Lucio Bl¨¢zquez, el tabernero que burl¨® al coronavirus
Con 87 a?os, el due?o del famoso restaurante por el que han pasado multitud de celebridades ha recibido el alta tras estar ingresado en un hospital desde finales de marzo
Ni idea de lo que es el humus y la quinoa. Demasiado moderno. Pero s¨ª lo que conlleva servir una buena raci¨®n de huevos rotos con patatas: est¨®magos siempre llenos y muy agradecidos que han convertido al restaurante Casa Lucio en uno de los m¨¢s populares de Madrid. Cuando el arquitecto brit¨¢nico Norman Foster los prob¨®, expres¨®: ¡°Es la sencillez llevada a la perfecci¨®n.¡± Su due?o, Lucio Bl¨¢zquez, es la ic¨®nica imagen de este local con m¨¢s de 40 a?os. Y los que le quedan, pues puede presumir de ser un octogenario que ha vencido al coronavirus. A finales de marzo fue ingresado en el Hospital Universitario Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, en la capital, aquejado de una neumon¨ªa provocada por la Covid-19. Desde entonces no se supo m¨¢s sobre su estado de salud hasta este viernes que se ha conocido que ha regresado a casa.
No es la primera vez que el tabernero ¡ªcomo le gusta que se refirieran a ¨¦l¡ª burla a la muerte. En 2008 sufri¨® un infarto y tuvo que ser atendido en el hospital de San Juan, en Alicante. Pero aquella vez tambi¨¦n sali¨® victorioso. Es en esta ciudad valenciana donde suele veranear. De hecho, su ¨²ltima entrevista con EL PA?S se realiz¨® all¨ª el pasado julio. En ella hizo gala de lo excelente mesonero y relaciones p¨²blicas que es: ¡°Al mundo entero le doy las gracias porque todos han estado en mi casa. Y lo han pasado muy bien y yo lo he pasado muy bien¡±.
El establecimiento del n¨²mero 35 de la madrile?a calle de la Cava Baja, por el que han pasado multitud de famosos, es su verdadero hogar. ¡°En 70 a?os que llevo en esto habr¨¦ comido en mi casa unas cuatro o cinco veces, y porque estar¨ªa malo", a lo que a?ad¨ªa: "Pero tengo la suerte de que el bar es tambi¨¦n mi casa, as¨ª que lo tengo todo¡±. En dicha casa se han sentado a la mesa pol¨ªticos, miembros de la realeza, premios Nobel, actores, cantantes y futbolistas del panorama nacional e internacional. Una de sus favoritas es la actriz Jane Fonda, de la que admira su elegancia.
Muchos de esos comensales de gran renombre se han convertido con el tiempo en amigos. Cuando Severo Ochoa se encontraba en su lecho de muerte, Lucio B¨¢zquez llev¨® un cochinillo al hospital donde ingres¨® el cient¨ªfico. Por otro lado, el fallecimiento del torero Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares en 2014 entristeci¨® al restaurador: ¡°Cuando me dijeron que hab¨ªa muerto Manzanares se me cayeron las l¨¢grimas. [...] ?ramos como hermanos. Lo siento en el alma porque era un torerazo. ?Y el m¨¢s lig¨®n del mundo!¡±.
Ya con 87 a?os ha visto a muchos marchar: ¡°Esa es la gran desgracia de cumplir a?os, que se van yendo los amigos¡±. Tambi¨¦n su compa?era de vida. Mar¨ªa del Carmen Garc¨ªa falleci¨® el pasado mes de febrero. Llevaban casi seis d¨¦cadas casados y tuvieron tres hijos: Mar¨ªa del Carmen, Fernando y Javier, todos ellos licenciados en Derecho y trabajando en la hosteler¨ªa con una apuesta por la calidad y lo tradicional, como su padre. Garc¨ªa fue despedida en la Bas¨ªlica de San Francisco el Grande de Madrid, en un funeral en el que el tabernero hizo hincapi¨¦ en el importante papel que tuvo su esposa a lo largo de su vida: ¡°Si yo no hubiera conocido a mi mujer, yo no hubiera sido Lucio¡±. Y a pesar del dolor en esos momentos sac¨® a relucir su faceta m¨¢s campechana y amable: ¡°Era la t¨ªa m¨¢s guapa del mundo y la m¨¢s trabajadora, la que ha hecho que yo tenga tres hijos maravillosos, guapos, con carrera y yo sea un hombre de los m¨¢s famosos que ha dado este pa¨ªs¡±.
De ella se despidieron familiares y amigos. Y, c¨®mo no, acudieron algunos rostros conocidos: Beatriz de Orleans, Ortega Cano, Carmen Lomana y Enrique Cerezo, entre otros. Tambi¨¦n Esperanza Aguirre y Jos¨¦ Luis Corcuera, una del Partido Popular y el otro socialista, porque Lucio Bl¨¢zquez no entiende de ideolog¨ªas: ¡°Yo he jugado a todas las bandas y a todos los partidos. Soy atl¨¦tico y tengo las mejores entradas en palco en el Madrid. A mi casa han venido a comer juntos los presidentes Gonz¨¢lez, Aznar, Zapatero y Rajoy con el Rey. ?Qui¨¦n tiene esa foto? Nadie¡±.
Don Juan Carlos ha frecuentado este lugar en incontables ocasiones desde que era Pr¨ªncipe de Espa?a, atra¨ªdo por la comida y los chistes del tabernero, que acostumbra a pasearse por las mesas o incluso sentarse a charlar con los comensales: ¡°Hay propietarios que ni conocen a sus clientes. Pero la hosteler¨ªa es familiaridad¡±. Del rey em¨¦rito dice que es el mejor relaciones p¨²blicas de Espa?a, y ¨¦l, el segundo: ¡°Yo he hecho mucho por Espa?a. En mi casa se ha hablado de todo y se han solucionado muchas cosas¡±. Los trabajadores del restaurante han sido testigos de momentos hist¨®ricos e irrepetibles, como la reuni¨®n del monarca con los entonces cuatro presidentes de la democracia o el cese del general Sabino Fern¨¢ndez Campo como jefe de la Casa del Rey. Don Juan Carlos aprovech¨® un almuerzo distendido con el militar y la reina Sof¨ªa en Casa Lucio para revelar: ¡°Sofi, ?sabes que Sabino nos deja?¡±. Ni despacho, ni llamada por tel¨¦fono, ni carta de despido. As¨ª es como el general conoci¨® que el Rey daba por finalizada la relaci¨®n con su hombre de mayor confianza, aquel que supuso una figura clave para el monarca durante el intento de golpe de Estado del 23-F.
¡°He conocido a los mejores, les he tratado, he visto y o¨ªdo sus alegr¨ªas y penas. Si contara todo lo que he vivido, ser¨ªa para pegarse un tiro. A veces ni yo me lo creo¡±, explic¨® Lucio Bl¨¢zquez a este diario sobre el restaurante donde ha presenciado negociaciones, romances que acabaron en boda e incluso rupturas. Casa Lucio abri¨® sus puertas el 4 de noviembre de 1974 en el Madrid de los Austrias, en una ¨¦poca en la que al r¨¦gimen franquista le quedaba poco fuelle. El tabernero desarroll¨® entonces la habilidad para distribuir de forma estrat¨¦gica a sus clientes, que pod¨ªan pertenecer a la derecha m¨¢s recalcitrante o ser pol¨ªticos reci¨¦n salidos de la clandestinidad.
El local albergaba anteriormente el mes¨®n del Segoviano, donde comenz¨® a trabajar a la temprana edad de 12 a?os, reci¨¦n llegado de su pueblo, Serranillos, en ?vila. Limpiaba, ayudaba en la cocina y serv¨ªa mesas. Trabajaba 17 horas diarias y cada 15 d¨ªas libraba dos horas. Pero sin remilgos. Realmente le gustaba lo que hac¨ªa. ¡°Me dec¨ªa mi jefa [Do?a Petra]: 'Vete a que te de un poquito el sol a Las Vistillas, aqu¨ª al lado¡¯. Pero yo disfrutaba mucho trabajando y, durante 14 a?os, dorm¨ª en una buhardilla donde me despertaba y me pegaba con la cabeza en el techo. Era majete y la gente me empez¨® a querer mucho. Por eso me iba bien. Pero nunca imagin¨¦ que esto ser¨ªa m¨ªo¡±, relat¨® a EL PA?S hace m¨¢s de cinco a?os.
Casa Lucio fue convirti¨¦ndose poco a poco en un c¨¦lebre restaurante, lugar de reuni¨®n para madrile?os, turistas y, sobre todo, celebridades. ¡°Esto es como de cine, de Hollywood. Porque aqu¨ª viene todo el mundo. Los famosos y la gente sencilla. Yo creo que lo hacen porque quieren distraerse, y en mi casa sobre todo damos simpat¨ªa. [...] Todos vienen a comer, pero, adem¨¢s, unos vienen a verse entre ellos y a que les vean, y otros a verles. Y la gente se lo pasa fen¨®meno¡±. Toda esa gente pide mesa en el restaurante principalmente por los huevos rotos: ¡°Yo he levantado el huevo en Espa?a. Pedir un huevo en un restaurante era de pobres¡±. Su particular receta era de su abuela, ¡°que guisaba como Dios". La mujer sol¨ªa ir a dar de comer a los hombres que segaban el prado, pero los huevos fritos se estropeaban por el camino. As¨ª que al llegar a su destino los revolv¨ªa y les a?ad¨ªa un pu?ado de patatas. ¡°?Y aquello sab¨ªa a gloria!¡±.
Nunca ha recibido una estrella Michelin. Y eso que se las han ofrecido. ¡°Las estrellas las ten¨ªa sentadas en la mesa, cerraba el restaurante y me las llevaba a Chicote, y ¨¦l me daba un coscorr¨®n y me llamaba triunfador". Lucio Bl¨¢zquez ha vivido mucho y se ha codeado con grandes celebridades, pero sobre todo ha deleitado los paladares de millones de comensales. Ahora viene al caso recordar sus palabras durante una entrevista a EL PA?S en 1990:
¡ª ?Pondr¨¢ un restaurante en el cielo?
¡ª ?Me gustar¨ªa!
Tras superar el coronavirus, el cielo puede esperar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.