Las comidas de feria que te llevan al pasado
Manzanas de caramelo, berenjenas de Almagro, gallinejas o chorimorci: cada fiesta tiene sus estrellas gastron¨®micas. Es hora de reivindicar nuestra 'street food' festiva de toda la vida.
Con el verano llegan las fiestas mayores. En los pueblos y aldeas tiene lugar la fiesta mayor por antonomasia y la fiesta peque?a, que suele ser en invierno. Son reminiscencias de la ¨¦poca del barroco, de aquella larga etapa en la que la gente vivi¨® tan mal y tan tranquilamente, atropellada por la miseria, sin necesidades ni ilusiones, en la vac¨ªa inopia de luna sociedad inm¨®vil y cerrada. La compensaci¨®n de la miseria fueron las fiestas. El nuestro es todav¨ªa un pa¨ªs de fiestas y festejos. Josep Pla,?Lo que hemos comido.
Las ferias son el cielo en la Tierra. Visitarlas es adentrarse en un agujero espacio temporal donde parece que nada tiene la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de evolucionar, son la evidencia alegre de esa sociedad inm¨®vil y cerrada a la que hac¨ªa alusi¨®n Pla. Las fiestas mayores son el m¨¢s all¨¢. Un lugar divino donde la humanidad se iguala: diferentes generaciones coinciden en espacios comunes y todos se lo pasan bien; los ricos y los pobres comen lo mismo; beben lo mismo; bailan lo mismo; acaban discutiendo por lo mismo. Porque, cualquiera que haya pisado una feria ha podido ver pelear una mesa para cenar en el puesto de los pollos como si fuese la ¨²ltima reserva del Bulli. Y a m¨ª, amigos, estas cosas me dan la vida.
Mi abuelo materno, muy conquense ¨¦l, me contaba que cuando era joven aguardaba a la feria de nuestro pueblo, Horcajo de Santiago, para regalarle a mi abuela la mejor culebra (anguila) de mazap¨¢n que trajera el confitero. ¡°?Mazap¨¢n, abuelo? ?Pero si la feria es en septiembre!¡±, pregunt¨¢bamos. ¡°Eran otros tiempos¡±, contestaba. Era la tregua a la miseria de la que hablaba Pla. Con los a?os he comprendido que esta respuesta parca de mi abuelo ven¨ªa a decir que en las ¨¦pocas de posguerra comer algo que no fuera pan con pan era orgasmo garantizado. Y el mazap¨¢n, aunque fuera septiembre, sab¨ªa a beso de novia y dioses. Tambi¨¦n gracias a mi abuelo y a Pla aprend¨ª que no siempre en las ferias se vendieron algodones de az¨²car, manzanas de caramelo, churros y garrapi?adas. Y, ya m¨¢s tarde y gracias a viajar y a los amigos, una aprende que a cada uno la feria le sabe a una cosa.
Mazap¨¢n
Ya no se ve en las ferias en forma de anguila, pero, junto a los turrones, sigue haciendo acto de presencia en muchas fiestas mayores. En Horcajo de Santiago y alrededores la feria la anunciaban los coches de choque y el puesto de turrones de Pilar (si no recuerdo mal su nombre), una mujer que nunca faltaba a la cita. Los horcaje?os la salud¨¢bamos como si fuese ese familiar que solo nos visita una vez al a?o. Los ni?os no entend¨ªamos muy bien por qu¨¦ a alguien se le ocurr¨ªa vender turrones cuando hace a¨²n calor, pero satisfac¨ªa nuestra demanda con bolsitas de chucher¨ªas, chupetes y martillos gigantes de caramelo (no s¨¦ si soy la ¨²nica a la que al decir martillo de caramelo le viene sabor a az¨²car y madera: la del palo del martillo que chuperrete¨¢bamos hasta que quedaba sin rastro de dulce). A comprar turrones y mazap¨¢n aquellos d¨ªas de mediados de septiembre acud¨ªa gente como mi abuelo, que segu¨ªa feri¨¢ndole -regalando con motivo de la feria- mazap¨¢n a mi abuela. Porque si hay que romper tradiciones, que no sean las de comer.
Berenjenas de Almagro
Tengo tan relacionado este sabor a las ferias que pensaba que estaba presente en todas las verbenas de Espa?a. De hecho, tambi¨¦n pensaba que se apreciaban tanto en el resto de ciudades como en los pueblos de Castilla-La Mancha, pero he descubierto que no es as¨ª. El puesto de las berenjenas es uno de los m¨¢s humildes de las ferias: varias tinajas de barro guardan brochetas, pepinos rellenos, aceitunas de varios tipos¡ y las berenjenas. Un cable de luz con bombillas las alumbra; de cada extremo hay un rollo de papel de cocina colgado y una bota de vino para quien quiera echarse un trago cortes¨ªa de la casa. Normalmente la gente compra estos encurtidos para llevar a casa, pero las berenjenas o los pepinos rellenos tambi¨¦n se toman all¨ª mismo. Te los comes a pie de puesto, te limpias las manos y los chorretones de la cara con el papel que te dan y te marchas. Personalmente no entiendo c¨®mo hay sitios que no tienen este puesto: una feria sin berenjenas de Almagro ni es feria ni es n¨¢, pero all¨¢ cada uno con c¨®mo celebra las cosas.
Las garrapi?adas y el coco fresco
Si fuera material, el olor a az¨²car tostado de las garrapi?adas deber¨ªa tener ya mismo una estatua en todas las rotondas de Espa?a (alerta, alcaldes creativos, estoy dando ideas). Para preparar este art¨ªculo pregunt¨¦ a amigos de varios lugares de Espa?a qu¨¦ com¨ªan ellos en las ferias y creo que solo uno no me mencion¨® las garrapi?adas. Adem¨¢s, todos contestaron poni¨¦ndole el adjetivo ¡°t¨ªpica¡±: ¡°las t¨ªpicas garrapi?adas¡±. Mira que es algo sencillo: az¨²car y una buena almendra. Si encima te las dan calientes, pocos se pueden resistir a comerlas. Y luego est¨¢ el coco natural, siempre con el chorrito de agua cay¨¦ndole encima para que no se seque. Para los ni?os nacidos antes del 2000 el coco fresco era como darle sushi a nuestros abuelos, lo m¨¢s ex¨®tico que pod¨ªas comer. A m¨ª personalmente me produc¨ªa siempre una decepci¨®n: los chicles Boomer de coco me gustaban, los yogures de coco me gustaban, los polvorones de coco me gustaban, las Cu¨¦tara que llevaban coco me gustaban, pero el coco natural era corcho en la boca. Pero daba igual, a?o tras a?o yo estaba ah¨ª para volverlo a intentar. ¡°Si se cree el coco que no me va a gustar a m¨ª¡¡±, pensaba.
La manzana de caramelo
¡°?Mam¨¢, pero si es fruta!¡±. Era fascinante ver esas manzanas redonditas, brillantes, apetecibles ah¨ª en una bandeja, todas alineadas. Los ojos hac¨ªan chiribitas: era casi como la tentaci¨®n de Blancanieves. Todos los ni?os quieren una manzana de caramelo. Luego no sabes qu¨¦ hacer con ella porque es dif¨ªcil de comer. No cabe en la boca como una piruleta; no puedes morderla porque te pringas entera; y para colmo, debajo de esa capa ?hay una manzana de verdad!, ?una triste manzana golden harinosa, secuna y sin pelar! Todo mal. Y ahora, ?qu¨¦ carajo har¨¢s con ese manzanote cuando subas a las camas el¨¢sticas?
El chorimorci
No es el ¨²ltimo hit de Leticia Sabater, sino un bocadillo de chorizo y morcilla que te puedes comer en la feria de Albacete. Los puestos donde se venden se llaman directamente ¡°los chorimorcis¡±, y son los m¨¢s concurridos. Aunque es evidente que en la feria siempre est¨¢ el socorrido bocata lomo-queso, el chorimorci es el icono de las fiestas albacete?as. La receta es bien sencilla: pan, chorizo y morcilla frita (sin mezclar) y listo. Es importante no confundir con el chorimorci de Burgos.
Los talos
Si hay una comida t¨ªpica de las ferias vascas es ¨¦sta. Son una torta de harina de ma¨ªz a la plancha con una chistorra frita. Los venden en puestos donde las mujeres vestidas de kaseritas amasan y aplanan la masa de ma¨ªz y, por lo general, son los hombres quienes fr¨ªen la chistorra y pasan por la plancha los talos. A veces la creatividad llama a la puerta se rellenan de queso y bacon, ofreciendo incluso una versi¨®n dulce con chocolate.
Las mazorcas asadas
Esta incorporaci¨®n gastron¨®mica a las fiestas espa?olas fue m¨¢s bien tard¨ªa y vino para quedarse gracias a la inmigraci¨®n de Latinoam¨¦rica. Hoy es com¨²n ver puestos donde comprar una mazorca asada o a la plancha. Le a?aden poquito de sal, a veces pimienta al gusto, y a comer: un aut¨¦ntico manjar.
Otros sabores a feria que tambi¨¦n traen recuerdos
Algod¨®n de az¨²car: Comida, lo que se dice comida no es que sea esto, pero pocas cosas hay m¨¢s emblem¨¢ticas que estas telara?as rosas enroscadas en un palito. Hubo un tiempo que se empez¨® a innovar y se hac¨ªan de otros colores, azules y amarillos. Ahora tambi¨¦n los venden en cubitos, pero sinceramente le quitan toda la gracia.
Gallinejas: En san Isidro la Pradera madrile?a huele a bocadillo de morcilla y a intestinos de gallina enharinados y fritos. Pero no hace falta que esperes al 15 de mayo para comerlas, las mejores las hacen todo el a?o en Gallinejas Embajadores.
Barquillos: Aunque no es un dulce exclusivo de Madrid, es una estampa bastante t¨ªpica la del chulapito o chulapita tocando chotis y vendiendo los barquillos que lleva en una cesta. Esta imagen se va perdiendo, pero a¨²n se puede ver.
Rebujito: Es pensar en esta bebida hecha con vino fino o manzanilla y 7up y que empiecen a sonar sevillanas en tu cabeza. Surgi¨® de la versi¨®n de un combinado ingl¨¦s muy popular durante el siglo XIX que se conoc¨ªa como Sherry Cobbler. Hoy es la bebida m¨¢s t¨ªpica de las ferias y romer¨ªas de Andaluc¨ªa. En Jerez de la Frontera prob¨¦ otra versi¨®n del rebujito, el Pepetonic: T¨ªo Pepe con t¨®nica y hielo, las proporciones son como las de un cubata.
Cuerva / Zurra: Es una bebida dulce y fresca hecha con vino blanco, trozos de fruta y az¨²car -en algunos lugares le ponen tambi¨¦n apio-. La hacen en barre?os grandes y la sirven (casi siempre gratis) en vasitos peque?os. Las primeras cogorzas tempranas de los padres y madres manchegos sol¨ªan ser con esta bebida, y no porque la tomaran, sino porque eran cr¨ªos, se com¨ªan la fruta y cuando quer¨ªan darse cuenta, ¡°Manoli, ?qu¨¦ le pasa a la ni?a, que anda raro!¡±. As¨ª que, cuidad¨ªn.
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