Ahora el enemigo es ¡®woke¡¯: c¨®mo la concienciaci¨®n social se convirti¨® en objeto de burla

El diario de propensi¨®n conservadora The Daily Mail alert¨® a sus lectores el pasado 19 de junio que ¡°los obreros brit¨¢nicos se est¨¢n volviendo woke¡± porque, seg¨²n un estudio, hablaban entre ellos de sus sentimientos (tres cuartos de la fuerza trabajadora, al menos) y ya no tomaban desayunos fritos (dos cuartos). Este es el mismo diario que en 2020 lamentaba que el pr¨ªncipe Enrique hubiera pasado de ser ¡°un tipo divertido al pr¨ªncipe de los wokes¡±: o sea, pretencioso y elitista culturalmente hablando.

Es una muestra de la pasmosa elasticidad que ha adquirido este anglicismo, que, en otros tiempos, solo significaba cobrar consciencia de la desigualdad y otras formas de injusticia social, sobre todo aquellas asociadas al racismo. As¨ª lleg¨® a Espa?a entre 2016 y 2017, tras ser resucitado, a partir de 2011, en Estados Unidos por el entonces incipiente movimiento Black Lives Matter. Era una palabra para la sensibilidad social que acabar¨ªa definiendo nuestros tiempos. Pero tambi¨¦n ten¨ªa la tara de expresar una sensibilidad y no una ideolog¨ªa: no ofrec¨ªa una definici¨®n exacta y por tanto se pod¨ªa parodiar.

Si alguien alguna vez us¨® entre la izquierda espa?ola ese t¨¦rmino, debi¨® de ser una era breve. Woke es hoy una palabra que delata a gente m¨¢s de derechas, quienes la emplean para agrupar a sus enemigos en un ¨²nico bando, ¡°la tiran¨ªa de lo woke¡± (OkDiario, diciembre de 2021) o los Wokerati (Fox News, 2020), seg¨²n. O sea, una mezcla de turba tuitera desbocada y activistas de Instagram. Ofendiditos, la generaci¨®n de cristal. Un obrero con sentimientos o un pr¨ªncipe sensible. Al igual que progre o pol¨ªticamente correcto, woke se ha convertido en insulto. ¡°Ha pasado a ser una etiqueta con la que la derecha m¨¢s rancia se?ala a un enemigo de paja contra el que colar de contrabando sus ideas¡±, opina Gonzalo Torn¨¦, autor de La cancelaci¨®n y sus amigos (Anagrama). ¡°El argumento viene a ser: ¡®Como la izquierda se ha preocupado de las identidades y las minor¨ªas, se ha despreocupado de los obreros y por eso votan a la derecha¡¯. Primero, se sustenta en un antagonismo falso. Adem¨¢s, los movimientos identitarios siempre han ido de la mano de las luchas sociales. Basta recordar el sufragismo y el abolicionismo¡±.

Tambi¨¦n el recorrido a lo largo de los a?os de la cultura woke stricto sensu puede haber contribuido a ahuecar el t¨¦rmino. ¡°Alguien woke, ahora, es quien usa la idea de pol¨ªtica progresista en su propio beneficio¡±, explica Luc¨ªa Lijtmaer, autora del libro Ofendiditos: Sobre la criminalizaci¨®n de la protesta (Anagrama). ¡°Las marcas woke son aquellas que utilizan las consignas de movimientos y reivindicaciones, por ejemplo LGTBI, pensemos en el Orgullo, en su propio beneficio¡±.

?Significa algo realmente ser woke hoy? Seg¨²n el empleo hoy habitual de la palabra, nada. Quiz¨¢ d¨¦ igual. En 1961, el autor afroamericano James Baldwin dijo: ¡°Ser negro en este pa¨ªs y tener un m¨ªnimo de consciencia es sentir ira pr¨¢cticamente todo el tiempo¡±. Se pod¨ªa ser woke antes de que existiera el t¨¦rmino y, salvo sorpresa, seguramente se pueda seguir si¨¦ndolo despu¨¦s de ¨¦l.

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