en Donosti un encuentro internacional sobre comedores escolares organizado por el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, un foro en el que representantes de Estados miembro, ministros, congresistas estadounidenses, representantes de instituciones europeas y expertos trataron las medidas sobre alimentaci¨®n en la escuela como una pol¨ªtica central para atender a la infancia.
Una de las intervenciones m¨¢s interesantes fue la de Donald Bundy, catedr¨¢tico de Epidemiolog¨ªa en The London School of Hygiene & Tropical Medicine, asesor del Programa Mundial de Alimentos de la FAO en Roma, director del Consorcio Mundial de Investigaci¨®n sobre Salud Escolar y Nutrici¨®n, y uno de los m¨¢s grandes expertos en nutrici¨®n escolar del mundo. Su postura fue clara, contundente, y fruto de m¨¢s de 30 a?os de investigaci¨®n sobre el tema: ¡°El comedor escolar gratuito universal no es una idea ni tan loca ni tan ambiciosa¡±.
Los datos m¨¢s recientes del Instituto Nacional de Estad¨ªstica indican que un total de 475.159 menores en Espa?a no puede permitirse comer un plato de carne o pescado cada dos d¨ªas, y que el 31% de los ni?os y ni?as menores de 16 a?os en Espa?a est¨¢n en riesgo de pobreza y/o exclusi¨®n social. S¨®lo un 11% de los ni?os recibe beca de comedor. Hay una brecha ah¨ª del 20%.
Desde el pasado uno de enero, todos los ni?os de primaria de la ciudad de Londres reciben un men¨² escolar gratuito diario. Estados Unidos lo implant¨® durante la pandemia. Finlandia y Suecia llevan m¨¢s de 75 a?os aplicando programas universales de comidas gratuitas en las escuelas. Varias organizaciones llevan tiempo elaborando informes y dise?ando propuestas para hacer que el comedor universal gratuito pueda ser una realidad en Espa?a.
Llevo desde la ponencia de Bundy d¨¢ndole vueltas. ?C¨®mo repercutir¨ªa en el gasto p¨²blico en sanidad mejorar la salud de la infancia?, ?y si el presupuesto destinado a financiar ese derecho a un men¨² diario digno para ni?os y ni?as del pa¨ªs tuviera en cuenta toda la cadena de abastecimiento?, ?y si cada euro invertido repercutiese tambi¨¦n en crear puestos de trabajo decentes para gente en situaci¨®n de vulnerabilidad?, ?y si los ingredientes de los men¨²s fueran alimentos que beneficiaran directamente a agricultores cercanos y a empresas innovadoras con conciencia clim¨¢tica?
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