Muere Gaetano Pesce, el dise?ador de muebles m¨¢s radical del siglo XX
El italiano, fallecido a los 84 a?os en Nueva York, irrumpi¨® en los a?os sesenta con piezas de vocaci¨®n pol¨ªtica y materiales al¨¦rgicos a la estandarizaci¨®n del lujo
El dise?ador y arquitecto italiano Gaetano Pesce ha fallecido a los 84 a?os en su casa de Nueva York. As¨ª lo ha anunciado a primera hora del jueves una escueta nota difundida en las redes sociales de su estudio de dise?o, que desde 1983 ten¨ªa su sede en la ciudad estadounidense. Desde sus primeros proyectos en los a?os sesenta hasta sus ¨²ltimos a?os, Pesce supo ser un nombre consagrado del dise?o y un verso suelto en la industria; un creador transgresor que hablaba de pol¨ªtica y que cre¨ªa en el potencial transformador del dise?o, y tambi¨¦n el art¨ªfice de piezas de ¨¦xito que siguen reedit¨¢ndose d¨¦cadas despu¨¦s de su lanzamiento.
Pesce, que era solo cuatro a?os m¨¢s joven que Mario Bellini o Tobia Scarpa, form¨® parte de una generaci¨®n de dise?adores que supieron introducir experimentaci¨®n y lecturas conceptuales en una industria, la del dise?o italiano de mobiliario, que viv¨ªa un momento de expansi¨®n comercial y creativa gracias a la alianza entre empresas innovadoras y nuevos creativos. En 1969 cre¨® para B&B Italia (entonces C&B) la colecci¨®n Up, un conjunto de asientos que exploraban el empleo del poliestireno expandido, un material que transformar¨ªa la industria del mueble para siempre. Sus butacas aprovechaban el potencial escult¨®rico de este material. Cuando lo present¨® en el Salone del Mobile, el p¨²blico pudo ver como un paquete plano, empaquetado al vac¨ªo, adquir¨ªa forma lentamente al expandirse al contacto con el aire. La pieza m¨¢s conocida, un voluptuoso sill¨®n orejero con un puf redondo, evocaba las curvas del cuerpo femenino. Concebida como un homenaje a la mujer ¨Cno exento de pol¨¦mica¨C y reeditada en varias ocasiones a lo largo de las d¨¦cadas, hoy sigue siendo una de las piezas m¨¢s emblem¨¢ticas de la firma, y tal vez la m¨¢s conocida de Pesce.
Esta posici¨®n intermedia entre la industria y el arte, entre lo ¨²til y lo pol¨ªtico, qued¨® patente en su participaci¨®n en la exposici¨®n Italy: The New Domestic Language, comisariada en 1972 en el MoMA de Nueva York por Emilio Ambasz. En aquella muestra colectiva, que consagr¨® el auge internacional del dise?o radical italiano, Pesce cre¨® una instalaci¨®n inmersiva que se trasladaba al tercer milenio para imaginar un yacimiento arqueol¨®gico que diera fe de la ¡°Era de las Grandes Contaminaciones¡±, que era la suya.
Pesce rechazaba el esp¨ªritu historicista de la generaci¨®n que le sucedi¨®, la del dise?o posmoderno; para ¨¦l, el dise?o deb¨ªa proyectarse al futuro a la mirada cr¨ªtica sobre el presente. Al¨¦rgico a la idea del lujo estandarizado, supo encontrar usos y texturas in¨¦ditas en el pl¨¢stico, la resina, el PVC o el poliestireno. C¨¦lebre es su silla Feltri (1987), producida por Cassina y consistente en un majestuoso asiento de fieltro que se mantiene erguido gracias a la resina. Ya hab¨ªa ensayado este procedimiento en su radical silla Golgotha (1972-73), donde el mismo m¨¦todo ¨Cempapar tejido en resina de poliuretano, modelarlo en forma de mueble y dejarlo solidificar¨C sirvi¨® para generar un asiento que se sosten¨ªa sin armaz¨®n ni estructura interna. En una industria obsesionada con la perfecci¨®n y la fabricaci¨®n en serie, Pesce invert¨ªa las ense?anzas del arte povera para crear lujosos muebles con materiales aparentemente precarios, de aspecto imperfecto o provisional. Daba forma al poliuretano con moldes, pero lo dejaba secarse al aire para que adquiera peque?as burbujas de aire e imperfecciones. Era un dise?ador que buscaba ¡°diferencias, disimilitudes, peque?as verdades escondidas¡±, como escribi¨® Davide Rampello, presidente de la Triennale di Milano, cuando el museo le dedic¨® una retrospectiva en 2005. ¡°En los errores de la producci¨®n industrial, Gaetano Pesce sabe c¨®mo ver el valor de lo imprevisible, el destello de la inteligencia. Sabe maravillarse ante los errores¡±. El cat¨¢logo de aquella muestra daba ejemplo de esa voluntad: su cubierta era una suerte de aglomerado de fibra de coco destinado a deshacerse con el tiempo.
Con los a?os, tras su establecimiento en Nueva York, Pesce retom¨® su faceta como arquitecto, con proyectos como un edificio org¨¢nico en Osaka cuya fachada incorporaba un jard¨ªn vertical controlado inform¨¢ticamente. Tambi¨¦n se entreg¨® con entusiasmo a la docencia: dio clases en Francia, Italia, China, Brasil o Nueva York, donde hab¨ªa instalado su estudio tras vivir en Venecia, Londres, Helsinki y Par¨ªs. Desde all¨ª forj¨®, hasta sus ¨²ltimos meses, piezas experimentales y comerciales: jarrones con aspecto gelatinoso, muebles que parec¨ªan derretirse y composiciones coloridas como la que elabor¨® en 2022 para un desfile de Bottega Veneta, donde los invitados se sentaban en variaciones ¨²nicas de sus c¨¦lebres sillas de resina.
Habitual en los foros del dise?o internacional, y un nombre consagrado cuyo legado ha sido reivindicado ya en el siglo XXI por una nueva generaci¨®n de dise?adores a medio camino entre lo art¨ªstico y lo funcional, Pesce siempre fue por libre: un italiano que no viv¨ªa en Italia y que tan pronto ideaba po¨¦ticas piezas l¨²dicas ¨Ccomo su sof¨¢ inspirado en el skyline de Nueva York¨C como proyectos de interiores decorados con lo que parec¨ªan v¨ªsceras sanguinolentas (Architettura Represiva, 1973). Durante la semana del dise?o de 2019, con motivo del 50? aniversario de esta pieza de su serie Up, cre¨® una pol¨¦mica versi¨®n a gran escala de aquella butaca ante el Duomo de Mil¨¢n; sin embargo, en esa ocasi¨®n las formas redondeadas estaban acribilladas por numerosos alfileres, en una denuncia expl¨ªcita de la violencia contra las mujeres en el patriarcado.
La cr¨ªtica de la violencia estaba en su obra desde el principio; incluso antes de sus primeros proyectos de mobiliario, su temprana obra, Pi¨¨ce per una fucilazione (1967), era una performance que recreaba, en espacio cubierto de pl¨¢stico blanco, el fusilamiento de un hombre. Cuando se represent¨® en el Teatro Popolare di Padua, durante 27 minutos, 500 litros de pintura templada, a modo de sangre del ajusticiado, acabaron inundando el espacio y manchando los zapatos de los asistentes. A Pesce le interesaba provocar y ser comprendido. As¨ª lo declar¨® a ICON Design en una entrevista concedida en 2017 en su estudio de Nueva York. ¡°No quiero llegar a todo el mundo. Soy para unos pocos, que igual entienden lo que digo. Estoy en contra de la religi¨®n, de la ideolog¨ªa, de la correcci¨®n pol¨ªtica. Si fuera politicamente correcto har¨ªa unas mesas muy bien hechas que expondr¨ªa en un showroom precioso. O cualquier bobada de ese tipo¡±.
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