Ventorrillo Patascortas, una de las ventas m¨¢s antiguas de M¨¢laga en la que comer por 20 euros
El establecimiento ofrece sencillos y contundentes platos caseros a las afueras de Casabermeja, a poco m¨¢s de 25 minutos de la capital malague?a
El malague?o Miguel Campoy, de 74 a?os, es un verso suelto en su ¨¢rbol geneal¨®gico. Su bisabuelo, su abuelo, su padre, su hijo y su nieto han formado parte de la Guardia Civil, pero ¨¦l no. ¡°Mi padre me quit¨® las ganas. Estuvo en tiempos complicados y yo prefer¨ª no seguir por ah¨ª¡±, explica. Aquella decisi¨®n le llev¨® a trabajar de vigilante jurado en El Corte Ingl¨¦s y ejercer m¨¢s tarde de mec¨¢nico electricista, profesi¨®n en la que, presume, era un artista. Pero sobre todo le permiti¨® remodelar una vieja casa en la que m¨¢s tarde levant¨® un restaurante, hoy en manos de su hija Azahara, de 44 a?os. Es el Ventorrillo Patascortas, ubicado a las afueras de Casabermeja (3.813 habitantes) y a apenas unos 25 minutos de M¨¢laga, convertido en una instituci¨®n del fin de semana malague?o (solo abre s¨¢bados y domingos) con su plato de los montes como una de las estrellas de la casa. Carne a la brasa, migas, patatas fritas con huevo o jam¨®n, postres caseros y vino dulce son aqu¨ª una bendici¨®n a precios muy populares.
Con sombrero de cowboy, pa?uelo al cuello, camisa de cuadros y vaqueros gastados, Campoy resopla mientras prepara un caf¨¦ ¡°tan cargado que se puede cortar con un cuchillo¡±. Amante de las motos ¡ªtiene una Honda Black Widow¡ª dice nunca ha tenido m¨¢s pretensiones que ¡°sacar la familia adelante y que la gente disfrute de la comida¡±. Y bien lo consigue, porque la clientela sabe que es mejor reservar con varios d¨ªas de antelaci¨®n. ¡°Los habituales llaman con tiempo, saben que se llena r¨¢pido¡±, afirma su mujer, Loli P¨¦rez, de 70 a?os. Ambos mantienen una deliciosa conversaci¨®n en la terraza del negocio, donde el sol compite con la sombra de los muchos ¨¢rboles plantados por ellos mismos. Son solo una parte de los casi 10.000 ejemplares con los que han reforestado, poco a poco, los alrededores. Un entorno donde hoy hay fincas de almendros, lomas de gran pendiente y viviendas diseminadas pertenecientes, sobre todo, personas extranjeras. Al sur se deja ver un pedazo de la ciudad de M¨¢laga y el azul del Mediterr¨¢neo. Al este, las cumbres blancas de Sierra Nevada recuerdan la diversidad andaluza, con paisajes y climas que cambian a cada palmo.
El Ventorrillo Patascortas forma parte de una tradici¨®n muy malague?a: restaurantes a pie de carretera que son conocidos bajo la denominaci¨®n popular de ventas. Son habituales en el entorno del Parque Natural de los Montes de M¨¢laga, 5.000 hect¨¢reas de terreno cuyos l¨ªmites no quedan demasiado lejos de este restaurante, cuya mayor singularidad es ser la venta m¨¢s antigua de la provincia. Al menos eso cree la familia con los datos aportados por el historiador Francisco del Pino, que documenta que Isabel II otorg¨® dos licencias para una venta en el ¡°camino de la Torre de Zambra¡±, vieja construcci¨®n de car¨¢cter defensivo construida entre finales del siglo XIII y XIV que a¨²n sigue en pie a poco m¨¢s de 400 metros del restaurante, que debi¨® recibir uno de los dos permisos. Durante siglos funcion¨® como fonda para la parada de los arrieros camino de M¨¢laga. Y aunque luego desapareci¨® de la historia, los Campoy P¨¦rez la recuperaron y bautizaron como Patas Cortas en honor a la familia propietaria del terreno antes de su llegada. Cuentan en el pueblo que todos eran muy altos y superaban todos f¨¢cilmente los dos metros, de ah¨ª el singular mote.
M¨¢s all¨¢ de la leyenda, el negocio es un hervidero durante los fines de semana. Cuando el sol calienta estas tierras ¡ªes decir, casi todo el a?o¡ª la terraza es perfecta para el almuerzo, que aqu¨ª gustan de acompa?ar de vino dulce. El favorito de la casa es Zumbral, elaborado en la comarca de la Axarqu¨ªa por bodegas Dimobe a partir de uvas moscatel de Alejandr¨ªa. El sal¨®n interior, con vigas de madera y paredes que parecen construidas hace siglos, cuenta con una gran chimenea central que calienta los fr¨ªos ¡ªy cada vez m¨¢s escasos¡ª d¨ªas del invierno malague?o. Entonces, las mesas m¨¢s cercanas a esta estufa alimentada con le?a son las favoritas del medio centenar de personas que, de aforo m¨¢ximo, entran en el comedor. Sus paredes est¨¢n repletas de aperos de cortijos y las labores del campo, junto a viejos objetos que hoy han perdido su uso y casi el nombre. Tambi¨¦n hay sombreros de verdiales, antiguas m¨¢quinas de escribir y otros objetos que han pertenecido a las distintas generaciones de esta familia.
Tres de ellas se unen cada fin de semana desde primera hora para dejar todo listo. Ah¨ª es cuando Azahara se arranca a preparar una enorme sart¨¦n de migas a base de pan (raci¨®n a 14 euros). Hace una cada s¨¢bado y otra cada domingo. La cocinera cree que va a echar m¨¢s m¨²sculos en un brazo que otro de tanto remover: hora y media diaria al calor de le?a de almendro, la tradicional de esta tierra. El fuego tambi¨¦n sirve para elaborar las papas fritas. Con huevos fritos o jam¨®n de cebo ib¨¦rico y trufa son una de las propuestas favoritas de la clientela. Las cifras lo demuestran. Su hermano Juan Miguel, de 47 a?os, asegura que ¡°como m¨ªnimo¡± durante los dos servicios en los que abre el restaurante se consumen unos 20 litros de aceite de oliva virgen extra y se pelan a mano unos 60 kilos de patatas. ?l echa una mano y se encarga de fre¨ªrlas y de dominar el fuego para que el aceite adquiera la temperatura justa. Rabo de toro, carrillada (18 euros) o pollo al ajillo son otros cl¨¢sicos de la casa. Nunca falta el puchero (7,50 euros) ¡ªtampoco sus posteriores croquetas de pring¨¢¡ª ni la sopa de picadillo (7,50 euros). Quien quiera arroz acierta con la elecci¨®n, pero debe encargarlo con antelaci¨®n.
M¨¢s all¨¢, siempre hay platos de cuchara que se elaboran cada fin de semana seg¨²n apetezca a la matriarca. ¡°Un d¨ªa lentejas, otro fabada, luego berza. As¨ª siempre hay algo diferente en la carta¡±, se?ala Loli. Otra de las estrellas es el plato de los montes (14 euros), b¨¢sico de la gastronom¨ªa malague?a, a base de lomo en manteca, morcilla, pimientos fritos, huevo fritos, patatas fritas y chorizo. Es lo que com¨ªan los arrieros a principios del siglo pasado para reponer energ¨ªas y siguen tomando hoy los clientes que llenan el sal¨®n de esta venta cada fin de semana 100 a?os despu¨¦s. Antes de un sabroso caf¨¦ de pucherete, hay que tomar alguno de los postres (entre 4 y 5 euros), todos caseros: flan de queso o huevo, tiramis¨² o tarta de zanahoria, entre otros. En temporada hay bocados dulces diversos, como el flan de chirimoya, de las costas tropicales de M¨¢laga y Granada, y uno que nunca falla desde 1996. Se trata de la cuajada, que en la carta se encuentra bajo el nombre de tarta de la felicidad. La misma que muestra Miguel Campoy subido en su moto o cuando, simplemente, echa un vistazo al restaurante que ahora lidera su hija y al que ha dedicado toda una vida. La suya.
Ventorrillo Patascortas
- Dirección: MA-3101, 8, km. 21, 29160 Casabermeja, Málaga
- Teléfono: 622 563 306
- Horario: sábados y domingos de 12:00 a 18:00 horas.
- Precio medio: 20-25 euros.