El barrio marinero de M¨¢laga de las 500 casas sin suelo
Vecinos de El Palo se movilizan para que se regularicen las viviendas levantadas hace dos siglos junto a la playa, en dominio p¨²blico terrestre
Antes de que ella naciera, el padre de Soledad Herrera compr¨® un peque?o terreno frente a la playa de la barriada de El Palo, al este de M¨¢laga. Con tierra y madera levant¨® un dormitorio, un min¨²sculo ba?o y un comedor, donde un anafe hac¨ªa de cocina. Luego instal¨® un pozo en el patio y, con el tiempo, fue a?adiendo peque?as mejoras a medida que la familia crec¨ªa: tuvo 13 hijos e hijas con su mujer. La menor es Soledad, hoy con 83 a?os y ya ¨²nica residente en la casa. Tiene las escrituras, paga sus impuestos y los servicios de agua y luz, pero la vivienda ni est¨¢ regularizada ni es del todo suya: el suelo es de dominio p¨²blico mar¨ªtimo terrestre. ¡°Tiene guasa. Despu¨¦s de que mi familia lleve m¨¢s de un siglo aqu¨ª, en realidad es como si no tuviera nada¡±, dice la mujer con rabia. Como ella, otras 500 familias est¨¢n en la misma situaci¨®n.
Como la de Soledad, las dos primeras filas de casas de esta barriada son, t¨¦cnicamente, parte de la playa. Es as¨ª sobre el papel, pero la pr¨¢ctica dice lo contrario: ya est¨¢n m¨¢s atr¨¢s del paseo mar¨ªtimo, a entre 60 y 150 metros del agua. El origen de este n¨²cleo de viviendas se remonta a hace un par de siglos, cuando los primeros pescadores levantaron aqu¨ª peque?os chambaos junto al mar que, con el tiempo, fueron modificando y ampliando hasta convertir en inmuebles. Otros, como el padre de esta mujer, llegaron a?os m¨¢s tarde.
Son casi siempre viviendas sencillas, la inmensa mayor¨ªa de pocos metros cuadrados, que se han ido alejando del Mediterr¨¢neo debido a la construcci¨®n, desde los a?os ochenta, de varios espigones y un sencillo paseo mar¨ªtimo. Hoy sus vecinos viven en una especie de limbo que les llena de incertidumbre. Por ello, consideran que su caso ¡°es una injusticia¡±. ¡°Llevamos m¨¢s de 200 a?os aqu¨ª y todav¨ªa tenemos que decir con la boca chica que esto es nuestro. Siempre nos han ninguneado¡±, subraya Manuel Benavides, de 62 a?os, quien preside la asociaci¨®n Rebalaje, creada en 2008 para catalizar el movimiento vecinal.
Benavides recuerda que la lucha empez¨® ya en los a?os ochenta. Ha sido un ir y venir de protestas, reuniones y largas etapas de silencio administrativo desde entonces. En 2013 estos residentes estuvieron a punto de sacar el champ¨¢n cuando el entonces presidente de la Diputaci¨®n, El¨ªas Bendodo (PP), acompa?¨® al alcalde, Francisco de la Torre (PP), a decirles que sus casas quedaban protegidas por la Ley de Costas aprobada aquel a?o. ?sta cuenta con una disposici¨®n adicional, la s¨¦ptima, que refleja que ¡°se excluyen del dominio p¨²blico¡± los terrenos de 12 n¨²cleos de poblaci¨®n de Alicante, Castell¨®n, Girona, Huelva, Pontevedra, Valencia y M¨¢laga, donde se incluyen los de El Palo. La norma a?ad¨ªa que los terrenos podr¨ªan ser transmitidos a sus ocupantes por distintas v¨ªas, aunque no se aclaraba un modelo com¨²n. Para entonces el consistorio malague?o hab¨ªa identificado ya a los ocupantes de las viviendas y hab¨ªa conseguido ¡°disponer de las segregaciones, agrupaciones y descripciones actualizadas de las fincas¡± para facilitar el procedimiento, seg¨²n el texto de una moci¨®n presentada por el PP en el pleno del pasado mayo.
El Gobierno de Mariano Rajoy lleg¨® a elaborar el borrador de una orden para determinar c¨®mo se har¨ªa la transmisi¨®n del suelo y se expuso de manera p¨²blica en la web del entonces Ministerio de Agricultura, Alimentaci¨®n y Medio Ambiente. Mientras, La Ley de Costas fue recurrida por el PSOE y el Tribunal Constitucional la anul¨® en parte, aunque admiti¨® que esta barriada malague?a ya no ten¨ªa caracter¨ªsticas naturales ¡ªni es una playa ni roza el mar¡ª as¨ª que todo sigui¨® igual para ella. ¡°El Ayuntamiento hizo todo cuanto era de su competencia mientras que los sucesivos gobiernos centrales, por uno u otro motivo, no han dado el paso definitivo para poder transferir estas viviendas a sus ocupantes¡±, reza la moci¨®n aprobada en mayo, que subraya que De la Torre ha enviado una carta recientemente a los titulares de tres ministerios para pedir ¡°urgencia¡± en solucionar el asunto.
Callej¨®n sin salida
Para el Gobierno, la soluci¨®n solicitada es ¡°compleja¡± y, sobre todo, ¡°perjudicial para los vecinos¡±. Fuentes gubernamentales explican que la disposici¨®n s¨¦ptima supone que el suelo pase, primero, a ser revertido por los propietarios a Patrimonio del Estado y que, despu¨¦s, sea devuelto a sus due?os conforme a la ley. Y, ello, ¡°obliga al Estado a una transmisi¨®n a precio de mercado¡±, lo que supondr¨ªa un gran problema para las familias, la mayor¨ªa humildes, debido al alto precio que hoy tiene un terreno en primera l¨ªnea de playa en M¨¢laga. Por eso, tanto el PSOE como el subdelegado del Gobierno en la provincia andaluza, Javier Salas, trabajan en una iniciativa que permita sacar a la barriada de la disposici¨®n s¨¦ptima ¡ªque definen como ¡°un callej¨®n sin salida¡±¡ª y, as¨ª, comenzar una desafecci¨®n del suelo por la v¨ªa ordinaria. Es decir, que la l¨ªnea que marca el dominio p¨²blico terrestre sea trasladada por delante de sus casas. As¨ª, los suelos donde se levantan quedar¨¢n liberados para pasar a propiedad de las familias sin coste alguno. Salas mantendr¨¢ una reuni¨®n con los vecinos a corto plazo para explicar el procedimiento, pero que no quiere convocarlos hasta que no pueda dar la informaci¨®n al completo.
Mientras tanto, cansados de la situaci¨®n, los residentes de El Palo, han vuelto a retomar las protestas. A principios de mayo salieron a la calle para manifestarse y, desde entonces, el lema ¡°Deslinde ya¡± ha tomado el barrio con pancartas en balcones, ventanas, fachadas, mobiliario urbano o kioscos. Los vecinos han creado un logo, han repartido camisetas, impulsan asambleas y dicen que no van a cesar sus movilizaciones: cada martes se re¨²nen durante una hora frente a la Subdelegaci¨®n del Gobierno y cada jueves, ante la Demarcaci¨®n de Costas. ¡°La gente del barrio se ha movido mucho en otras ¨¦pocas. Ahora nos toca a nosotras: somos luchadoras y vamos a resolverlo¡±, subraya Cristina R¨ªos, de 59 a?os, una de las muchas mujeres que lideran este movimiento vecinal. ¡°Hubo un momento en el que parec¨ªa que todo iba a solucionarse, pero al final aqu¨ª seguimos¡±, a?ade hastiada Carmen Albarrac¨ªn, de 58 a?os.
¡°Lo que queremos es respeto¡±, sentencia Manuel Benavides, que planea ya una nueva marcha para cuando pase el calor del verano. Su amigo Francisco Puertas, tambi¨¦n vecino de la zona, subraya que el objetivo de las reivindicaciones es que ¡°se haga justicia¡± y ¡°defender el ¨²ltimo espacio marinero, hist¨®rico, que le queda a M¨¢laga¡±. De hecho, tambi¨¦n destaca que sus intenciones est¨¢n lejos de la especulaci¨®n. Por eso, a pesar del acelerado incremento del precio de la vivienda en la ciudad y de la revalorizaci¨®n que han obtenido estas casas a pie de playa, asegura que tambi¨¦n quieren pedir que esta zona sea declarada Bien de Inter¨¦s Cultural ¡°para que nadie pueda tocar estas casas y que se mantenga la identidad marenga del barrio¡±.
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