Cuando el infierno (y el cielo) estaban en Valencia: as¨ª fue la Ruta del Bakalao que el tiempo ha borrado
Un oasis de vanguardia y apertura musical surgi¨® en los a?os ochenta. En los noventa, deriv¨® en infierno poligonero. Una nueva serie de Atresplayer Premium reclama su verdadero legado
Nunca una discoteca estuvo sumida en un silencio mayor. Vasos de tubo, medio llenos o medio vac¨ªos, olvidados sobre mesas y estantes y, un poco m¨¢s all¨¢, focos, monitores y percheros rebosantes de ropa colorida. Una docena de personas vestidas de negro corretean, susurrando a walkie-talkies, y otros observan en silencio una pantalla en la que se ve a dos actores, ?lex Monner y Claudia Salas, meter...
Nunca una discoteca estuvo sumida en un silencio mayor. Vasos de tubo, medio llenos o medio vac¨ªos, olvidados sobre mesas y estantes y, un poco m¨¢s all¨¢, focos, monitores y percheros rebosantes de ropa colorida. Una docena de personas vestidas de negro corretean, susurrando a walkie-talkies, y otros observan en silencio una pantalla en la que se ve a dos actores, ?lex Monner y Claudia Salas, meterse dos rayas de un polvo blanco en el cuarto de ba?o.
Un cartel a la salida indica que estamos en Spook Multiespacio, una sala de fiestas y eventos a las afueras de Valencia. Hace m¨¢s de 30 a?os se conoc¨ªa como Spook Factory y era uno de los templos de la Ruta del Bakalao, posiblemente el fen¨®meno social m¨¢s colorido y m¨¢s discutido de la Espa?a reciente. Ahora Spook vuelve a ser ese templo, aunque en la ficci¨®n: la sala es uno de los escenarios donde Atresplayer Premium est¨¢ rodando La ruta, una serie de ocho episodios que se estrena el d¨ªa 13 y busca rectificar la imagen hortera y machacona que los medios de los noventa dieron del fen¨®meno.
Para quien no est¨¦ familiarizado, la Ruta del Bakalao, previamente conocida como Ruta Destroy, era un circuito de discotecas en los alrededores de Valencia (Barraca, Chocolate, Espiral o, por supuesto, Spook) que, a principios de los a?os ochenta, trajeron a las mejores bandas de punk, tecnopop y dance g¨®tico e industrial de todo el mundo a la huerta levantina. A medida que la m¨²sica de baile evolucion¨® a ritmos m¨¢s r¨¢pidos y electr¨®nicos (la m¨²sica makina o bakalao), aumentaba el consumo de drogas y la escena se popularizaba, empezaron los problemas: masificaci¨®n, violencia, accidentes de tr¨¢fico y, con los ¨²ltimos noventa, decadencia y cierre de los locales m¨ªticos.
¡°Tenemos esta imagen de una Ruta poligonera, el tuning y el parquineo, pero aquello fue la resaca¡±, alerta Borja Soler, cocreador de la serie y uno de sus tres realizadores junto a los cineastas Bel¨¦n Funes (La hija de un ladr¨®n) y Carlos Marqu¨¦s-Marcet (10.000 km, Los d¨ªas que vendr¨¢n). Roberto Mart¨ªn Maiztegui, otro de los creadores, a?ade: ¡°Cuando nos adentramos en ella descubrimos un movimiento cultural apasionante a muchos niveles: en lo musical, en lo performativo, en el dise?o¡¡±.
La Ruta se centra en los primeros a?os del fen¨®meno, entre finales de los ochenta y principios de la d¨¦cada siguiente, cuando a¨²n no se hab¨ªa convertido en un escaparate de drogas y sus peores consecuencias. ¡°Era un movimiento de gente que buscaba m¨²sica, diversi¨®n y amistad¡±, recuerda un rutero, ?scar, que vivi¨® el fen¨®meno desde dentro entre 1987 hasta su final. ¡°Ven¨ªan grupos que eran conocidos mundialmente como The Who o los Ramones. Yo vi a The Cult en Espiral¡±.
En los inicios, el p¨²blico era una amalgama de nacionalidades, sexualidades, g¨¦neros y tribus urbanas, desde rockeros y punks hasta ambiguos new romantics o las primeras drag queens. J¨®venes de clase media e hijos de obreros que encontraban en Barraca o Chocolate, en su inicio discotecas de verano, un hedonismo hasta entonces in¨¦dito. ¡°Trabaj¨¢bamos de lunes a viernes con el objetivo de pasarlo bien el fin de semana¡±, completa ?scar. As¨ª lo explica tambi¨¦n Joan M. Oleaque en su libro En ¨¦xtasis: El bakalao como contracultura en Espa?a (Barlin Libros): ¡°Eran los hijos de un nuevo sistema pol¨ªtico y renunciaban a este cada fin de semana: se dedicaban a olvidarlo perdidos entre luces estrobosc¨®picas, en una ceremonia que cambiaba cualquier tipo de compromiso por un individualismo colectivo absolutamente evasivo¡±. Su obra fue lo que hizo a Soler imaginar una serie de ficci¨®n sobre la Ruta.
Todo comenz¨® en una Valencia desconectada de las grandes capitales de un pa¨ªs que, a su vez, andaba a¨²n en v¨ªas de modernizaci¨®n. La cultura se impregnaba de nuevas influencias anglosajonas y, mientras se creaban l¨ªneas de comunicaci¨®n directa con Londres, Par¨ªs, M¨¢nchester o Berl¨ªn, la sociedad espa?ola empezaba a sentir cierta decepci¨®n con la democracia. ¡°La modernizaci¨®n tuvo un precio¡±, explica Ram¨®n Gonz¨¢lez F¨¦rriz, periodista y autor del ensayo La trampa del optimismo. C¨®mo los a?os noventa explican el mundo actual. ¡°El PSOE tuvo que hacer reformas econ¨®micas muy duras, hab¨ªa inflaci¨®n constante y un mont¨®n de desempleo. Cuando ven que llega la democracia y la izquierda pero no los milagros, hubo una decepci¨®n colectiva¡±. A sumar a este panorama: la amenaza de ETA, la inestabilidad econ¨®mica, huelgas generales, conflictos sociales¡ Los j¨®venes valencianos se propusieron olvidarlo todo en una pista de baile.
En el ba?o de Spook, Alex Monner (La l¨ªnea invisible, Vivir sin permiso) vuelve a esnifar y, metido en personaje, enumera las cosas que le han pasado esta noche. El realizador Marqu¨¦s-Marcet, conocido por trabajar de forma m¨¢s libre e improvisada, rueda largas tomas sin cortar para darle libertad a los actores. Sobre los urinarios hay m¨¢s copas abandonadas y en las paredes se leen pintadas como ¡°Mesca Mesca Mesca¡± (por la mescalina, droga estrella de la Ruta primigenia) o ¡°Millor festa Valenci¨¤¡±. No queda claro si es parte de la ambientaci¨®n dise?ada por el equipo de la serie o mensajes que permanecen de fiesteros del pasado.
Porque la historia de la Ruta tambi¨¦n es la de las drogas que se consum¨ªa en cada momento. En los ochenta imperaba la mencionada mescalina (una sustancia psicotr¨®pica tambi¨¦n llamada entonces la droga del amor y hoy casi desaparecida) y, con el acid house, al final de la d¨¦cada, lleg¨® el ¨¦xtasis. En aquellos d¨ªas, ¡°el ambiente era mucho m¨¢s sano y amable que ahora¡±, asegura ?scar. ¡°La que ser¨ªa mi mujer era del pueblo de al lado, y nos conocimos vi¨¦ndonos en discotecas de la Ruta. Ella iba vestida de una forma muy provocativa, y ya cuando ¨¦ramos novios mucha gente la miraba y se acercaba¡ pero a m¨ª nunca se me ha ocurrido ir a pegarle a nadie. Si uno te pisaba, esa persona se giraba y te ped¨ªa disculpas, y acababas en la barra con ella tom¨¢ndote un chupito¡±.
A partir de mediados de los noventa, la coca¨ªna y el alcohol se apoderaron de la escena nocturna y la Ruta se volvi¨® mucho menos inclusiva, por decirlo en t¨¦rminos actuales. ¡°La droga es un elemento m¨¢s de la Ruta y no hay que negarlo. Pas¨® as¨ª, y as¨ª hay que contarlo¡±, defiende Claudia Salas (?lite, La Peste), que interpreta a uno de los cinco protagonistas de la serie. El uso continuado de estupefacientes de los personajes, eso s¨ª, conlleva varias cuestiones pr¨¢cticas en el rodaje. ¡°Hay una figura en el departamento de arte que se ocupa de pintar las rayas¡±. Lo que esnifan no es coca¨ªna real, obviamente, sino un polvo inocuo hecho a base de lactosa.
Los valencianos, conscientes de c¨®mo se ha tendido a demonizar todo aquello, primero recibieron la noticia de la serie con recelo. O, como dice Ricardo G¨®mez (Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®), otro de los protagonistas: ¡°Se pusieron de dientes y de u?as. Borja y R¨®ber hicieron un trabajo muy individual de ir a decirle a cada uno c¨®mo era el proyecto, hasta que se han ganado el cari?o y el respeto de todas las figuras de la Ruta¡±. A?ade la guionista Clara Botas: ¡°Cuando habl¨¢bamos con ellos, nos dec¨ªan: ¡®Por favor, que no sea todo makineo, o pastelitos o cantaditas [g¨¦neros de los d¨ªas de decadencia de la Ruta]¡ Que aqu¨ª se escuchaba muy buena m¨²sica, la misma que en Francia, en Berl¨ªn o en Londres¡±. Botas enumera aqu¨ª varias listas de Spotify que los entrevistados compart¨ªan con ellos para educarles.
Los actores, y cientos de extras, han recibido clases de coreograf¨ªa para bailar de forma distinta seg¨²n el a?o en el que se ambienta el episodio, porque variaba dependiendo de dos factores: la m¨²sica que se escuchara en cada momento y local, y la sustancia que prevaleciera. Hay m¨¢s detalles. ¡°La gente no llevaba la copa en la mano, porque molestaba para bailar¡±, comenta Salas. ¡°La dejaba en la barra o por ah¨ª, y nadie se la robaba a nadie ni le echaba nada. Hab¨ªa una cosa como de compartir, como de buen rollo, de respeto, diversi¨®n y de ausencia de prejuicios¡±.
Una de las figuras clave en el rodaje ha sido Fran Lenaers, m¨ªtico DJ de la Ruta, quien introdujo en el circuito la mezcla entre canciones, que hasta entonces consist¨ªa en superponer los segundos finales. Lenaers se ha volcado con la serie para asegurarse de que todo se muestre tal y como fue. Entre otras cosas, ha ense?ado a pinchar a Monner y Guillem Barrosa, que interpretan a dos hermanos pinchadiscos. ¡°Nos ha dejado todos los cachivaches, los cacharros con los que [su grupo] Megabeat empez¨® a hacer m¨²sica, con los que se inventaron el sonido de Valencia, algo s¨²perpionero y herencia directa de Kraftwerk y de la gente que empez¨® a hacer techno mel¨®dico¡±, cuenta Monner emocionado. ¡°Nos explic¨® que en aquella ¨¦poca no bailaban mientras pinchaban, o detalles como aguantar con el pulgar la aguja para cambiar el disco¡¡±, agrega Barrosa, sonriendo ante la meticulosidad del DJ. Monner tambi¨¦n sonr¨ªe: ¡°A veces nos observaba tan de cerca que se colaba en el plano. En plan, ¡®t¨ªo, que estamos grabando¡±.
La Ruta ¡°se les acab¨® yendo de las manos a los propietarios de las discotecas, a los DJ, a los clientes, a todos¡±, cuenta en En ¨¦xtasis una mujer an¨®nima que lo vivi¨® de cerca. El abuso de drogas fue a m¨¢s, y con ¨¦l, los accidentes de coche y una masificaci¨®n que atrajo a las discotecas a delincuentes y skinheads: la situaci¨®n perfecta para ser explotada por unas televisiones privadas que estaban entreg¨¢ndose al sensacionalismo. Oleaque da una visi¨®n panor¨¢mica: ¡°La sociedad posol¨ªmpica se enfrentaba, sin poder esconderse, con el reverso de ella misma a trav¨¦s de la cara desfasada de sus hijos. Y odiaba hacerlo, porque no pod¨ªa soportar el reflejo¡±.
?scar, el rutero, tambi¨¦n vio de cerca esa ¡°degradaci¨®n¡±. ¡°Yo he llegado a salir de una discoteca y ver a dos chicos pateando a otro delante de un coche. He visto accidentes delante de m¨ª en la carretera. Una vez en Espiral me abrieron el coche, me quitaron el radiocasete, el equipo, una caja de herramientas, la ropa de mi novia¡ No todo era bonito¡±.
Para ahorrarse el descenso a los infiernos, la serie contar¨¢ el fen¨®meno empezando por el a?o 1993 y desde ah¨ª ir¨¢ hacia atr¨¢s. Cada episodio mostrar¨¢ a los protagonistas m¨¢s j¨®venes e inocentes. Aun corriendo el riesgo de idealizarlo y romantizarlo en exceso, La Ruta quiere mirar con buenos ojos lo que sus creadores consideran que es ¡°historia de nuestro pa¨ªs, de la m¨²sica y de la cultura, y siempre se ha observado desde un sitio muy negativo, muy oscuro y muy poco justo¡±. Valencia como una especie de Shangri-La. ¡°Es muy bonito pensar que les abdujo un OVNI, se fueron de la Tierra durante 12 a?os y despu¨¦s volvieron¡±, reflexiona Mart¨ªn Maiztegui. ¡°Fue un movimiento¡ no podemos decir que fuera sano, pero s¨ª amable¡±, dice entre risas ?scar. ¡°No hac¨ªamos da?o a nadie, ¨ªbamos a divertirnos¡±.
De vuelta a Spook, Salas resume conmovida un rodaje que est¨¢ siendo id¨ªlico, casi como una fiesta. ¡°Normalmente en una grabaci¨®n, a la hora de comer, sueles ver en cada mesa a un departamento por afinidad, y en este ves que todo el mundo est¨¢ mezclado. Los ruteros eran como ni?os perdidos y encontraron en la Ruta su Pa¨ªs del Nunca Jam¨¢s. Y eso me ha pasado a m¨ª¡±.
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