¡°Ganar aqu¨ª es como ganar la Champions¡±: los secretos del exigente concurso de alba?iler¨ªa malague?o
Figuras de equilibrios imposibles y complejos replanteos retan a los profesionales en la 57 edici¨®n de la Pe?a El palustre, en El Palo, que tendr¨¢ lugar este domingo 22 de septiembre
En vez de pescadores, el paseo mar¨ªtimo de El Palo, barrio al este de M¨¢laga, se llena de alba?iles cada septiembre. Los espetos dan paso a sacos de yeso, niveles, hilo, plomadas y esp¨¢tulas. Hay ladrillos por todas partes. Y el sonido de las olas es apagado por el de las herramientas. Durante cuatro horas, una treintena de cuadrillas se esfuerza para construir figuras que, sobre el papel, parecen imposibles de levantar. La singular escena se repite una vez al a?o desde 1967 y se podr¨¢ ver de nuevo este domingo 22 de septiembre. Lo que empez¨® como un juego entre amigos se ha convertido en una de las iniciativas m¨¢s antiguas y atractivas del sector de la construcci¨®n. El concurso de alba?iler¨ªa Pe?a el Palustre, el ¨²nico que se celebra desde entonces de manera ininterrumpida en toda la geograf¨ªa espa?ola, est¨¢ considerado como el m¨¢s atractivo de un oficio que se reivindica con orgullo. ¡°Vienen los mejores y el nivel es muy exigente. Ganar aqu¨ª es como ganar la Champions¡±, subraya el arquitecto Dem¨®filo Pel¨¢ez, que adem¨¢s de llevar m¨¢s de dos d¨¦cadas en la comisi¨®n organizadora es presidente del jurado. Tambi¨¦n es quien dise?a la figura que deben construir los participantes cada a?o.
Una revisi¨®n hist¨®rica de las pruebas permite observar ejercicios que incluyen arcos, figuras ovoides, ornamentaciones con forma de estrella o tableros inclinados, b¨®vedas de ca?¨®n, pir¨¢mides, columnas con ¨¢ngulos inveros¨ªmiles. Todos los planos se pueden consultar en los distintos libros que repasan la historia del evento y, adem¨¢s, se pueden ver construidos, en formato maqueta, en la sede de la pe?a El Palustre. El alma de la entidad, como del concurso, son los Pel¨¢ez. Llevan cemento y arcilla en su ADN. Fueron el padre de Dem¨®filo, Manuel Pel¨¢ez, y su t¨ªo, tambi¨¦n Dem¨®filo Pel¨¢ez, quienes lo fundaron. Ambos se dedicaban a la construcci¨®n y a finales de los a?os sesenta decidieron crear una pe?a recreativa con la idea de montar una caseta en la Feria de M¨¢laga ¡°para beber y cantar¡±, apunta Manuel y la bautizaron El Palustre. En aquellos a?os el sindicato vertical franquista organizaba concursos de alba?iler¨ªa por distintas provincias y sus ganadores compet¨ªan en un certamen nacional. Uno de los socios de la pe?a venci¨® una edici¨®n malague?a y aquello anim¨® a la entidad a organizar su propio torneo. En el debut, en verano de 1967, participaron una decena de parejas de alba?iles. Es ya uno de los m¨¢s antiguos, puesto que los anteriores ¨Cdel sindicato franquista¨C desaparecieron en 1976, cuando su ¨²ltimo ganador fue, precisamente, Manuel Pel¨¢ez. ¡°Hoy me sigo considerando campe¨®n de Espa?a porque todav¨ªa nadie me ha quitado el puesto¡±, celebra entre risas.
El vigente ganador en M¨¢laga es Aleix Plana, de 43 a?os, que obtuvo el premio el a?o pasado junto a su ayudante Vasile Safta. Es, adem¨¢s, con cuatro, quien m¨¢s t¨ªtulos acumula. ¡°La primera vez que fui, en 2010, quedamos terceros. Era una posici¨®n muy buena para un concurso de esta envergadura y nos animamos a ir al a?o siguiente, cuando conseguimos ganar¡±, explica Plana. El especialista participa en otros eventos similares alrededor de Tarragona, donde reside, y se desplaza tambi¨¦n a lugares como Plasencia o C¨¢ceres, que cumple este a?o su 75 aniversario. Sin embargo, asegura que M¨¢laga le ofrece el reto m¨¢s dif¨ªcil al que enfrentarse. ¡°La complejidad de la figura es siempre alt¨ªsima. Y tambi¨¦n es el lugar m¨¢s exigente con las medidas y el acabado¡±, afirma. Como ¨¦l, los participantes viajan desde distintos rincones de Espa?a, aunque suele haber m¨¢s presencia de zonas como Extremadura, Catalu?a y Madrid. Ellos llevan sus herramientas y la organizaci¨®n pone los materiales. Tambi¨¦n el reto que deben superar.
El arquitecto Dem¨®filo Pel¨¢ez hered¨® hace a?os de su t¨ªo el encargo de dise?ar los ejercicios que los profesionales deben realizar y que no conocen hasta minutos antes del inicio del encuentro. ¡°Aqu¨ª hay mucho nivel y el premio econ¨®mico es el mayor de este tipo de concursos: 6.000 euros. Hay curr¨¢rselo¡±, se?ala quien cada a?o plantea un ejercicio que suele incluir equilibrios est¨¢ticos comprometidos y complejos replanteos, siempre comedidos para que puedan ser realizado en las cuatro horas que dura el concurso. ¡°Son ejercicios que van al l¨ªmite. Es incre¨ªble lo que los participantes son capaces de hacer, el dominio del espacio que muestran, c¨®mo interpretan los planos. Parece que las construcciones tienen truco, pero en realidad son una suma de t¨¦cnica y habilidad¡±, confirma Francisco Sarabia, muy ligado al concurso durante sus ocho a?os como decano del Colegio de Arquitectos de M¨¢laga entre 2015 y 2023.
El dise?o es secreto de estado. Una vez que Pel¨¢ez lo concluye, un equipo se encarga de replicarlo con ladrillos y al tama?o original en un lugar fuera de miradas ajenas. Cuando lo finalizan, lo fotograf¨ªan y lo derriban. Es la forma de demostrar a los participantes que es posible. Ya en 1974 ninguna cuadrilla consigui¨® construir a la primera el dise?o, parecido al de un huevo invertido. Y en 2002, cuando la figura a realizar fue todo un alarde ¨Cdos tableros curvos¨C nadie la consigui¨® levantar: el premio se declar¨® desierto, la ¨²nica vez en los 56 concursos realizados hasta el momento. Para el 50 aniversario, en 2016, hubo que corregirla un par de veces porque era m¨¢s complicada a¨²n de lo habitual. ¡°La de esta edici¨®n es una figura inusual respecto a a?os anteriores. Tanto, que hab¨ªa mucho temor en la comisi¨®n de que no pudiera hacerse, pero en la prueba se consigui¨®¡±, dice el arquitecto. ¡°Luego en el concurso muchas se caen, lo que muestra la dificultad existente¡±, a?ade otra Pel¨¢ez, Mari Carmen, orgullosa presidenta de la pe?a El Palustre, entidad muy respetada hoy en El Palo.
¡°La mayor¨ªa de los participantes son capaces de hacer el ejercicio que se plantea, el problema es que aqu¨ª adem¨¢s de alba?il eres concursante: hay que ser ¨¢gil de mente para plantear bien la estructura, r¨¢pido de manos para acabar en tiempo y saber dominar la presi¨®n, adem¨¢s de ser capaz de trabajar frente al p¨²blico que acude a verlos¡±, indica el arquitecto, que destaca que al final de la ma?ana dos sonidos acompa?an a los participantes. Una opci¨®n es un estr¨¦pito de ladrillos rompi¨¦ndose cuando las estructuras caen. La otra es una ovaci¨®n para las parejas que al quitar las cimbras y otros elementos consiguen mantener sus creaciones en pie. Dichos trabajos pasan entonces la revisi¨®n del jurado, formado por siete personas: arquitectos, aparejadores, personal de la pe?a y el ganador del a?o anterior. Valoran tanto la perfecci¨®n del acabado ¨Cque la figura est¨¦ limpia, brillante, sin manchas¨C como la exactitud en el replanteo en sus medidas y ¨¢ngulos. En caso de empate, gana quien lo haya terminado antes. Adem¨¢s, desde hace unos a?os tambi¨¦n se celebra un certamen fotogr¨¢fico en paralelo.
¡°Todos los ganadores son maestros¡±, escribe el arquitecto t¨¦cnico Melchor Cintas en el libro La alba?iler¨ªa hecha arte de 2003. M¨¢s all¨¢ del evento festivo, el concurso sirve para reivindicar un oficio que todos los sectores del campo de la construcci¨®n creen que se est¨¢ perdiendo. La transmisi¨®n de conocimientos de padres a hijos se ha cortado y los j¨®venes rara vez quieren incorporarse de manera permanente a la obra. ¡°Yo estoy al frente de una empresa que cre¨® mi bisabuelo en 1919. Viene todo de familia y yo ya de peque?o iba aprendiendo de mi padre, mi t¨ªo¡ Esa transmisi¨®n familiar, de maestros a aprendices, es lo que est¨¢ desapareciendo y, con ello, el oficio se va perdiendo¡±, concluye Aleix Plana, feliz de viajar este a?o a M¨¢laga como jurado, pero que espera repetir en pr¨®ximos a?os para continuar su legado.
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