El patio cordob¨¦s que resiste a la turistificaci¨®n y la especulaci¨®n
La uni¨®n de seis familias y la asociaci¨®n PAX Patios de la Axerqu¨ªa sirve para recuperar una antigua casa de vecinas en C¨®rdoba gracias a un proyecto cooperativo que ejerce de faro de las muchas acciones desarrolladas por la organizaci¨®n
Hubo un tiempo donde florecieron los geranios y ni?as vestida de flamenca protagonizaban postales tur¨ªsticas en su patio. La casa de vecinas del n¨²mero 12 de la calle Montero, en C¨®rdoba, gan¨® varios premios en la Fiesta de los Patios y era el orgullo de sus residentes. A finales del siglo XX, sin embargo, comenz¨® una paulatina degradaci¨®n que le encaminaba hacia la ruina y un futuro incierto. Ahora, seis familias reunidas en una cooperativa la han rescatado. La han rehabilitado gracias a un proyecto vecinal coordinado por la asociaci¨®n PAX Patios de la Axerqu¨ªa. Juntos, han conseguido que el edificio y su extraordinaria belleza se haya convertido ya un claro s¨ªmbolo de resistencia frente a la especulaci¨®n, la gentrificaci¨®n y la turistificaci¨®n. Y en una singular manera de acceder a la vivienda mediante el uso de las herramientas del sistema para, de alguna manera, conseguir escapar de ¨¦l. ¡°Hay mucha gente que no entiende esto de renunciar a la propiedad privada, pero estamos encantados¡±, cuenta Pedro Moreno, 55 a?os, uno de los residentes de una iniciativa incluso premiada por la Comisi¨®n Europea.
Este es el proyecto piloto y tambi¨¦n la punta del iceberg de las actividades de creaci¨®n, investigaci¨®n, formaci¨®n y difusi¨®n impulsadas por la organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, formada por profesionales de la arquitectura y la antropolog¨ªa. Gaia Radaelli, Jacinta Ortiz y Carlos Anaya son las tres personas fundadoras de PAX Patios de la Axerqu¨ªa. Se conocieron en la Fundaci¨®n Arquitectura Contempor¨¢nea en 2016 y empezaron a desarrollar la idea de crear la asociaci¨®n. La presentaron ese mismo a?o en el pabell¨®n de Grecia de la Bienal de Arquitectura de Venecia y la fundaron en 2018. Su principal objetivo era (y es) promover la regeneraci¨®n urbana a trav¨¦s de la innovaci¨®n social y hacer frente a procesos especulativos.
Buscan, adem¨¢s, dar valor al patrimonio, como las casas de vecinas del casco hist¨®rico de C¨®rdoba, de origen isl¨¢mico y protagonistas de la Fiesta de los Patios, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Son lugares que reciben cientos de miles de visitas cada a?o, pero tambi¨¦n en los que poca gente est¨¢ dispuesta a vivir. Dos motivos son los principales. El primero, la visi¨®n tradicional de que son espacios ligados a la pobreza. El segundo, ¡°el cambio de cultura de vivienda que trajo la burbuja inmobiliaria: todos quer¨ªan un piso, con aparcamiento subterr¨¢neo y ascensor¡±, explica Radaelli por videollamada desde su estudio en Mil¨¢n. Y, como contexto general, la sensaci¨®n ya m¨¢s actual de que el centro de C¨®rdoba ¡ªcomo de cualquier otra ciudad con patrimonio¡ª es solo un recurso tur¨ªstico para generar econom¨ªa, pero no un sitio para vivir.
En unas de sus primeras charlas como colectivo hubo varias familias interesadas en f¨®rmulas alternativas de acceso a la vivienda. Dos mujeres fueron las que tiraron del carro. Crearon un equipo de trabajo y, de manera paralela, la asociaci¨®n conoci¨® la historia de Magdalena, una mujer que viv¨ªa en una hist¨®rica casa de vecinas en calle Montero, al noreste del centro hist¨®rico. Ella llevaba casi tres d¨¦cadas residiendo sola en un espacio enorme, cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo XVIII e hist¨®ricamente estuvo habitado por 18 familias. El inmueble hab¨ªa ganado numerosas ediciones de la Fiesta de los Patios durante el siglo XX y hab¨ªa protagonizado postales tur¨ªsticas, puzles y fotograf¨ªas donde ni?as vestidas de flamenca se rodeaban de geranios, rosales y decenas de macetas. Los mejores tiempos del inmueble eran pasado: su propietaria ya no pod¨ªa realizar el mantenimiento. Aquello fue un match perfecto. ¡°Hab¨ªa personas que quer¨ªan participar de un proceso cooperativo y un espacio en el que podr¨ªan desarrollarlo¡±, recuerda Anaya. PAX ejerc¨ªa de nexo de uni¨®n y apoy¨® en todos los procesos de formaci¨®n y sensibilizaci¨®n hasta encontrar las seis familias que residir¨ªan en la casa. Magdalena y su familia, adem¨¢s, renunciaron a una oferta econ¨®mica mayor procedente de un inversor externo a C¨®rdoba que quer¨ªa hacer all¨ª un hotel: prefiri¨® aceptar la propuesta que ofrec¨ªa la cooperativa de familias, que mantendr¨ªan el uso residencial de la casa y le devolv¨ªan su esencia: el arte de convivir.
Patrimonio material e inmaterial
Ah¨ª arranc¨® un doble proceso. A un lado, la propia rehabilitaci¨®n del inmueble, trabajo centrado en la actualizaci¨®n del patrimonio material (la casa) e inmaterial (la comunidad) al mismo tiempo. El proyecto est¨¢ firmado por las tres personas fundadoras de PAX Patios de la Axerqu¨ªa, quienes han devuelto la vida a la casa de vecinas a partir de su propia historia ¡ªrecuperada de manera oral gracias a sus antiguos habitantes y tambi¨¦n a trav¨¦s de los archivos¡ª y una actualizaci¨®n al siglo XXI. A nivel arquitect¨®nico mantienen la secuencia original que, a trav¨¦s de un zagu¨¢n, une la calle con el patio interior, que ejerce de distribuidor hacia las seis viviendas. ?stas, de entre 55 y poco m¨¢s del centenar de metros cuadrados, se distribuyen por el edificio en funci¨®n de las necesidades de sus moradores. Todas tienen dos salidas al patio, marcado por gruesos muros de adobe blanqueados con cal, suelo de tierra con piedras de r¨ªo y macetas procedentes de esquejes de las plantas que hab¨ªa antes de que arrancaran las obras. El espacio abierto interior se convierte as¨ª no solo en lugar de encuentro, tambi¨¦n en sistema ecol¨®gico: evita el efecto isla de calor y regula la temperatura gracias a la vegetaci¨®n. Suelos radiantes, losas hidr¨¢ulicas y uso de aerotermia traen las comodidades contempor¨¢neas desde el respeto al medio ambiente. M¨¢s all¨¢, hay m¨²ltiples detalles basados en la arquitectura vern¨¢cula y mediterr¨¢nea bien realizadas por el constructor local Rafael D¨ªaz, especializado en la reforma de viviendas hist¨®ricas.
Al otro lado se encuentra, quiz¨¢, la mayor singularidad del proyecto. La casa fue adquirida por la cooperativa ¡ªdenominada PAX Astronautas¡ª que tambi¨¦n es la titular de la hipoteca del inmueble, facilitada por Fiar¨¦ Banca ?tica. Sus socios son las seis familias que residen en las viviendas, que pagan una cuota mensual para satisfacer la deuda, as¨ª como un peque?o porcentaje extra para disponer de un fondo solidario por si a alguno de los vecinos le surge un problema puntual. No son propietarios de las viviendas, pero cuentan con el derecho de usufructo para usarlas de forma privativa, como tambi¨¦n de manera conjunta los espacios comunes. Si alguna se quiere ir en el futuro, recuperar¨¢ su inversi¨®n m¨¢s el IPC y la cooperativa ser¨¢ la que decida qui¨¦n le sustituye ¡°porque el valor lo pone la gente, no el dinero¡±, explica Anaya, que subraya: ¡°El precio est¨¢ tasado y, de esta manera, evitamos la especulaci¨®n¡±. Son normas incluidas en unos estatutos decididos por los propios residentes, que tambi¨¦n acordaron sus propias normas de convivencia y participaron juntos en cuestiones como la elecci¨®n de los materiales. ¡°Lo que intentamos es hacer feliz a la gente rompiendo ese concepto de que la vivienda es un bien individual y poner nuestro granito de arena que impida la especulaci¨®n tanto el suelo como del inmueble¡±, a?ade Radaelli.
Acupuntura urbana
Tras casi dos a?os de obra ¡ªun proceso m¨¢s complejo, si cabe, por la pandemia y el inicio de la invasi¨®n de Ucrania¡ª las familias entraron en sus nuevas viviendas en mayo de 2022, a?o en el que la iniciativa fue reconocida con el Premio Europeo del Patrimonio / Premio Europa Nostra, como antes hab¨ªa sido nombrada Buena Pr¨¢ctica en la aplicaci¨®n de los valores de la Convenci¨®n de Faro por el Consejo de Europa. Los primeros doce meses fueron de enamoramiento. ¡°Est¨¢bamos todo el d¨ªa de fiesta en el patio¡±, recuerda divertido Pedro, uno de los residentes en la casa. Destaca que la convivencia es buena, que las decisiones se han ido tomando con naturalidad y que el grupo de Whatsapp que tienen ha dejado ya atr¨¢s los temas complejos para centrarse en lo cotidiano. ¡°Ahora se usa para ver qui¨¦n tiene un pimiento, riega las plantas, recoge un paquete o echa un ojo a su hija si se queda sola¡±, subraya. Cinco ni?as y un ni?o son la alegr¨ªa del lugar. ¡°Me encanta, adem¨¢s, que estas personas no son mis amigas ni tampoco familia, pero son vecinos, un concepto diferente. Y son todos muy salaos¡±, reconoce.
De un futuro como alojamiento que hubiera impulsado a¨²n m¨¢s el proceso de turistificaci¨®n que vive C¨®rdoba, la casa se convirti¨® en un s¨ªmbolo de valor social y resistencia. Tambi¨¦n en una prueba piloto que demostr¨® que otro tipo de acceso a la vivienda era posible y que para PAX supuso la confirmaci¨®n de que lo que hac¨ªan ten¨ªa sentido. Desde entonces promueven ya otras iniciativas con familias interesadas en la opci¨®n de unirse en cooperativa, alej¨¢ndose del concepto de propiedad y respetando el patrimonio hist¨®rico como son las casas de vecinas de la Axerqu¨ªa cordobesa. ¡°Trabajamos ya con varios grupos y alguno ha encontrado ya el lugar de sus sue?os para hace realidad su proyecto de vida¡±, explican desde la asociaci¨®n, que guiar¨¢n a estas familias como hicieron con las de Montero, 12. Y tambi¨¦n analizan el uso de este tipo de casas para que mayores en soledad tengan un envejecimiento activo. ¡°Estamos haciendo un proceso de acupuntura urbana, de abajo arriba, actuando en distintos lugares de la ciudad tanto desde lo material como lo inmaterial para que todo revierta en una ciudad m¨¢s amable para todos¡±, recalca Anaya.
M¨¢s all¨¢, PAX Patios de la Axerqu¨ªa desarrolla un buen n¨²mero de proyectos que viajan todos por el mismo camino. Uno de ellos ¡ªIN-Habit, coordinado por la Universidad de C¨®rdoba¡ª est¨¢ centrado en la valoraci¨®n de la salud y el bienestar de los residentes en ciudades peque?as y medianas de la periferia de Europa. Para ello, han colocado distintos dispositivos en 24 patios de C¨®rdoba para medir distintas variables y, a la vez, realizar encuestas para conocer las sensaciones de la ciudadan¨ªa. Tambi¨¦n producen un documental ¡ªfinanciado a trav¨¦s de crowdfunding¡ª para conocer la historia de 400 mujeres residentes en estas casas comunitarias en el centro de la ciudad andaluza o en la iniciativa Empat¨ªa, con historias de c¨®mo las personas se identifican con el patrimonio material e inmaterial. Y en octubre participar¨¢n en una iniciativa volcada en la recuperaci¨®n de los cines de verano que impuls¨® Mart¨ªn Ca?uelo en la ciudad cordobesa. Adem¨¢s, entre otras acciones, colaboran con el Instituto Andaluz de Patrimonio Hist¨®rico y forman parte de la red de la Convenci¨®n de Faro ¡ªcentrada en el valor social que aporta el patrimonio¡ª invitados por la Comisi¨®n del Consejo de Europa y pronto asistir¨¢n a un intercambio de buenas pr¨¢cticas en Ruman¨ªa. ¡°Este es un reto europeo y no solo de C¨®rdoba¡±, concluye, sonriente, Radaelli.
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