?Puede un papel cambiar la voz de un actor para siempre? Austin Butler y otros casos de interpretaciones extremas
El protagonista de Elvis afirma que su voz ha cambiado tras una interpretaci¨®n para la que se prepar¨® durante a?os. No es el primer caso de una estrella que ve c¨®mo un personaje de ficc¨®n acaba cambiando su realidad y, a menudo, arruin¨¢ndola
Dos semanas despu¨¦s de la entrega de los Globos de oro todav¨ªa se habla de las palabras de Austin Butler tras ganar el premio al mejor actor por su papel en Elvis. No por lo que dijo, sino por c¨®mo lo dijo. Butler habl¨® literalmente como lo habr¨ªa hecho el cantante de Memphis, con su misma voz, la que utiliza durante la pel¨ªcula. No fue un homenaje ni una broma. A pesar de que ya ha pasado m¨¢s de un a?o desde el final del rodaje, el californiano Butler sigue luciendo el caracter¨ªstico acento sure?o del rey del rock.
Los comentarios sarc¨¢sticos en redes sociales no se hicieron esperar. ¡°Nunca me he comprometido con nada de la forma en que Austin Butler se ha comprometido con la voz de Elvis¡±, escribi¨® una usuaria. Otra se preguntaba si el actor tambi¨¦n estaba utilizando la voz de Elvis en la segunda parte de Dune, mientras los m¨¢s maledicentes vaticinaban que la fecha final de tan curioso fen¨®meno llegar¨ªa milagrosamente en la fiesta posterior a la gala de los Oscar y bromeaban con que el actor hab¨ªa asistido ¡°a la escuela de interpretaci¨®n para la campa?a de los Oscars de Lady Gaga¡±, comparando la actitud del actor con la esforzada autopromoci¨®n de Lady Gaga para conseguir una nominaci¨®n por La casa Gucci (fracas¨®).
Estos comentarios sobre la sanaci¨®n de Butler eran la respuesta a una entrevista en la que Irene Bartlett, una de las entrenadoras de voz del actor durante el rodaje, justificaba el acento de su pupilo y aseguraba que tal vez esa fuese su nueva voz para siempre. ¡°La voz es un fen¨®meno muscular¡± afirm¨®. ¡°As¨ª que, al igual que un atleta, si te pasas con ella cuando eres demasiado demasiado joven, o intentas imponer un sonido que no es natural para esa voz, al final esa voz se cansar¨¢ y tendr¨¢s problemas¡±. La entrenadora defendi¨® a Butler de las acusaciones de impostura: ¡°Lo que visteis en ese discurso es ¨¦l. Es aut¨¦ntico, no es un montaje¡±. Y apunt¨® entre las causas del fen¨®meno el tiempo empleado en la creaci¨®n del personaje: ¡°Debido a las interrupciones por el COVID, trabajaba con ¨¦l todo el tiempo, y es dif¨ªcil desconectar algo a lo que has dedicado tantas horas¡±.
Tambi¨¦n hizo alusi¨®n a la manera de trabajar del director Baz Luhrmann: ¡°Es muy f¨¢cil ser un imitador, porque lo que haces es copiar literalmente los sonidos¡±, pero eso era lo ¨²ltimo que quer¨ªa el director. ¡°Luhrmann no quer¨ªa que fuera un imitador de Elvis, quer¨ªa una verdadera conexi¨®n con su personalidad y su historia y en eso trabaj¨® Austin¡±. Y a?adi¨® otra muestra de lo comprometido que el actor estaba con el papel: ¡°Cuando ven¨ªa a las clases de canto, iba vestido al estilo de los a?os cincuenta¡å.
Butler tampoco pudo eludir el asunto y dio explicaciones tras la gala. ¡°No creo que siga sonando como ¨¦l. Pero supongo que debo hacerlo porque lo escucho mucho. Durante tres a?os este papel fue mi ¨²nico inter¨¦s en la vida, as¨ª que estoy seguro de que hay partes de ¨¦l que quedar¨¢n integrados en mi ADN. A menudo lo comparo con alguien que pasa mucho tiempo en otro pa¨ªs.¡±
Una explicaci¨®n que puede resultar dudosa. Si hay alguien que ha hecho un trabajo camale¨®nico con su voz es Meryl Streep, c¨¦lebre por el uso de acentos. En los ochenta pas¨® del brit¨¢nico en La mujer del teniente franc¨¦s al polaco en La decisi¨®n de Sophie, el dan¨¦s en Memorias de ?frica y el australiano en Un grito en la oscuridad sin que a la hora de conceder entrevistas desapareciese su voz de Nueva Jersey (pudimos comprobarlo cuando recogi¨® su ¨²ltimo Oscar por La dama de hierro, una interpretaci¨®n en la que desde su voz hasta el ¨²ltimo cabello de su peluca remit¨ªa a Margaret Thatcher).
Si creemos que el cambi¨® de Butler se debe a su dedicaci¨®n al papel y no a una estrategia de promoci¨®n, el actor pasar¨ªa a formar parte de la larga lista de int¨¦rpretes a los que meterse en la piel de un personaje se le ha ido de las manos. Para interpretar a W?adys?aw Szpilman en El pianista, Adrien Brody no se limit¨® a perder peso y aprender a tocar el piano, sino que dio un cambio radical a su vida: renunci¨® a todas las comodidades, vendi¨® su coche y dej¨® su casa. Su inmersi¨®n fue tan profunda que afect¨® a su vida privada y provoc¨® la ruptura con su pareja. ¡°Estaba en un lugar muy oscuro, triste y crudo, todo el d¨ªa, todos los d¨ªas¡±.
Los meses que pas¨® inmerso en los horrores que el pueblo jud¨ªo hab¨ªa soportado durante la Segunda Guerra Mundial le pasaron factura ¡°No fue solo una depresi¨®n, fue un duelo¡±, declar¨® quince a?os despu¨¦s a IndieWire. ¡°Me impact¨® mucho lo que descubr¨ª y la conciencia de que despert¨® en m¨ª¡±. El actor pas¨® el a?o siguiente durmiendo en los sof¨¢s de sus amigos, tratando de recuperar su relaci¨®n con sus seres queridos y adapt¨¢ndose de nuevo a su vida cotidiana.
Un proceso similar sigui¨® Jim Carrey tras interpretar a su ¨ªdolo, el controvertido c¨®mico Andy Kauffman, en la espl¨¦ndida Man on the moon (1999). Su viaje a la locura qued¨® reflejado en el documental Jim y Andy. En ¨¦l se revela que antes de iniciar la producci¨®n, Carrey trat¨® de contactar con Kaufman telep¨¢ticamente y que el c¨®mico, que falleci¨® en 1984, le dijo que le ayudar¨ªa a hacer la pel¨ªcula. Carrey fue tan lejos en la preparaci¨®n del personaje que incluso conoci¨® a una hija de Kaufman con la que el c¨®mico nunca hab¨ªa tenido relaci¨®n. En el documental se detalla la tensi¨®n de un rodaje que acab¨® con Carrey en el hospital tras una pelea en la que se empe?¨® con demasiado entusiasmo. ¡°Puedes ser tu verdadero yo o cavar tu tumba agarr¨¢ndote a un personaje que nunca fuiste¡±, declar¨® m¨¢s tarde. En su discurso de agradecimiento en los Globos de Oro reconoci¨® su error (con su propia voz) al llevar tan lejos su interpretaci¨®n: ¡°Fui una persona muy est¨²pida en esta pel¨ªcula¡±.
Isabelle Adjani necesit¨® dos a?os de terapia para superar su papel en la tan hermosa como extrema Posesi¨®n, (1981), la pel¨ªcula de Andrzej ?u?awski la hizo ganar el premio de interpretaci¨®n en Cannes, pero tambi¨¦n la sumi¨® en una depresi¨®n. ¡°Gracias a ser tan joven hice esa pel¨ªcula sin darme cuenta de lo peligrosa que podr¨ªa haber sido¡±, declar¨® a?os despu¨¦s. ¡°Fue un papel que pude desempe?ar con veinte a?os, pero no podr¨ªa despu¨¦s. Sent¨ª como si alguien me hubiera arrancado la piel. La posesi¨®n me atormenta todav¨ªa. Psicol¨®gicamente, fui a lugares aterradores a los que no deber¨ªa haber ido.¡± (Si alguien quiere entender qu¨¦ lugares aterradores eran esos en tres minutos basta volver a ver la c¨¦lebre y estremecedora escena del metro).
Otra actriz todav¨ªa m¨¢s joven qued¨® marcada para siempre por una pel¨ªcula, pero no por meterse ella demasiado en el personaje. M¨¢s bien al rev¨¦s. La joven Linda Blair vivi¨® con 13 a?os el ¨¦xito y controversia de El Exorcista (1973), una pel¨ªcula que exig¨ªa hasta cinco horas diarias de maquillaje, inc¨®modos arneses para lograr los efectos visuales de la posesi¨®n de su personaje y temperaturas g¨¦lidas en el plat¨® (en la pel¨ªcula, la posesi¨®n hace que siempre haga fr¨ªo en el dormitorio de la ni?a). Pero seg¨²n ha contado la actriz lo peor fue la promoci¨®n, que la enfrent¨® a cientos de periodistas de todo el mundo haci¨¦ndole preguntas sobre la religi¨®n y la fe. Cuando acept¨® hacer la segunda parte en 1977, pidi¨® que no hubiese maquillaje esta vez ni escenas de posesi¨®n. La pel¨ªcula fue un sonado fracaso.
Anne Hathaway tambi¨¦n pag¨® un precio muy alto por interpretar a Fantineen Los miserables (2012). ¡°Perd¨ª una enorme cantidad de peso en solo dos semanas. No sab¨ªa nada sobre nutrici¨®n. Da?¨¦ mi cuerpo y mi cerebro se llev¨® la peor parte. Ten¨ªa mucha ansiedad y me sent¨ªa muy perdida. Esa p¨¦rdida de peso no fue algo positivo a largo plazo para mi salud, y me cost¨® mucho recuperarme¡±, declar¨® siete a?os despu¨¦s del rodaje.
Cuando se habla de int¨¦rpretes que llevan muy lejos la preparaci¨®n de sus papeles es imposible no mencionar a Daniel Day-Lewis. Durante la producci¨®n de de Mi pie izquierdo (1989), en la que interpretaba a Christy Brown, un pintor que sufr¨ªa par¨¢lisis cerebral, aprendi¨® a escribir y pintar con los dedos de los pies y mantuvo la posici¨®n caracter¨ªstica de su personaje en la silla de ruedas incluso cuando no estaba rodando, lo que le ocasion¨® serios da?os musculares y la fractura de dos costillas. Para preparar su papel en El ¨²ltimo mohicano (1992) aprendi¨® a rastrear y despellejar animales, construir canoas y luchar con tomahawks, y se neg¨® a comer cualquier cosa que no hubiese cazado ¨¦l mismo. En Lincoln (2012), la pel¨ªcula que le proporcion¨® su tercer Oscar, no s¨®lo se mantuvo dentro del personaje todo el tiempo, sino que exigi¨® que todo el equipo se dirigiese a ¨¦l como Se?or Presidente.
Adem¨¢s, prohibi¨® que se acercase a ¨¦l nadie con acento brit¨¢nico, sol¨ªa escribir sus mensajes en el lenguaje de la ¨¦poca y los firmaba como Abraham Lincoln. Su compa?ero Joseph Gordon-Levitt cont¨® que a pesar de las muchas escenas que hab¨ªan compartido no pudo conocer al actor hasta el final del rodaje. ¡°Nunca conoc¨ª a Daniel en persona¡±, declar¨®. ¡°Solo conoc¨ª al presidente, s¨®lo hab¨ªa o¨ªdo la voz del presidente. Le llamaba se?or y ¨¦l me llamaba Robert¡±. Pero al contrario de lo que sucede con Austin Butler, el ¨²ltimo d¨ªa de la producci¨®n Day Lewis volvi¨® a ser ¨¦l mismo. ¡°Apareci¨® en vaqueros y camiseta y ten¨ªa una voz y una postura completamente diferente, era un hombre de hoy en d¨ªa tom¨¢ndose una Guinness¡±, revel¨® Gordon-Levitt.
El caso de Butler tiene precedentes. Hay actores que se quedan atrapados dentro de sus personajes. Es el caso de George Raft. Aunque hoy su nombre diga poco a los menos cin¨¦filos, que probablemente s¨®lo lo recordar¨¢n como el Botines Colombo que persegu¨ªa a Lemmon y Curtis en Con faldas y a lo loco (1959), en los a?os treinta y cuarenta era el g¨¢ngster por excelencia, m¨¢s famoso que Bogart o Cagney, pero dot¨® de demasiada credibilidad a sus papeles. No s¨®lo se codeaba con la mafia, sino que declar¨® a favor del legendario Bugsy Siegel en un juicio por falsificaci¨®n. El FBI lo investig¨® toda su vida y el Reino Unido le prohibi¨® la entrada al pa¨ªs debido a relaci¨®n con los bajos fondos.
Pero ning¨²n caso de fusi¨®n de actor y personaje es tan sonado como el del actor y nadador ol¨ªmpico Johnny Weissm¨¹ller. Protagoniz¨® doce pel¨ªculas de Tarz¨¢n, defini¨® el personaje y su peculiar grito se utiliz¨® durante d¨¦cadas independientemente de qui¨¦n fuese el actor que interpretaba el papel. Sin experiencia previa en la interpretaci¨®n y con un talento limitado, acab¨® encasillado en papeles de hombre de la jungla similares al que lo convirtieron en una estrella. Acab¨® sus d¨ªas en un hospital de Los ?ngeles asustando al resto de los pacientes gritando como Tarz¨¢n en medio de la noche, perdido en el l¨ªmite entre la realidad y la ficci¨®n. Tal vez, por el bien de Butler y el futuro de una carrera que parece prometedora, ser¨ªa recomendable que su identificaci¨®n con Elvis se terminase el d¨ªa en que la Academia entregue sus estatuillas.
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