Convocada huelga contra la mecanización de la recogida de algodón
Alianza Popular propone el cierre de Altos Hornos del Mediterráneo
La amiga del príncipe Andrés.
?ndice Dow Jones 958,39 (+14,63)
Kubala ganó cerca de 50 millones en 1978
El Partido Conservador británico no tiene fácil ni rápida solución para el desempleo
El plan de viabilidad de la empresa Talbot será homologado hoy por la Dirección General de Empleo
Balance presidencial
Balance presidencial. LA DESCRIPCI?N y la valoración del trabajo realizado por cada uno de los diferentes departamentos ministeriales a lo largo de la primera legislatura constitucional pueden ser tomadas como las piezas de un rompecabezas que, al ajustarse entre sí, ofrecen la visión global del estado de la nación en vísperas de los próximos comicios. Para completar el dibujo falta el elemento que dinamiza y da sentido a los diversos componentes del mismo: el Presidente del Gobierno.El nombramiento del jefe del ejecutivo, investido por los diputados, introduce una mediación de considerable eficacia entre los votos de los ciudadanos en las urnas y la designación parlamentaria del Presidente. Aquí radica una de las más notables diferencias -el distinto grado de respaldo popular de uno y otro- entre los dos presidentes del gobierno que ocuparon el cargo durante la concluida legislatura. Adolfo Suárez empalmó su anterior mandato, obtenido al encabezar como líder las candidaturas de UCD en 1977, con una ratificación de su nombramiento por el Congreso en marzo de 1979, tras la nueva victoria electoral de las listas centristas asociadas con su figura. Pese a que el sistema constitucional de la Monarquía parlamentaria descartó con coherencia la elección directa del presidente del gobierno por los ciudadanos, la personalización del liderazgo de UCD en Adolfo Suárez implicaba unas relaciones entre el jefe del Ejecutivo y la sociedad parcialmente independientes de la mediación partidista. Un fenómeno de semejantes características está ocurriendo, en esta campa?a, con Felipe González que es, al tiempo, el candidato que encabeza las listas del PSOE y un líder político con dimensión personal propia. En cambio, Calvo Sotelo no alcanzó la presidencia del gobierno a impulsos de un respaldo popular personal sino como consecuencia de la operación de acoso y derribo de Suárez, resultado de las maniobras de pasillo puestas en práctica por facciones centristas, en particular la tendencia conservadora capitaneada por Miguel Herrero -que terminaría pasándose a Alianza Popular- y el grupo democristiano encabezado por Oscar Alzaga -que pactaría la coalición con Fraga.