La retratista m¨¢s ¨ªntima de los Beatles est¨¢ harta de que la llamen musa: ¡°?Qu¨¦ he hecho yo para inspirar a George Harrison?¡±
La exmodelo Pattie Boyd, retratista de la locura del Londres de los sesenta y protagonista de aut¨¦nticos himnos de los Beatles y Eric Clapton, repasa su vida en el libro ¡®My Life in Pictures¡¯
Los sesenta londinenses fueron tiempos de minifaldas firmadas por Mary Quant, y de juventud, colorido y libertad arriba y abajo de Carnaby Street, King¡¯s Road y Kengsinton; de beatles, whos, kinks y stones; de Michael Caine al volante de un 600 y David Hemmings con pantalones blancos y c¨¢mara en mano; de protestas, drogas, ideas y, sobre todo, durante una porci¨®n nada desde?able de este periodo, fueron tiempos de Pattie Boyd.
La modelo, fot¨®grafa, actriz y musa para los m¨¢s cafeteros de la mitolog¨ªa del rock, fascinados por la casi docena de himnos que ella inspir¨®, sirvi¨® de bisagra en una sociedad crecientemente compleja, un icono transversal capaz de enlazar a John Lennon con los bolsillos m¨¢s pudientes de la ¨¦poca y los cambios que se avecinaban. Reina de Inglaterra ya hab¨ªa, pero hubo un periodo irrepetible y fascinante en que ella rein¨® sobre Londres.
Esa vida est¨¢ ahora recogida en Pattie Boyd. My Life in Pictures (Reel Art Press), una biograf¨ªa en im¨¢genes de Patricia Anne Boyd (Taunton, 78 a?os), quien naci¨® a 200 kil¨®metros de Londres y, muy poco despu¨¦s, en 1962, ya hab¨ªa emigrado a la capital e ingresado a trabajar en el legendario sal¨®n de belleza de Elizabeth Arden. Su cometido all¨ª era ser shampoo girl, o sea, lavar cabezas. Aquello dur¨® poco. ¡°Yo estaba all¨ª simplemente porque necesitaba trabajar. Una se?ora vino un d¨ªa y me pregunt¨® si me hab¨ªa planteado ser modelo y que, si me interesaba, que fuera a verla la semana siguiente¡±, rememora hoy desde su apartamento en Kensington, donde ha recibido a ICON.
Aquella persona result¨® tener contactos en la revista Honey, vadem¨¦cum de la modernidad. Al poco, Boyd encontr¨® agente. ¡°Luego vino lo m¨¢s complicado: persuadir a fot¨®grafos que me hicieran fotos. As¨ª que trabaj¨¦ con muchos j¨®venes. Ellos necesitaban experiencia y yo necesitaba fotos, as¨ª que ese fue el proceso durante mucho tiempo¡±, cuenta Boyd. Entre aquellos j¨®venes estaban unos tales David Bailey, Terence Donovan o Brian Duffy. ¡°Tambi¨¦n admito que yo no me lo acababa de creer mucho y cada vez que lo consegu¨ªa pensaba, joder qu¨¦ suerte he tenido. Luego ven¨ªa otra sesi¨®n y pensaba lo mismo: joder, este tampoco se ha dado cuenta¡±.
Un par de a?os despu¨¦s, Boyd, toda flequillo y ojos enormes, era la cara m¨¢s famosa del Swinging London. Twiggy, la legendaria modelo de la ¨¦poca, quien por cierto es ¨ªntima amiga de Boyd, la declar¨® su referente imprescindible. Mary Quant dijo que el requisito de toda mujer moderna era parecerse m¨¢s a Pattie Boyd que a Marlene Dietrich. ¡°Su objetivo es parecer juveniles de forma casi infantil, tan poco sofisticadas que casi resulten ingenuas, y hace falta mucha sofisticaci¨®n para lograr ese aspecto¡±. Ella, mientras, se codeaba con los actores, poetas y m¨²sicos m¨¢s legendarios de la ¨¦poca. ¡°Te voy a decir algo: hace tantos a?os que sucedi¨® todo aquello que, cuando pienso en ello, siempre tengo la sensaci¨®n de que estoy viendo la vida de otra persona. A eso se suma que no recuerdo la mayor parte: recuerdo partes divertidas y conservo los mejores recuerdos, pero por lo dem¨¢s, todo queda muy lejos¡±, bromea.
S¨ª se acuerda de un momento fundamental: ¡°Un tipo vino una vez y vio mi book y creo que le gust¨® porque me contrat¨®. Pens¨¦ que era otro anuncio de televisi¨®n [Boyd acababa de filmar un spot para las patatas fritas Smith¡¯s], pero aquella noche mi agente me dijo que me hab¨ªan contratado para una pel¨ªcula con los Beatles. Yo le dije que no pod¨ªa ser, qu¨¦ c¨®mo iba a salir yo en una pel¨ªcula de los Beatles. Pero result¨® que s¨ª [El anuncio de Smith¡¯s hab¨ªa sido dirigido por Richard Lester, colaborador cinematogr¨¢fico de los de Liverpool y director de su primera pel¨ªcula, A Hard Day¡¯s Night (1964)]. Solo iba a soltar una frase y lucir un uniforme de colegiala, lo que parec¨ªa una ridiculez, pero bueno. Despu¨¦s vino todo lo dem¨¢s, as¨ª que no voy a quejarme¡±.
Resumen de lo que es todo lo dem¨¢s: se enamor¨® de George Harrison y ambos terminaron casados. Ella fue, de hecho, quien introdujo a Harrison en los terrenos de la espiritualidad india y se convirti¨® en una presencia fija en los viajes de la banda, lo cual acab¨® por modificar para siempre el sonido de la mayor banda del planeta: en Revolver (1966) ya se o¨ªan algunos sitares, al poco los Rolling Stones llevaron la idea a su Paint It Black y, para 1968, los Beatles hac¨ªan viajes en grupo a India para aprender a meditar. ¡°No echo de menos aquellos tiempos¡±, enmienda con septuagenario sarcasmo. ¡°Si pudiera transportarme all¨ª ahora mismo me encantar¨ªa, por supuesto, pero amaba mi vida entonces del mismo modo que la amo ahora. Era vivir en una burbuja, rodeada de gente famosa, donde se te abr¨ªan todas las puertas. Pero a¨²n hoy llevo una vida maravillosa. ?Si me afectaba la fama del grupo? Ellos no se comportaban como si fueran especiales, sino como gente com¨²n. Eso lo hac¨ªa todo muy f¨¢cil¡±, recuerda.
El divorcio de Harrison acab¨® cimentando el estatus de leyenda de Boyd. Poco antes de la separaci¨®n de los Beatles, el guitarrista hab¨ªa empezado a colaborar con su amigo Eric Clapton; con el grupo ya disuelto, Harrison y Clapton pasaban tanto tiempo tocando juntos, con Boyd fotografi¨¢ndoles, tan pr¨®xima que Clapton se enamor¨® de ella. De forma fulminante e irrevocable: tanto que le dedic¨® una canci¨®n, Layla. Hoy, esa ¨¦pica de siete minutos sobre una mujer a la que no se puede tener es uno de los himnos m¨¢s famosos del rock de los setenta.
Boyd acab¨® dejando a Harrison por Clapton y aquella fue la primera de las muchas canciones que le han dedicado. ¡°No soy una musa¡±, alerta ella. ¡°O sea, entiendo a qu¨¦ te refieres, pero para m¨ª, y te digo esto con toda sinceridad, todo queda en manos del artista: todo est¨¢ en su cabeza. Luego puede proyectar eso a qui¨¦n desee, pero es cosa del artista. Dicho esto, me hace muy feliz o¨ªrlas. Pero no puedo ser tan narcisista como para creer que hablan de m¨ª, no me lo creo. A¨²n recuerdo la primera vez que George me dijo que hab¨ªa escrito algo para m¨ª. Le mir¨¦ y le dije: ¡®?Por qu¨¦ has escrito una canci¨®n para m¨ª, por qu¨¦ yo merezco una canci¨®n? ?Qu¨¦ he hecho para inspirarla?¡¯.
Un apunte que le da la raz¨®n: Boyd es una fot¨®grafa de razonable ¨¦xito cuya documentaci¨®n de la ¨¦poca, sobre todo con los Beatles y Clapton, se ha expuesto por todo el mundo. No era solo un icono de aquella ¨¦poca, fue tambi¨¦n su historiadora. ¡°Recuerdo lo libre y feliz que me sent¨ªa y la sensaci¨®n de pensar que el mundo nunca cambiar¨ªa. Notaba aquel zeitgeist en el ambiente, como la creatividad y la excitaci¨®n y la sensaci¨®n de que est¨¢bamos a punto de llegar a algo completamente nuevo lo llenaba todo, la cantidad de pintores y m¨²sicos que surg¨ªan, grandes artistas, grandes fot¨®grafos, la cantidad de cines que hab¨ªa¡ fue un tiempo incre¨ªble¡±, rememora.
?El presente? ?Estos tiempos de Twitch, Twitter, TikTok? ¡°Imposible, no hubiera sido capaz, de ninguna manera. Con las redes sociales es muy dif¨ªcil hacer lo que quieres hacer, decidir qui¨¦n eres, estar conectado a todo cada minuto, sin tregua. Me hubiera superado completamente¡±, reconoce.
Ahora, con la salida del libro, Patricia Anne Boyd vuelve a estar ante las c¨¢maras y los micr¨®fonos. ¡°Bueno, no es algo que me de miedo, tampoco es que est¨¦ en casa todo el d¨ªa mirando la tele, ?sabes? Voy al teatro, sigo haciendo fotos y tengo una vida social muy activa, as¨ª que no va a significar un gran cambio¡±. Antes de despedirse, y cuando se le pregunta por la gran lecci¨®n aprendida de una vida dif¨ªcil de resumir en unos cuantos p¨¢rrafos, Boyd hace una larga pausa. ¡°Es esencial ser fiel a uno mismo, no traicionarse, ser honesto y hacer que as¨ª la gente te conozca por c¨®mo eres en realidad. No creo que haya nada tan importante¡±.
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