Mark Gevisser: ¡°La Iglesia necesita una nueva amenaza laica y la identidad trans le funciona estupendamente¡±
El autor del ensayo ¡®La L¨ªnea Rosa¡¯ repasa los conflictos globales a trav¨¦s del prisma de la identidad LGTBI, la cual, sostiene, se usa como arma ideol¨®gica, cultural y social para reforzar pugnas por todo el mundo
El EuroPride, la mayor celebraci¨®n LGTBI de Europa, deber¨ªa festejarse este a?o en Belgrado y culminar con un gran desfile el s¨¢bado 17 de septiembre. Lo que ocurra ese d¨ªa est¨¢ por ver. S¨ª ha habido una manifestaci¨®n por las calles de la capital serbia: la de miles de personas, casi todos activistas religiosos y de ideolog¨ªa conservadora, que, el pasado 11 de septiembre, exig¨ªan la cancelaci¨®n de un evento que celebra la libertad e igualdad de personas que consideran degenerados. El presidente serbio, Aleksandar Vu?i?, orden¨® esta semana cancelar el desfile alegando motivos de seguridad. Sus organizadores piensan manifestarse igual.
La historia, la en¨¦sima muestra del retroceso en cuestiones LGTBI que ¨²ltimamente experimenta Europa ¨Cel EuroPride de 2010 pudo celebrarse sin resistencia comparable en un pa¨ªs tan hom¨®fobo como Polonia y Serbia es de las pocas naciones europeas con una primera ministra, Ana Brnabic, abiertamente lesbiana¨C, sorprende poco al periodista Mark Gevisser (Sud¨¢frica, 58 a?os). ¡°Demuestra, primero, lo disputado que est¨¢ todav¨ªa el tema de la visibilidad LGTBI, especialmente en Europa del Este. Y recuerda el poder que tiene en ciertos pa¨ªses la homofobia azuzada por la Iglesia, un poder que vemos especialmente en Rusia, Polonia e Hungr¨ªa. Resulta especialmente peligroso en manos de l¨ªderes nacionalistas y populistas, como Vladimir Putin, Jaroslaw Kascynski o Viktor Orban, quienes lo esgrimen para definir una identidad nacional que excluya a todo tipo de persona queer o directamente la demonice como un agente extranjero. Los mandatarios progresistas de Serbia no parecer compartir estas intenciones, pero claramente estamos viendo qu¨¦ hasta qu¨¦ punto la derecha nacionalista y religiosa puede ejercer presi¨®n con ¨¦xito¡±, explica.
Este tipo de confluencias entre los despachos del poder y los derechos LGTBI en la calle son la especialidad de Gevisser. En una reciente entrevista en Madrid, el escritor tambi¨¦n recordaba que uno de los primeros misiles lanzados por Rusia en la la guerra contra Ucrania el 24 de febrero hab¨ªa sido decorado con s¨ªmbolos hom¨®fobos y cu¨¢nto contexto hab¨ªa en ese detalle. ¡°En 2013, cuando en Ucrania se robusteci¨® el movimiento pro Uni¨®n Europea, grupos prorrusos se aliaron a varias asociaciones contra el matrimonio igualitario para crear una campa?a: ¡®A Europa se entra por el culo¡¯, era el esl¨®gan. La homofobia es la primera herramienta de la Rusia de Putin para definirse contra Europa¡±, cuenta hoy.
Los dos son ejemplos de lo que Gevisser llama la L¨ªnea Rosa, una frontera f¨ªsica, legal, ret¨®rica y moral que divide a quienes quieren ampliar los derechos del colectivo LGTBI y quienes pretenden reducirlos o, como m¨ªnimo, beneficiarse de su demonizaci¨®n. A partir de aqu¨ª, sus ramificaciones son inimaginables. ¡°En cuanto la visualic¨¦, vi que la L¨ªnea se mov¨ªa por todo el mundo, por motivos pol¨ªticos en un bando y en otro. Pa¨ªses como Rusia han trazado una frontera similar al Tel¨®n de Acero para protegerse de la supuesta amenaza laica, capitalista, invasora de Occidente; para buscar cierto control nacionalista contra los poderes de la globalizaci¨®n, la digitalizaci¨®n y George Soros. Desde el otro lado, la L¨ªnea se erige para protegernos contra la barbarie, porque nosotros somos los civilizados y ellos no. En cuanto a valores, yo soy 100% de este segundo bando, pero lo sorprendente es que ambos instrumentalicen y esgriman como arma las identidades LGTBI. En esta l¨ªnea, siempre son otros quienes te dicen lo que eres: o v¨ªctima o extranjero¡±.
La idea, que llena su libro La L¨ªnea Rosa: Un viaje por las fronteras queer del mundo (Tendencias), le vino por haber sido criado en Sud¨¢frica, ¡°donde todo son fronteras y orden¡±. Pero le ayud¨® a entender el progreso (y la violenta represi¨®n) de la causa que m¨¢s r¨¢pido ha avanzado en el mundo contempor¨¢neo. La L¨ªnea pasa por las piscinas ol¨ªmpicas donde mujeres transexuales luchan por competir con mujeres cis; por las crecientes libertades LGTBI de Nigeria y por San Vicente de Raspeig (Alicante), donde este fin de semana, una menor de 15 a?os fue agredida por diez chavales al grito de ¡°maricona¡±, ¡°transexual¡± o ¡°transformer¡±.
Gevisser public¨® el libro en 2020. El autor cree que la edici¨®n espa?ola, que llega ahora, se publica en mundo en que la L¨ªnea se ha movido muy poco en ambas direcciones y mucho en contra de las personas trans. ¡°Porque es un s¨ªmbolo muy poderoso: algunas mujeres trans, sobre todo aquellas que hicieron la transici¨®n tarde en su vida, mantienen muchos de sus rasgos masculinos. Por tanto se las usa como s¨ªmbolo de algo antinatural, grotesco. Luego, tambi¨¦n est¨¢n hipersexualizadas, porque est¨¢n vinculadas a la pornograf¨ªa o el trabajo sexual, as¨ª que se les trata como s¨ªmbolos de una sexualidad perversa¡±, explica. Y se?ala: ¡°La Iglesia ha contribuido mucho a esto, sobre todo en los pa¨ªses donde todav¨ªa es influyente, como Espa?a o Polonia. Cada vez les resulta menos f¨¢cil movilizar a los fieles usando la homofobia, porque la gente no para de salir del armario. Es algo normal. Necesitan una nueva amenaza laica y la identidad trans les funciona estupendamente porque parece joder el plan divino: ¡®Dios dijo que un hombre es un hombre y una mujer, mujer, ?qui¨¦nes se creen estos arrogantes que son para cambiarlo?¡¯. El Papa Francisco, de hecho, aparenta ser bastante liberal con la homosexualidad pero se vuelve incre¨ªblemente reaccionario al hablar de identidad trans¡±.
La transfobia tiene sus diferencias con la homofobia: ¡°Para mi generaci¨®n de hombres gais cisg¨¦nero, en la L¨ªnea Rosa solo se luchaba contra un bando: el contrario. Ahora hay dos lados porque los tr¨¢nsfobos han acabado ali¨¢ndose con una casta muy concreta de feministas a quienes la identidad de g¨¦nero les parece una amenaza a la femineidad. A las iglesias y a la utraderecha le conviene mucho que este flanco de la L¨ªnea Rosa tenga que lucharse en dos bandos. Es una alianza muy peligrosa¡±. Pero, al final, ambos tipos de odio, homo y transfobia, est¨¢n muy relacionados: ¡°Este discurso tr¨¢nsfobo est¨¢ alimentando la violencia hom¨®foba: los datos que estudiado en Am¨¦rica Latina, especialmente Brasil y M¨¦xico, son bastante contundentes. No me atrevo a aplicarlos a Europa a¨²n pero no es una mala hip¨®tesis¡±.
Algo bueno s¨ª ha visto Gevisser en estos a?os: que, digan lo que digan Putin y sus misiles, la L¨ªnea Rosa se ha reblandecido. ¡°Hay m¨¢s espacio, pol¨ªticamente, para el cambio, sobre todo en pa¨ªses africanos que se han alejado de sus poderes coloniales en los ¨²ltimos diez a?os. Muchos han decidido, unilateralmente, despenalizar la homosexual: Botswana [2019], Angola [2021]¡ Y en el sudeste asi¨¢tico, los derechos LGTBI no han dejado de avanzar: Taiw¨¢n, Tailandia, Filipinas o Vietnam¡ No minimizo el momento de retroceso que sufrimos, digo que, en aquellos pa¨ªses que estudio muy de cerca, se ha ganado mucho terreno a trav¨¦s de la visibilidad. En mi pa¨ªs, Sud¨¢frica, por supuesto que hay mucha violencia contra las personas trans, lo cual es aterrador para una lesbiana negra disidente de g¨¦nero: vive en constante peligro de muerte. Pero, a la vez, gente como esta lesbiana negra disidente de g¨¦nero ocupa m¨¢s espacio que nunca en la vida urbana sudafricana. Tienen familias, logran empleos¡ Y va a m¨¢s. Lo he visto¡±.
?Es na¨ªf pensar que alg¨²n d¨ªa los derechos LGTBI no estar¨¢n en peligro? ¡°Lo na¨ªf es pensar que los derechos humanos, en general, nunca estar¨¢n en peligro. Esa idea cal¨® fuerte a finales del siglo XX: que gracias al avance del capitalismo, el mundo iba progresando hacia una libertad universal. Creo que a estas alturas esa idea ya est¨¢ bastante desmentida. Siempre que haya religiones fuertes, ya que toda religi¨®n se puede interpretar como contraria a la homosexualidad y la identidad de g¨¦nero, existir¨¢ la posibilidad de crear p¨¢nicos morales. Lo ¨²nico que podemos hacer contra ello es ser m¨¢s visibles, mostrar nuestra humanidad, nuestra dignidad, para que cuando caiga el mensaje desde el p¨²lpito o desde el Estado, nuestro vecinos digan: ¡®Ese no es el demonio, es mi hijo Mark¡¯ o ¡®Es mi vecino Tom¡±.
Aqu¨ª Gevisser parece incomodarse con lo que acaba de o¨ªrse a s¨ª mismo. ¡°Es decir, los datos indican que es algo muy poderoso. Pero la visibilidad no lo es todo, por tentador que resulte comprar la ideolog¨ªa del movimiento gay estadounidense: ¡®Salid, salid, del armario donde quiera que est¨¦is¡¯. Primero, hay gente que, al salir del armario, se expone a peligros reales. Segundo, Occidente no lo es todo en el mundo. Hay sociedades distintas con formas distintas de acomodar la diversidad sexual y de g¨¦nero. La globalizaci¨®n de la ideolog¨ªa gay en realidad ha empeque?ecido algunos espacios que ya exist¨ªan: en Senegal, en la India, en Filipinas o Nigeria, donde hay identidad de tercer g¨¦nero desde hace siglos; donde la gente queer, si bien no se autodenomina queer, lleva a?os creando identidades h¨ªbridas sustentadas por las tradiciones de sus pa¨ªses. Hay lugares donde ser LGTBI puede ser una identidad sociocultural o religiosa. En Occidente, solo puede ser pol¨ªtica¡±.
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