C¨®mo la ropa de Issey Miyake se convirti¨® en el uniforme de la clase creativa
De Steve Jobs a Zaha Hadid, el dise?ador japon¨¦s supo vestir a un nutrido grupo de fieles al¨¦rgicos a los logos y atra¨ªdos por la coherencia conceptual (y la comodidad) de sus prendas plisadas
Hay dise?adores que tienen clientes, y dise?adores que cuentan con fieles. El japon¨¦s Issey Miyake, fallecido el 9 de agosto a los 84 a?os, era de los segundos. Y, adem¨¢s, su parroquia es perfectamente localizable. ¡°Por qu¨¦ tantos profesionales destacados del mundo de la cultura adoran sus prendas?¡±, se preguntaba en 1998 el cr¨ªtico de arte Herbert Muschamp al rese?ar su exposici¨®n en la Fondation Cartier de Par¨ªs. No le faltaban motivos para ello.
Desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, la banda sonora de inauguraciones, vernissages, mesas redondas y otros eventos del mundillo art¨ªstico consiste tanto en el tintineo de las copas de champ¨¢n como en el frufr¨² vaporoso y t¨¦cnico de las prendas plisadas de Miyake para mujer (desde 1993, fecha de lanzamiento de su l¨ªnea Pleats Please) y para hombre (a partir de 2013, cuando adapt¨® su superventas al p¨²blico masculino en la marca Homme Pliss¨¦). Galeristas, comisarios, arquitectos, fot¨®grafos, escritores, periodistas: pocos escapan a la fascinaci¨®n por la obra del dise?ador que mejor entendi¨® que el futuro de la moda pasaba por el futuro de sus tejidos. Moda sin logos, pero reconocible al instante, igual que la de Martin Margiela, otro cl¨¢sico del circuito art¨ªstico.
Para encontrar las prendas de Miyake no hay que acudir a las alfombras rojas, sino al d¨ªa a d¨ªa de la vida cultural cosmopolita. Arquitectos como Zaha Hadid, dise?adores como Jonathan Anderson y Samuel Ross, cr¨ªticos de moda como Tim Blanks, Suzy Menkes y Angelo Flaccavento, galeristas como Barry Friedman, artistas como Joana Vasconcelos y Graciela Iturbide, pol¨ªticos como Carmen Alborch e iconos de la m¨²sica como Grace Jones y Joni Mitchell se han dejado ver en p¨²blico, a lo largo de estas d¨¦cadas, con prendas de Miyake. Steve Jobs tambi¨¦n le era fiel desde que le encarg¨® un jersey de cuello perkins y el japon¨¦s respondi¨® a su petici¨®n con un centenar de su¨¦ters similares. En los a?os siguientes, el fundador de Apple no llev¨® otra cosa, seg¨²n recogi¨® su bi¨®grafo, Walter Isaacson.
La idea del uniforme es una hip¨®tesis tentadora a la hora de explicar la rapidez con que la marca de Miyake, que hasta hoy sigue siendo una empresa independiente, se expandi¨® entre ciertos colectivos. Pero hay una explicaci¨®n ¨Cperfectamente compatible con la anterior¨C que no apela a lo gregrario, sino a algo mucho m¨¢s terrenal: lo pr¨¢ctico. Es el argumento que esgrimi¨® el arquitecto e interiorista estadounidense Rafael de C¨¢rdenas a Town & Country el pasado abril, tras contar que hab¨ªa descubierto a Miyake durante sus a?os como dise?ador en Calvin Klein. La primera vez que se visti¨® con sus prendas, relataba, ¡°mi pareja me pregunt¨® si iba vestido con ropa de mi madre, porque ella cree mucho en la elegancia, pero lo cierto es que es un buen modo de tener un aspecto sofisticado llevando en realidad un pantal¨®n de ch¨¢ndal¡±.
En esa comodidad posiblemente resida uno de los motivos de su ¨¦xito. A finales de los a?os ochenta, Miyake empez¨® a experimentar plisando tejidos de un modo in¨¦dito. No era algo nuevo en ¨¦l, que desde los inicios de su carrera hab¨ªa indagado en el di¨¢logo entre la tecnolog¨ªa y las antiguas t¨¦cnicas artesanales de punto o tejido. Pero s¨ª era m¨¢s ambicioso: en lugar de plisar el tejido antes de confeccionar la prenda, enrollaba y retorc¨ªa las prendas ya terminadas, introduci¨¦ndolas en una m¨¢quina que, al aplicar calor al poli¨¦ster, dejaba marcados los pliegues de forma indeleble. Era un plisado irregular, distinto en cada prenda, y tambi¨¦n indestructible: tal y como afirman sus usuarios, son prendas que se pueden meter en la lavadora o la maleta de cualquier modo, sin temor a estropear el plisado. El resultado son pantalones, camisas, jers¨¦is, chaquetas y vestidos que pesan muy poco y que, usando los hombros como percha ¨Cla misma l¨®gica desarrollada por Crist¨®bal Balenciaga, cuyas prendas se separaban del cuerpo siguiendo las ense?anzas de la indumentaria japonesa¨C, proyectan su volumen al exterior.
Al mismo tiempo, la silueta que generan es ancha y ligera como las l¨¢mparas de papel de Isamu Noguchi, uno de los dise?adores favoritos de Miyake. En una ¨¦poca dominada por las siluetas estilizadas y alargadas, esta horizontalidad podr¨ªa resultar poco favorecedora, tal y como subrayaba el comisario de arte Antwaun Sargent en el mismo texto de Town & Country, donde recuerda que asociaba Miyake a las mujeres coleccionistas de cierta edad. Decidi¨® comprarse un par de pantalones tras v¨¦rselos a Solange Knowles y desde entonces es fiel a la marca, igual que el historiador Roger Cook, que a sus ochenta a?os particip¨® en un reportaje sobre clientes de Miyake en The Financial Times. ¡°La publicidad de Homme Pliss¨¦ se dirige principalmente a los j¨®venes o al sector deportivo, pero creo que las personas de edad avanzada podemos llevarlo perfectamente¡±, explicaba a prop¨®sito de sus pantalones anchos preferidos. ¡°La ingente gratificaci¨®n corporal que me proporcionan mis Miyakes compensa maravillosamente los estragos de la edad¡±.
La vinculaci¨®n de Miyake a la clase creativa ha llegado incluso a los manuales de marketing. En un art¨ªculo sobre mercadotecnia asociada a la experiencia, el profesor franc¨¦s ¨Cy diputado republicano¨C Patrick Hetzel imaginaba a la clienta tipo de Miyake: se llama Josyane y es una ejecutiva de comunicaci¨®n que trabaja en el tri¨¢ngulo de oro parisino y vive en el Marais, que mira con escepticismo a los dise?adores de moda de lujo y privilegia firmas con gustos sofisticados, como Miyake. ¡°Josyane est¨¢ orgullosa de sus diez a?os de lealtad a esta firma, lo que la convierte en parte de una peque?a tribu de personas cuya originalidad ha servido para crear nuevos estilos¡±, sentencia Hetzel.
Aunque el ejemplo pueda resultar un clich¨¦ ¡ªal fin y al cabo, para eso est¨¢n las categorizaciones de los manuales sociol¨®gicos¡ª, la observaci¨®n del franc¨¦s subraya otro argumento a favor de Miyake: el pedigr¨ª art¨ªstico y conceptual conquistado tras d¨¦cadas de colaboraciones con el mundo de la cultura. Miyake es el dise?ador de los plisados y el nombre detr¨¢s de dos de las fragancias m¨¢s famosas del mundo (L¡¯Eau d¡¯Issey y L¡¯Eau d¡¯Issey Pour Homme, que en los noventa instauraron la moda de las fragancias acu¨¢ticas), pero tambi¨¦n un creador que ha colaborado con William Forsythe, Yayoi Kusama y Cai Guo-Qiang, cuyas colecciones han protagonizado im¨¢genes memorables disparadas por Lord Snowdon, Irving Penn y Nick Knight, y cuyos empe?os desde 1997, fecha en que decidi¨® dar un paso atr¨¢s en su trabajo como dise?ador comercial para centrarse en proyectos experimentales, han protagonizado exposiciones en los centros de arte m¨¢s prestigiosos del mundo. En algunos casos, ambos mundos han coexistido, como en el proyecto A-POC, la ¨²ltima marca comercial en que particip¨® activamente, y que consist¨ªa en tejidos tubulares que, gracias a la tecnolog¨ªa inform¨¢tica, permit¨ªan que cada usuario recortara la prenda deseada sin temor a deshilacharla.
La obra de Miyake, a fin de cuentas, puede ser todo lo intelectual o todo lo inmediata que se quiera. Y algunos de sus mayores fans apuestan por lo ¨²ltimo. O, tal y como coment¨® el cr¨ªtico de moda Tim Blanks a The Financial Times: ¡°No hay que pensar en Miyake, sino vestirlo. P¨®ntelo y luego hablamos¡±.
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