El hotel Waldorf Astoria subasta el mobiliario de las habitaciones que pisaron presidentes, actores y reyes
El c¨¦lebre hotel neoyorquino saca a la venta su historia: 80.000 muebles y objetos de decoraci¨®n que utilizaron en sus estancias el pianista Cole Porter, los duques de Windsor, Isabel II o Winston Churchill
En un viejo centro comercial abandonado, junto a una autov¨ªa en Massachussets, se guarda un insospechado tesoro. Entre escaparates tapiados y achacosas escaleras autom¨¢ticas reposan sof¨¢s de capiton¨¦, cojines con perros bordados en punto de cruz o inmensos espejos rococ¨® de bordes dorados. Son 15.000 del total de 80.000 muebles y objetos de decoraci¨®n del hotel Waldorf Astoria, uno de los m¨¢s lujosos y c¨¦lebres de la ciudad de Nueva York. Un reposo, el de tantos y tantos objetos, que les durar¨¢ ya poco. A partir de este s¨¢bado se pueden empezar a visitar online. Las pujas por ellos empezaron el d¨ªa 3 y el pr¨®ximo 17 de octubre, y hasta el 15 de noviembre, ser¨¢n subastados.
Esos m¨¢s de 92.000 metros cuadrados de superficie acogen la alfombra y las sillas ¡ªretapizadas¡ª de la suite de Winston Churchill o los muebles de la suite real, escondidos en una antigua tienda H&M. All¨ª se tom¨® la decisi¨®n de llevarlos desde oto?o de 2017, cuando los responsables del Astoria, como se conoce popularmente al establecimiento, decidieron someterlo a unas obras de renovaci¨®n que durar¨ªan a?os y costar¨ªan unos 1.000 millones de d¨®lares. Fue entonces cuando Frank Kaminski recibi¨® una llamada. El responsable de subastas Kaminski, una de las m¨¢s importantes del pa¨ªs, fue el encargado de tasar los muebles, algunos recolocados en el centro comercial y otros a¨²n en el hotel. Fueron 88 los camiones encargados de transportar los m¨¢s de 15.000 objetos. Y, a partir del pr¨®ximo 17 de octubre, ser¨¢n quienes se ocupen de su subasta, un evento ¡°¨²nico en la vida¡±, seg¨²n afirma Kaminski en un comunicado. ¡°Hay mobiliario exquisito de sus restaurantes y salones. Y hay algo para cada cual¡±, ha asegurado, dejando ver que los precios ser¨¢n muy diversos.
El Waldorf Astoria ha sido, junto al Plaza, el gran hotel de Nueva York a mediados del siglo XX. En ¨¦l se alojaban mandatarios, reyes y presidentes, as¨ª como grandes estrellas del cine y la m¨²sica, de Marilyn Monroe a Frank Sinatra. Ahora, aquellas suites en las que viv¨ªan temporalmente est¨¢n instaladas en un vac¨ªo centro comercial cercano a Boston, al este del pa¨ªs, que lleg¨® a tener 90 tiendas y un multicine de 10 salas. Inaugurado en 1992, la crisis de 2008 le pas¨® factura y tras pasar por distintos due?os llevaba un lustro renqueante, hasta que su cierre se hizo efectivo el pasado febrero.
¡°Entre 1940 y 1960, los duques de Windsor viv¨ªan en la suite durante toda la temporada¡±, explica un consultor de arte que trabaja para la casa de subastas al diario brit¨¢nico The Times, haciendo referencia a la etapa de presentaciones en sociedad y eventos que ten¨ªa lugar en la ciudad cada mes de oto?o. Sin embargo, el antiguo monarca se encontr¨® con un problema en 1957, cuando Isabel II lleg¨® a Nueva York para una visita y ¨¦l y su esposa tuvieron que salir de aquella habitaci¨®n de la planta 42. ¡°Se tuvo que crear una segunda suite en esa planta, que Wallis Simpson quiso decorar con sus colores¡±, relata el consultor. Ahora, en ese H&M abandonado, ¡°pueden apreciar a la derecha la suite real y a la izquierda la otra suite reservada¡±.
All¨ª y en su web pueden verse los muebles tapizados del azul beb¨¦ que le gustaba a Simpson, as¨ª como sus cojines con perritos bordados. Tambi¨¦n los sof¨¢s de la habitaci¨®n del piso 39? que sol¨ªa ocupar Winston Churchill cuando acud¨ªa a la ciudad. O los muebles donde se alojaba la actriz Elizabeth Taylor, con mesas art d¨¦co y sof¨¢s de terciopelo. Adem¨¢s, est¨¢ dispuesto el mobiliario de la habitaci¨®n de 550 metros cuadrados del pianista Cole Porter, que vivi¨® en el establecimiento entre 1934 y 1964. Su c¨¦lebre piano Steinway, valorado en dos millones de d¨®lares, ha sido restaurado y permanecer¨¢ en el hotel.
Una historia que se ve tambi¨¦n en las fotograf¨ªas expuestas, ahora, en los pasillos de este lugar que acoge temporalmente parte de la historia de Nueva York. En ellas se puede ver a Frank Sinatra, Marilyn Monroe, reyes y pr¨ªncipes o presidentes, a Gregory Peck almorzando con Henry Kissinger, a Richard Nixon discutiendo con Bob Hope, o a Isabel II de Inglaterra descendiendo de una limusina con el hotel a sus espaldas y el personal listo para recibirla.
Todo lo que se obtenga de la subasta servir¨¢ para renovar sus jardines exteriores, as¨ª como una casa de beneficencia y la iglesia de San Bartolom¨¦, situada enfrente del hotel. De su ubicaci¨®n actual, puesto que la que ocupaba originalmente es donde actualmente est¨¢ el Empire State Building, el edificio que se construy¨® tras que el primer Waldorf fuera derruido en 1929 para hacerle hueco. Cuando reabri¨® dos a?os despu¨¦s, en el n¨²mero 301 de la avenida Park, se hab¨ªa convertido en el hotel m¨¢s grande y m¨¢s alto del mundo, y tambi¨¦n en el primero en tener servicio de habitaciones. El imperio de Conrad Hilton se hizo con ¨¦l en 1949. En 1993 se convirti¨® en punto de inter¨¦s de la ciudad.
Instalado en lo que era una antigua tienda de deportes tambi¨¦n est¨¢ la gran habitaci¨®n presidencial del hotel, donde se han alojado presidentes y jefes de Estado: de Hussein de Jordania a Charles de Gaulle, del emperador Hirohito al em¨¦rito Juan Carlos I. Tambi¨¦n era la elegida por los presidentes estadounidenses como residencia semioficial en la gran ciudad.
Era el caso de John F. Kennedy, cuya mecedora favorita se ha quedado en el hotel, pero cuya mesa de despacho saldr¨¢ a la venta por unos 5.000 d¨®lares. O como Roosevelt, que sol¨ªa entrar por una puerta escondida y sub¨ªa a su suite en un ascensor privado. Quien m¨¢s am¨® el hotel fue Herbert Hoover, que mand¨® un mensaje de felicitaci¨®n desde la Casa Blanca cuando reabri¨® en 1931, celebr¨® all¨ª su 86? cumplea?os y vivi¨® en ¨¦l hasta que muri¨® en 1964. De hecho, cuando los mandatarios dejaban el cargo el hotel bautizaba alguna habitaci¨®n con su nombre. Obama fue precisamente el ¨²ltimo en hacerlo pero en una visita a la ciudad en 2015 ya no durmi¨® all¨ª. Meses antes, en octubre de 2014, un grupo inversor chino, Anbang, compr¨® el establecimiento. El glamur empez¨® a pasar de los pasillos a los libros de historia.
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