El cementerio de los r¨®tulos olvidados: voluntarios al rescate del imaginario del peque?o comercio espa?ol
Con la desaparici¨®n de muchos de los locales que marcaron la identidad de diferentes ciudades espa?olas, los carteles que los anunciaban corren el peligro de caer en el olvido. Por eso varias asociaciones luchan por su correcta conservaci¨®n
Ropa y complementos La Novedad. Peluqueros Malado. Superlimpieza Nevada. Galletas Gargallo. Bar Gel¨ªn, el rey de las rabas. Hasta hace muy poco, un paseo por cualquier calle espa?ola transcurr¨ªa entre una mir¨ªada de negocios que ofrec¨ªan una experiencia inolvidable: r¨®tulos ¨²nicos con tipograf¨ªas originales, dise?os de todos los colores, formas y tama?os imaginables que ansiaban distinguirse de sus competidores para captar la atenci¨®n de los transe¨²ntes. Hoy, muchos de estos locales han desaparecido o est¨¢n en peligro de hacerlo. Sin embargo, varios proyectos y asociaciones repartidas por todo el territorio patrio luchan por poner en valor su aportaci¨®n al paisaje visual y cultural de nuestras ciudades.
El punto de partida es entender que estos r¨®tulos son algo m¨¢s que simples carteles. As¨ª lo defiende Federico Barrera, alma de Santatipo, un proyecto que lleva casi una d¨¦cada preservando y divulgando los r¨®tulos y gr¨¢fica comercial de Santander y Cantabria. ¡°Se trata de enforcarnos en su valor social y cultural aparte del art¨ªstico¡±, explica Barrera. ¡°Son la memoria colectiva de una calle o de un barrio, y de sus vecinos. El r¨®tulo es la esencia material del comercio. Si no se puede conservar el local y la actividad ¨ªntegros, al menos intentemos preservar un objeto ic¨®nico de lo que fue¡±.
En esta misma l¨ªnea de acci¨®n se mueven Jairo Abella y Marta Blasco, los creadores de Zaragoza Letters, una plataforma que reivindica el r¨®tulo antiguo y el arte de la tipograf¨ªa como estandarte de la publicidad a pie de calle. ¡°Pretende ser un punto de encuentro para los amantes de los buenos tipos y un repositorio de r¨®tulos antiguos zaragozanos para evitar que se pierdan en el olvido¡±, comenta Abella.
¡°Es importante que entendamos que estos r¨®tulos configuran el patrimonio visual de las ciudades: son nuestra identidad y nuestro car¨¢cter¡±, afirma Laura Asensio, de Valladolid con car¨¢cter. ¡°Los r¨®tulos de antes eran a medida para un espacio concreto y ten¨ªan una personalidad propia muy definida. Ahora, unas pocas marcas y franquicias de cobertura internacional han tomado las calles comerciales de todo el mundo, as¨ª que todas las ciudades son muy parecidas¡±, concluye. Algo similar ocurre fuera de los centros urbanos. ¡°En los barrios y en los entornos rurales tambi¨¦n hay r¨®tulos s¨²per interesantes. Sin embargo, los nuevos h¨¢bitos de consumo que han tra¨ªdo consigo los grandes centros comerciales o el comercio online han forzado el cierre de much¨ªsimos locales. Pero all¨ª no llegan las franquicias. Ahora, las calles de los barrios son un desierto gr¨¢fico en el que el r¨®tulo que m¨¢s se ve es el ¡®se vende¡¯ o ¡®se alquila¡±, declara Asensio.
La apisonadora homogeneizadora de la globalizaci¨®n y el capitalismo m¨¢s rampante se dan la mano con otra actividad altamente nociva para el tejido comercial tradicional: el turismo. En Sevilla, Ricardo Barqu¨ªn cre¨® Sevillatipo cuando empez¨® a ver que los negocios t¨ªpicos del centro hist¨®rico eran sustituidos por tiendas de souvenirs. ¡°Al comercio tradicional le queda poquito en esa zona de Sevilla tan turistificada¡±, sostiene Barqu¨ªn. ¡°Los guiris no compran desinfectantes o quitamanchas¡±, dice en referencia a la Droguer¨ªa del Arenal. Tambi¨¦n recuerda la historia del Cine Alameda, el primer multicine y multicentro de Andaluc¨ªa. ¡°Justo antes de la pandemia lo cerraron para hacer un hotel. Tipogr¨¢ficamente, su cartel era un hito del dise?o modular de los a?os setenta¡±.
En cierto sentido, la carteler¨ªa comercial tradicional se mueve en una situaci¨®n an¨¢loga a la de la arquitectura. Si bien los conjuntos hist¨®ricos de nuestro pa¨ªs gozan, en general, de un alto grado de protecci¨®n que vela por su conservaci¨®n, el patrimonio arquitect¨®nico contempor¨¢neo vive bajo el atento escrutinio del buld¨®cer inmobiliario. Con los r¨®tulos sucede algo similar: si no se adaptan a las exigencias del comercio moderno, cada reforma, cambio de uso o traspaso de local representa una amenaza para su subsistencia.
Aunque existen algunas herramientas legales para preservar la riqueza de este patrimonio, como el plan especial de protecci¨®n de Establecimientos emblem¨¢ticos del ayuntamiento de Barcelona, proteger un cartel es un proceso administrativo largo y complicado. ¡°El objetivo de nuestros proyectos es dar visibilidad a estos comercios y que la poblaci¨®n entienda que son parte de la identidad de una ciudad. Es un trabajo de lluvia fina de divulgaci¨®n con un cometido m¨¢s educativo y social que legislativo e institucional. Nosotros no somos expertos en leyes, pero tener detr¨¢s una masa cr¨ªtica que crea que los r¨®tulos son algo importante que debemos preservar nos da fuerza para ir a hablar con un concejal o un t¨¦cnico del ayuntamiento¡±.
Adem¨¢s de las redes sociales, la herramienta m¨¢s potente para dar visibilidad a su trabajo, se sirven de todos los formatos a su alcance. Hace un par de a?os, Barrera public¨® Santatipo. Memoria tipogr¨¢fica de los r¨®tulos comerciales de Santander (Libros.com). Tambi¨¦n Asensio est¨¢ trabajando en la edici¨®n de un volumen con la historia de la profesi¨®n de rotulista y con una selecci¨®n de las mejores piezas de Valladolid, destilado de un exhaustivo trabajo de documentaci¨®n: casi un millar de piezas fotografiadas, catalogadas seg¨²n su estilo tipogr¨¢fico y geolocalizadas en un mapa de acceso p¨²blico totalmente gratuito.
Santander, Zaragoza, Valladolid y Sevilla. Pero tambi¨¦n Bilbao, Granada, Valencia o las Islas Canarias. Desde la escena local, estos proyectos luchan con un objetivo global: salvaguardar toda la gr¨¢fica comercial de nuestras calles como Patrimonio Gr¨¢fico, una vocaci¨®n que los llev¨® en febrero de 2020 a reunirse en Madrid para fundar la Red Ib¨¦rica en Defensa del Patrimonio Gr¨¢fico. ¡°Aprendemos los unos de los otros, lo cual nos permite tener un discurso m¨¢s maduro para exponer a la instituci¨®n de turno¡±, se?ala Barrera. Abella tambi¨¦n incide en este aspecto: ¡°No es lo mismo ir al ayuntamiento como el representante de un proyecto personal, que bajo el paraguas de una asociaci¨®n estatal. As¨ª hacemos mucha m¨¢s presi¨®n¡±.
Otra labor fundamental de estas iniciativas consiste en el rescate de carteles en peligro de desaparici¨®n, una tarea para la cual la colaboraci¨®n ciudadana resulta capital. ¡°Cada uno puede ser vigilante de su barrio, o de su pueblo¡±, dice Abella, que cada vez recibe m¨¢s avisos de particulares que compran locales y no saben qu¨¦ hacer con sus r¨®tulos, as¨ª como de vecinos que alertan ante el inminente cierre de un local en su barrio. ¡°Cari?osamente les llamamos custodios¡±, dice Barrera. Actualmente acumula una experiencia de m¨¢s de veinte r¨®tulos rescatados en las calles de la capital c¨¢ntabra. ¡°Nuestro mensaje est¨¢ claro: si ves movimiento, avisa. Av¨ªsanos a nosotros, pero tambi¨¦n a la gente de la obra. Y cuanto antes: las actuaciones tienen que ser muy r¨¢pidas. Si esperas demasiado, el cartel desaparece¡±.
¡°Nuestra premisa es rescatar en el ¨²ltimo momento, cuando vemos que se va a destruir¡±, prosigue Abella. ¡°Lo ideal es siempre mantenerlo in situ¡±, sentencia Barrera. ¡°Pero si no, al menos guardarlo, documentarlo, y si se puede, en alg¨²n momento volver a ponerlo donde estaba¡±. Mientras esperan que sus respectivos ayuntamientos les ofrezcan un espacio para el correcto almacenamiento y conservaci¨®n de los r¨®tulos rescatados, estos descansan en garajes y trasteros particulares. Al igual que sucede con los luminosos del cementerio de neones de Las Vegas, resulta extra?o ver esos carteles lejos de las marquesinas y escaparates para los que fueron dise?ados.
Este tipo de acciones de rescate y puesta en valor se mueven en el delicado l¨ªmite de la sensibilizaci¨®n del patrimonio sin llegar a monetizarlo. ¡°Queremos que se aprecien, pero no tanto como para que el rescate de carteles se convierta en un negocio¡±, dice Abella, que recuerda que ¡°en Zaragoza hab¨ªa unos cines Renoir, con un r¨®tulo enorme, que ha acabado en un anticuario que lo vende por 800 euros. Ya vendieron otro anteriormente y acab¨® en una casa particular en Barcelona¡±. Al tratarse de objetos que no est¨¢n protegidos, es perfectamente legal hacerlo. ¡°Las reformas son una oportunidad para los expolios. Esa gente se est¨¢ apropiando del pasado de una ciudad, mercantiliz¨¢ndolo, y arranc¨¢ndolo fuera de su contexto original¡±, denuncia Barrera. ¡°Nosotros trabajamos sin ¨¢nimo de lucro. Creemos que estos carteles son de todos, y queremos un espacio de memoria colectiva para que todo el mundo pueda seguir disfrutando de ellos independientemente de que el comercio siga funcionando o no¡±.
Durante la conversaci¨®n, Asensio retoma la vocaci¨®n educativa de estas iniciativas. ¡°Tenemos que intentar que la gente observe su ciudad de otra manera, que d¨¦ valor a algo que antes de ayer no se le daba¡±, afirma. ¡°Y tambi¨¦n a las historias que se esconden detr¨¢s de las letras¡±, refuerza Barrera. ¡°Muchos comerciantes me lo han dicho: se sienten importantes cuando alguien valora su historia¡±.
Ahora ya lo saben: todos podemos colaborar a salvar los viejos r¨®tulos de las calles y contribuir as¨ª a mantener la memoria gr¨¢fica de nuestras ciudades. Los buenos tipos nunca pasan de moda.
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