La verdad sobre el corte de digesti¨®n y otros mitos veraniegos
?Te puede dar un pampurrio si te ba?as despu¨¦s de comer? ?El helado es tan digestivo como dicen? ?Hay que beber m¨¢s agua? Descubre qu¨¦ hay de verdad en las leyendas nutricionales del verano.
En la l¨ªnea de c¨®mo evitar las consecuencias de los atracones navide?os en diciembre, de c¨®mo afrontar la operaci¨®n bikini en abril, o de c¨®mo lidiar con la resaca de A?o Nuevo, ha llegado el momento de repasar con mirada profesional los mitos nutricionales m¨¢s habituales en esta ¨¦poca del a?o, y esperamos no habernos dejado ninguno en el tintero.
Un post que servir¨¢ para destapar el maquiav¨¦lico plan de tus padres para hacer tranquilos la siesta sin tener que vigilar si te ahogabas -bajo la amenaza del temido corte de digesti¨®n-, desmontarle la teor¨ªa del licorcito digestivo a tu suegro o seguir oblig¨¢ndote a beber sin sed ¡°porque es verano¡±. Y, de paso, tambi¨¦n ayudar¨¢ a amenizar tu descanso mientras te estas solazando en cualquier playa o para pasar las aciagas horas en la oficina cuando la mitad de la plantilla est¨¢ de vacaciones.
El corte de digesti¨®n
Paradigma de los mitos estivales, la hidrocuci¨®n o shock termodiferencial -que vulgarmente se conoce como "corte de digesti¨®n"- es uno de esos temas que m¨¢s debate intergeneracional despierta. Aunque toda pol¨¦mica en este sentido suele ser breve al quedar r¨¢pidamente zanjada con expresiones como: ¡°No te ba?as hasta dentro de dos horas porque te lo digo yo, que soy tu madre. Y punto¡±.
Parece mentira pero a¨²n hay quien tiene un buen l¨ªo en la cabeza con eso del corte de digesti¨®n, y si no que se lo pregunten a esta se?ora del Arag¨®n profundo. Espasmos, legislaciones, cubatas y es¨®fagos abiertos aparte, el tiempo necesario que ha de transcurrir entre terminar de comer y tomar un ba?o es un debate que traspasa fronteras y que al igual que en Espa?a (incluido Arag¨®n) implica a madres, padres, abuelas, cu?ados (y cu?adas) y a las v¨ªctimas colaterales de este desafortunado mito: los ni?os.
Es verdad que es posible sufrir un s¨ªncope cuando se produce un cambio brusco de la temperatura corporal, por ejemplo al pasar de un ambiente caluroso a otro mucho m¨¢s fr¨ªo, algo relativamente f¨¢cil en un ba?o veraniego. En estas circunstancias se puede sufrir una inhibici¨®n de la funci¨®n respiratoria y circulatoria por reflejo, lo que puede comprometer la vida, sobre todo si se pierde el conocimiento y se est¨¢ en el agua.
Para que no pase esto, se pueden tomar precauciones como no zambullirse de forma brusca cuando el agua tiene una temperatura inferior a los 18¡ãC o no estar especialmente calientes antes del ba?o, ya sea por una exposici¨®n prolongada al sol, por estar en ambientes muy calurosos, por esfuerzo f¨ªsico intenso con gran sudoraci¨®n o por estar en tratamiento con algunos f¨¢rmacos o drogas que favorezcan esta situaci¨®n.
Las comidas copiosas tambi¨¦n pueden facilitar ese shock termodiferencial, s¨ª, pero puedes ba?arte cuando te d¨¦ la real gana siempre que tengas dos dedos de frente y recuerdes que solo las focas y otros mam¨ªferos marinos est¨¢n adaptados para zambullirse en aguas heladas gracias a su pan¨ªculo adiposo subcut¨¢neo, que a modo de neopreno le a¨ªsla de ese brusco contraste t¨¦rmico. As¨ª, si te metes despacio tras haber tomado una ducha, mojado las mu?ecas, nuca y cabeza, el riesgo de hidrocuci¨®n desaparece (eso s¨ª, mientras escojas para el ba?o una piscina normal y no un glaciar de alta monta?a). C¨®mo me hubiera gustado tener las ideas as¨ª de claras cuando ten¨ªa 6 a?os y estaba en la piscina con mi madre.
En verano hay que beber m¨¢s
Pues en l¨ªneas generales es cierto, o al menos m¨¢s probable. Estar expuesto a temperaturas m¨¢s calurosas de forma continuada implica una mayor sudoraci¨®n, y por tanto una mayor p¨¦rdida de l¨ªquidos, lo que contribuye de forma inexorable a un balance h¨ªdrico negativo. Nuestra respuesta fisiol¨®gica ante esta situaci¨®n es la esperable: se despierta nuestra sed y buscamos hidratarnos, con lo cual s¨ª que es probable que por t¨¦rmino medio terminemos bebiendo m¨¢s.
O no, ya que ese balance depender¨¢ de muchos otros factores, entre ellos el aporte de agua que recibamos de los alimentos que incluya nuestra alimentaci¨®n estival. Las sopas fr¨ªas de vegetales como el gazpacho, la inclusi¨®n de frutas y verduras -con una alta proporci¨®n de agua en su composici¨®n- y otros alimentos contribuyen en positivo a equilibrar ese balance h¨ªdrico.
Es inevitable recordar aqu¨ª las sentencias que afirman que hay que beber dos litros de agua al d¨ªa o cualquier otra medida concreta que se postule. En l¨ªneas generales la sed de cada uno, y ning¨²n otro mecanismo o recomendaci¨®n, ha de servir como gu¨ªa para hidratarse. Y ten en cuenta que ni las bebidas alcoh¨®licas (como la t¨ªpica cervecita), los refrescos -que no refrescan-, los granizados y dem¨¢s no son la mejor elecci¨®n para hidratarse: el agua deber¨ªa ser tu primera opci¨®n.
Un helado o un sorbete ayudan a hacer la digesti¨®n
Los helados, habitualmente cargados de az¨²car o grasas -o los dos elementos al mismo tiempo-, definitivamente no ayudan a hacer la digesti¨®n. Adem¨¢s, al elegir esta opci¨®n como postre, de rebote se desplazan otras posibilidades realmente asociadas a un patr¨®n de alimentaci¨®n saludable, como la fruta de temporada fresca. El mito podr¨ªa derivar -por buscarle alguna explicaci¨®n- de aquel protocolo presente en algunos postoperatorios de cirug¨ªa digestiva que recomiendan el helado.
Las raz¨®n en este caso es que el helado es un alimento suave que no va a irritar la mucosa g¨¢strica o el epitelio intestinal de los reci¨¦n operados, mientras su temperatura -en especial si la cirug¨ªa ha sido de es¨®fago- ayudar¨ªa a contener una posible inflamaci¨®n. Pero si est¨¢s en un chiringuito de playa y no acabas de salir del quir¨®fano, lo del heladito es solo una excusa (muy pobre, por cierto).
Un licorcito, tambi¨¦n es digestivo
Malas noticias. La respuesta no va a ser muy diferente de la anterior: puedes buscarte la excusa que t¨² quieras para arrearte un lingotazo, pero eso que te ofrece tomar el servicial camarero al final de la comida tiene de digestivo lo que yo de torero. Ese pelotazo, lejos de ayudarte a hacer la digesti¨®n, irritar¨¢ tu mucosa g¨¢strica, aportar¨¢ calor¨ªas vac¨ªas innecesarias y quien sabe si incrementar¨¢ el riesgo de sufrir dolencias metab¨®licas m¨¢s serias y a largo plazo asociadas al consumo de cualquier bebida alcoh¨®lica.
La siesta es dieta mediterr¨¢nea
La costumbre de descabezar un sue?ecito tras haber comido est¨¢ intr¨ªnseca y culturalmente asociado a nuestra idiosincrasia, por eso se ha asociado este hecho a la tergiversada dieta mediterr¨¢nea. Tanto que cuando hace a?os se propusieron contenidos para ponerle letra a nuestro himno nacional, hubo quien centr¨¢ndose en el tema le dio protagonismo a la cuesti¨®n siestera: aqu¨ª tienes la descacharrante y poco afortunada prueba. Pero no hay ninguna publicaci¨®n seria que asocie una cosa con la otra, salvo recientes publicaciones que de forma novedosa vinculan estos dos extremos, igual que otros hablan de sus posibles riesgos, en especial asociados a personas de edad avanzada.
Eso no quiere decir que la siesta sea algo negativo, ni mucho menos. Pero en este terreno hay que hacer dos claras distinciones: aquellas siestas que defend¨ªa D. Camilo Jos¨¦ Cela -las de pijama, padrenuestro y orinal-; de esas otras siestas breves, de cerca de 20 minutos en los que nos quedamos levemente traspuestos. Ese breve reposo tras la comida puede ayudar a afrontar el resto del d¨ªa con mayor soltura y mejor disposici¨®n, siempre y cuando sea breve. A m¨ª, si las circunstancias me lo permiten, desde luego es un h¨¢bito que me gusta cultivar.
El verano ayuda a perder peso
Las circunstancias pintan bien, solemos tener m¨¢s tiempo movernos, la climatolog¨ªa acompa?a, tambi¨¦n el entorno si est¨¢s de vacaciones y los alimentos t¨ªpicos del verano podr¨ªan ayudar a hacer mejores alimentarias¡ pero la realidad nos dice que no: en verano nos ponemos gochos.
La explicaci¨®n, o m¨¢s bien la justificaci¨®n, es que comemos hasta el l¨ªmite de que la mera perspectiva de darnos un ba?o y movernos algo nos produzca arcadas¡ y diremos entonces que es mejor esperar para que no nos d¨¦ un corte de digesti¨®n. Adem¨¢s, en verano bebemos m¨¢s, con el apoyo de, sorpresa, la industria cervecera. A pesar de que diversas instituciones sanitarias -entre ellas la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial y la Sociedad Espa?ola de Medicina del Deporte- hayan dicho que lo de la cerveza y la hidrataci¨®n es un camelo, incluso la de aquella que se hace llamar (y no lo es) cerveza isot¨®nica.
Tambi¨¦n es probable que luego nos tomemos el digestivo sorbete de postre acompa?ado del no menos digestivo pelotazo y ya de paso, a continuaci¨®n, nos vayamos a echar una siesta que haga palidecer a la princesa Aurora (la Bella Durmiente, para que me entiendas).
Ya nos lo cont¨® hace un a?o Javier Pel¨¢ez al hablar de lo mucho que necesitamos descansar tras unas buenas vacaciones. Y es que, ?qu¨¦ demonios, nos estamos cuidando! Aunque luego nos preguntaremos c¨®mo es posible que con lo que nos cuidamos hayamos aumentado de peso. Poco m¨¢s tarde llegar¨¢n los post relativos a qu¨¦ hacer en septiembre tras el descalabro f¨ªsico-salut¨ªfero-ponderal, como este del a?o pasado. A poco que esperemos llegar¨¢n tambi¨¦n los de la operaci¨®n bikini. Y as¨ª, y en un entra?able Ciclo de la Vida, que dir¨ªa el Rey Le¨®n -versi¨®n cansina- ya tenemos todo el cuadro completo.
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