¡°Me llaman coronavirus¡±: la pesadilla del jugador de origen asi¨¢tico que os¨® ser estrella de la NBA
Jeremy Lin lo ten¨ªa todo para triunfar en el baloncesto estadounidense. Un documental cuenta la mezcla de prejuicios y mala suerte que trunc¨® su carrera
¡°Los caminos del Se?or son inescrutables¡±, le dec¨ªa Jeremy Lin (California, 34 a?os) en febrero de 2012 a un periodista nada m¨¢s acabar un partido contra los Utah Jazz. Hab¨ªa marcado 28 puntos: el r¨¦cord de anotaci¨®n de su carrera hasta entonces, cuando ten¨ªa 23 a?os y andaba en pleno proceso de convertirse en el l¨ªder de su equipo, los New York Knicks, en mala racha. Estaba entonces a dos partidos de medirse ante los Lakers de Kobe Bryant, quien le hab¨ªa menospreciado p¨²blicamente en una rueda de prensa: ¡°?Jeremy Lin? No s¨¦ qui¨¦n es ese¡±. Diez a?os despu¨¦s, mucha gente lo sabe. Por todo lo que pas¨® desde entonces y si no, al menos, gracias al documental 38 at the Garden, que se estrena hoy en HBO Max.
A Lin, de ascendencia taiwanesa, no le sentaron bien las palabras de Bryant y se prepar¨® una respuesta que pronunciar¨ªa en caso de cuajar un buen partido. Ni en sus mejores sue?os pod¨ªa imaginar lo que suceder¨ªa el 10 de febrero de 2012 en el Madison Square Garden. Lin domin¨® el encuentro con los Lakers y llev¨® a su equipo a la victoria. ?l solo anot¨® 38 puntos, cuatro m¨¢s que los 34 de Bryant. La frase que se hab¨ªa preparado para responder al angelino, seg¨²n contaron m¨¢s tarde fuentes cercanas al jugador, era: ¡°Imagino que ahora Kobe ya se ha enterado de qui¨¦n soy¡±. Cuando termin¨® el partido no se atrevi¨® a decirla. Atendi¨® educadamente a los periodistas y se march¨® a celebrar la victoria con sus compa?eros. Tendr¨ªa que esperar m¨¢s de una d¨¦cada para volver a reivindicar su nombre.
Jeremy Lin creci¨® en un hogar de cristianos devotos. En su etapa de estudiante en la universidad de Harvard sol¨ªa quedar con su amigo Adrian Tam para leer la Biblia, y nunca perdi¨® la costumbre de rezar antes de los partidos. Fue en la Asociaci¨®n Cristiana de J¨®venes (YMCA) de California donde empez¨® a jugar al baloncesto. Con una altura de 191 cent¨ªmetros, llev¨® a su equipo de instituto hacia la conquista del campeonato estatal desde el puesto de base. Lin era un alumno aplicado y sacaba buenas notas en casi todas las asignaturas. Un estudiante perfecto que adem¨¢s ejerc¨ªa como director del peri¨®dico de su escuela y como ayudante del senador dem¨®crata Joe Simitian durante alg¨²n verano.
Al terminar el instituto, recopil¨® en un DVD sus mejores jugadas y las env¨ªo por correo a sus universidades favoritas. En ninguno de sus destinos preferidos le ofrecieron un puesto (esto a pesar de haber sido nombrado mejor jugador de la divisi¨®n de Carolina del Norte), por lo que entr¨® en Harvard, un lugar con menos lustre en lo deportivo que en lo acad¨¦mico, pero donde Lin brill¨® por encima de los dem¨¢s dentro de la cancha. Bati¨® r¨¦cords de la ivy league y en 2010 se gradu¨® con buenas notas en la licenciatura de Econom¨ªa. Nada de esto fue suficiente para ser seleccionado en el draft de la NBA, donde concurren los mejores jugadores de la liga universitaria.
Sigui¨® entonces una carrera marcada, adem¨¢s de por la mala suerte, por el vac¨ªo que pueden generar los prejuicios raciales en un pa¨ªs como Estados Unidos. Lo mejor que consigui¨® Lin fue un puesto en los Dallas Maverick para participar en la Summer League (la liguilla de verano), donde sorprendi¨® a unos cuantos ojeadores con varias actuaciones brillantes. ¡°Fue sorprendente ver jugar as¨ª a un novato no seleccionado¡±, asegur¨® el entonces entrenador de los Golden State Warriors ¡ªque fue finalmente el equipo por el que se decant¨® Lin¡ª, en una rueda posterior a la firma del contrato. Eligi¨® el dorsal siete por la importancia de ese n¨²mero en la Biblia y se convirti¨® en el primer asi¨¢tico-americano en la historia de la NBA.
El equipo de San Francisco tampoco se lo puso f¨¢cil. El puesto de base estaba ocupado por dos pesos pesados de la liga, Stephen Curry y Monta Ellis, y Lin apenas tuvo la oportunidad de disputar minutos. Se pas¨® todo el verano en el gimnasio para ganar corpulencia. Sin embargo, antes de tener la oportunidad de demostrar sus progresos fue traspasado a los Houston Rockets, donde tampoco estaban interesados en contar con sus servicios. Acab¨® en los New York Knicks como decimoquinto jugador del equipo. El suplente de los suplentes.
Nada hac¨ªa pensar que, en el equipo de la Gran Manzana, Lin fuese a obtener una fortuna distinta de la que le hab¨ªa acompa?ado hasta ahora. Udonis Haslem, entonces jugador de los Miami Heat, cuenta que antes de jugar un partido contra los Knicks se encontr¨® a Jeremy Lin dentro de la capilla del Madison Square Garden. Recuerda que el pastor pregunt¨® a los jugadores si quer¨ªan rezar por algo y Lin le pidi¨® al sacerdote que lo hiciera para que no le volviesen a echar del equipo.
Para ser un jugador de la NBA, la situaci¨®n del t¨ªmido con ascendencia asi¨¢tica era bastante precaria. Era el peor pagado de la plantilla y su contrato ni siquiera estaba garantizado para las siguientes semanas. Dorm¨ªa en el sof¨¢ de la casa de su hermano por temor a ser despedido y no tener dinero para pagar el alquiler de una casa en Nueva York. Mike D¡¯Antoni, que por aquel entonces entrenaba a los Knicks, record¨® un entrenamiento en el que Jeremy Lin le pregunt¨® si le iba a merecer la pena traerse su coche a Nueva York alg¨²n d¨ªa, ya que lo ten¨ªa guardado en California, en la otra punta del pa¨ªs. El entrenador, algo avergonzado, le recomend¨® que no lo moviera.
¡®Linsanity¡¯
Pero esta lamentable racha tuvo su fin. Los Knicks atravesaban una crisis de resultados y varios jugadores importantes hab¨ªan tenido que visitar la enfermer¨ªa. Los asistentes de D¡¯Antoni lo convencieron de que probara con Lin porque ten¨ªa ¡°algo especial¡±, seg¨²n cont¨® el entrenador en una reciente entrevista. Su oportunidad lleg¨® el 4 de febrero de 2012 en un partido contra los New Jersey Nets. Lin entr¨® desde el banquillo y fue el m¨¢ximo anotador de su equipo: 25 puntos. Los Knicks ganaron y aquel fue el primer cap¨ªtulo de un fen¨®meno recordado como Linsanity: la uni¨®n de Lin e insanity (locura).
El equipo cosech¨® siete victorias consecutivas en las que Jeremy Lin promedi¨® m¨¢s de 25 puntos y ocho asistencias por partido, con actuaciones estelares como aquellos 38 puntos ante Kobe Bryant, o una ante los Raptors en la que encest¨® una canasta ganadora sobre la bocina. El p¨²blico y los medios de comunicaci¨®n perdieron la cabeza. Apareci¨® en la portada de Time con un gigante ¡®LINSANITY!¡¯ escrito sobre una foto donde saltaba con el bal¨®n en la mano, y dos veces seguidas en la de Sports Illustrated (Michael Jordan es el ¨²nico que lo ha hecho tres veces). Al poco tiempo empezaron a preparar su biograf¨ªa. Hasta tal punto lleg¨® su popularidad que el comisionado de la NBA, David Stern, tuvo que intervenir para incluirle a ¨²ltima hora en el partido de novatos del All Star, que aquel a?o se iba a celebrar en Orlando.
La fiebre por Jeremy Lin traspas¨® continentes. China y Taiw¨¢n compraron los derechos de transmisi¨®n de los Knicks y se pelearon por adjudic¨¢rselo como un valioso activo nacional. El equipo de Nueva York aument¨® en un 300% las ventas en merchandising y durante dos meses la camiseta con el dorsal 17 de Jeremy Lin fue la m¨¢s vendida de toda la liga. Su impacto trascendi¨® lo econ¨®mico. La historia de superaci¨®n del jugador de Palo Alto se convirti¨® en la fuente de inspiraci¨®n para miles de j¨®venes con ascendencia asi¨¢tica que so?aban con ser deportistas en un pa¨ªs que a¨²n conservaba el estereotipo del chino cort¨¦s y respetuoso de las normas y, seg¨²n este modelo, poco atl¨¦tico. Personalidades como Barack Obama o Paul Auster se rindieron ante su figura. Despu¨¦s de toda una vida de entrega y sacrificio, el destino por fin conspiraba en favor de Jeremy Lin. Pero en el camino ¡°misterioso y milagroso¡± que Dios le ten¨ªa preparado a¨²n le aguardaban las pruebas m¨¢s duras.
Hubo quien nunca lleg¨® a creer en el fen¨®meno Linsanity. El boxeador Floyd Mayweather opin¨® en Twitter que se estaba exagerando su rendimiento: ¡°Jeremy Lin es un buen jugador, pero todo este hype se ha generado porque es asi¨¢tico. Hay muchos jugadores negros que hacen lo mismo que ¨¦l cada noche y no obtienen la misma atenci¨®n¡±.
Jeremy Lin is a good player but all the hype is because he's Asian. Black players do what he does every night and don't get the same praise.
— Floyd Mayweather (@FloydMayweather) February 13, 2012
Seis semanas antes de terminar la temporada regular, Lin sufri¨® una peque?a rotura del menisco en la rodilla izquierda y tuvo que ver desde el banquillo c¨®mo su equipo ca¨ªa eliminado en primera ronda de playoffs. En verano, al tiempo que era bautizado como ¡°el jugador m¨¢s popular de los Knicks en la ¨²ltima d¨¦cada¡± por The New York Times, venci¨® su contrato. Era l¨®gico esperar una r¨¢pida renovaci¨®n, pero las envidias por parte de pesos pesados del vestuario y, probablemente, los prejuicios hacia un jugador que quiz¨¢ no hab¨ªa conseguido romper tantos estereotipos como podr¨ªa parecer, hicieron que el equipo de Nueva York le dejase marchar. Lin no ocult¨® su decepci¨®n: ¡°Honestamente, prefer¨ªa quedarme¡±.
La interminable ca¨ªda
El de Palo Alto desembarc¨® en los Houston Rockets, que hab¨ªan hecho una buena oferta para hacerse con sus servicios. Todo bien hasta que el equipo tejano anunci¨® la llegada de James Harden, una de las grandes estrellas de la liga, que adem¨¢s jugaba en la misma posici¨®n que Lin. Durante la temporada, el jugador asi¨¢tico estuvo muy lejos del nivel que hab¨ªa mostrado el a?o anterior y su mejor baloncesto solo apareci¨® cuando Harden descansaba en el banquillo. La expectaci¨®n en torno a ¨¦l se fue desinflando, Lin empez¨® a encadenar lesiones y a perder la confianza en su juego. A partir de aqu¨ª, cambi¨® de equipo pr¨¢cticamente una vez al a?o sin conseguir encontrar su sitio. El estratosf¨¦rico nivel que alcanz¨® con 23 a?os nunca volvi¨® a repetirse. En 2019 conquist¨® su primer y ¨²nico campeonato de la NBA con los Toronto Raptors, aunque su papel en el equipo fue secundario.
Al a?o siguiente ninguna franquicia se interes¨® en ¨¦l. Tuvo que hacer las maletas para poner rumbo a China, donde firmar¨ªa con los Beijing Ducks por 3 millones de euros al a?o. All¨ª logr¨® ser uno de los mejores jugadores del campeonato. El buen nivel que hab¨ªa mostrado le devolvi¨® las esperanzas de regresar a la NBA, pero desde los despachos norteamericanos le dijeron que en China nunca llamar¨ªa la atenci¨®n de ning¨²n equipo, de modo que volvi¨® a hacer el equipaje y, en su und¨¦cimo a?o de profesional, acept¨® jugar por 30.000 d¨®lares en los Santa Cruz Warriors, un equipo de segunda en una liga pensada para que los j¨®venes se desarrollen y puedan obtener un contrato en la NBA. Incluso entonces, a los 32 a?os, demostr¨® que todav¨ªa pod¨ªa rendir al m¨¢ximo nivel: logr¨® ser el s¨¦ptimo mejor anotador de la liga y el cuarto mejor asistente. Todo lo cual result¨® invisible para los ejecutivos de la liga, que ficharon a jugadores con un rendimiento mucho m¨¢s bajo que el suyo y acabaron definitivamente con sus esperanzas de volver a jugar en el mejor campeonato de baloncesto del mundo.
Lin ha resumido su etapa en los Santa Cruz Warriors como ¡°el momento m¨¢s realista¡± de su carrera: el que lo igual¨® ¡°al 99% de las minor¨ªas y la gente que tiene que luchar cuesta arriba¡±. Algo que, en los ¨²ltimos tiempos, solo ha ido a peor. En su ¨²ltimo a?o como jugador de baloncesto, en 2020, intentando desesperadamente regresar a la NBA, un contrincante le insult¨® llam¨¢ndole ¡°coronavirus¡± en mitad de un partido. Se hab¨ªa extendido por todo Estados Unidos un clima de hostilidad hacia los asi¨¢ticos, debido en gran parte a una campa?a alentada por el propio Donald Trump, que se?alaba a los chinos como principales responsables de haber causado la pandemia. Lin se lo contaba poco despu¨¦s al periodista estadounidense Anderson Cooper: ¡°Se puede o¨ªr en las grabaciones de audio: hay v¨ªtores y risas cuando me llaman Virus Kung-Flu [algo as¨ª como Virus Kungstipado].¡±
Y, seg¨²n ha explicado recientemente en The New York Times, fueron estos incidentes los que animaron al jugador a colaborar en la creaci¨®n de 38 at the Garden, el documental en el que se narra su breve epopeya. La historia de Jeremy Lin, el asi¨¢tico-americano que no pudo ser una estrella de la NBA, pero s¨ª bati¨® en un duelo personal a uno de los mejores jugadores de la historia de baloncesto. Una carrera que por fin se atreve a reivindicar y que, a pesar de todo, ¨¦l mismo ha descrito como ¡°un milagro de Dios¡±.
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