Quiero ser un infiltrado
Me sumo a las felicitaciones a Jakub Jankto y las extiendo a su equipo y compa?eros que de inmediato a?adieron las palabras respeto y solidaridad hacia su declaraci¨®n. Nadie debe sentirse amenazado por la libertad de otros
Estoy cautivado por la historia del agente infiltrado en Barcelona con el supuesto nombre Dani que sedujo, complaci¨® y convivi¨® durante a?os (y varias relaciones simult¨¢neas), con mujeres miembros de los movimientos okupa y anticapitalista de la capital catalana.
Estoy cautivado por sus ingredientes de sexo, impostura, deriva independentista y, por qu¨¦ no, unas gotitas de culto a la juventud. Por la osad¨ªa, atribuida guapura y arrojo del infiltrado, un polic¨ªa mallorqu¨ªn de 30 a?os, capaz de transformarse mediante tatuajes y cortes de pelo en todo un okupa.
Las mujeres enga?adas de los movimientos sociales est¨¢n que trinan. A nadie le gusta una mentira. Pero, veamos el otro lado. Por una parte, se confirma que el cuerpo policial espa?ol dispone de unos candidatos estupendos. Por otra, que debe existir un cazatalentos con ojo muy entrenado. Sea lo que sea, Dani hizo su trabajo. Se entreg¨® a la causa, abraz¨® el poliamor, consumi¨® sustancias ilegales (siendo un polic¨ªa), comparti¨® borracheras sin soltar prenda de su verdadera identidad. Un Mata Hari mediterr¨¢neo. Sospecho que los ide¨®logos de esta operaci¨®n conocen Con la muerte en los talones, el cl¨¢sico de Alfred Hitchcock, donde un fabuloso ejecutivo de publicidad, Roger Thornhill, interpretado por Cary Grant, es confundido por un agente secreto, George Kaplan, tan ficticio como nuestro Dani. Ahora falta que alguien en Espa?a convierta esta historia de independentistas, polic¨ªas mediterr¨¢neos, poliamor traicionero en esa pel¨ªcula catalana que pueda arrasar en los Goya.
?Bravo para los Goya! Se confirma que necesitas 37 ediciones para conciliar un espect¨¢culo que celebra el cine espa?ol desde la televisi¨®n espa?ola. El domingo, telefone¨¦ a Tinet Rubira, director de la gala, producida por Gestmusic. Rubira dirigi¨® Operaci¨®n Triunfo a principios de siglo y tambi¨¦n su exitoso regreso en 2017. Fue un trabajo duro. ¡°Una gala de premios se convierte en una corriente con los premiados y el p¨²blico. Si la gala no es din¨¢mica, todos nos dormimos. Y este a?o esa era la premisa: ni un momento sin que algo sorprendiera. Y creo que eso anim¨® a acortar los agradecimientos, hacerlos m¨¢s interesantes, menos lugar com¨²n¡±, dijo Tinet.
Tambi¨¦n me apasion¨® la actuaci¨®n de Rihanna durante el intermedio de la Super Bowl, el megaevento deportivo estadounidense que marca el final de su liga de f¨²tbol, un deporte que casi nadie entiende, pero que la televisi¨®n consigue convertir en algo donde puedes infiltrarte. Durante a?os he soportado que, en mi presencia, llamen a ese intervalo musical el ¡°momento gay del momento m¨¢s heterosexual de la televisi¨®n¡±. Algo parecido al comentario de Samantha Vallejo-N¨¢gera en MasterChef tras reconocer que me interesaba el futbol. Con Rihanna, me dej¨¦ de bobadas y me maravill¨® acompa?arla en su ascenso al olimpo de las reinas de la Super Bowl (Madonna, Lady Gaga, Beyonc¨¦, Shakira y JLo), vestida de Loewe, subida a unas plataformas oscilantes que recordaban una obra de El¨ªas Cresp¨ªn. Rihanna, embarazada, dibujaba los pasos que sus bailarines dinamizaban y por momentos el juego se convert¨ªa en algo que podr¨ªa resultar bals¨¢mico para estos tiempos tan convulsos, donde brotan las l¨¢grimas de Ana Mar¨ªa Ald¨®n, las voluptuosas declaraciones de B¨¢rbara Rey en el ch¨¦ster de Risto Mejide. Asoci¨¦ los movimientos de la cantante con las ejecuciones que hacemos en El Desaf¨ªo. Y so?¨¦ despierto con Dani y las chicas anticapitalistas en sus bailes okupa.
Me despert¨® la declaraci¨®n de Jakub Jankto, el futbolista checo y el primer hombre en su deporte y en nuestra liga ¡ªjugador del Getafe cedido en el Sparta de Praga¡ª, en declararse homosexual. No tengo su tel¨¦fono. Desde estas l¨ªneas me sumo a las felicitaciones y las extiendo a su equipo y compa?eros que de inmediato a?adieron las palabras respeto y solidaridad hacia su declaraci¨®n. Es importante. Nadie debe sentirse amenazado por la libertad de otros. Ahora, Samantha, querida, no solo puedo ser gay y gustarme el f¨²tbol, sino que uno de los m¨ªos marca goles.
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