Polic¨ªa de la RDA por una noche
Caracterizarte de VoPo, miembro de la extinta Volkspolizei de la Alemania del este, invita a sumergirte en la Guerra Fr¨ªa, si es con vodka, mejor
Hasta que me ha tocado caracterizarme de uno de ellos, nunca hab¨ªa tenido un inter¨¦s especial (ni especial ni ninguno) por los VoPos, los miembros de la Volkspolizei, la ¡°polic¨ªa popular¡±, la infame y criminal polic¨ªa (nada popular) de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), esa p¨¢gina pasada de la historia, afortunadamente. Mi gran inter¨¦s por la Segunda Guerra Mundial me ha hecho sentirme siempre bastante ajeno a lo que vino despu¨¦s, es decir, la ocupaci¨®n y divisi¨®n de Alemania, la Guerra Fr¨ªa, el Muro, Checkpoint Charlie, Walter Ulbricht, Le Carr¨¦, etc¨¦tera (no se puede saber de todo), y la verdad es que ese per¨ªodo me parec¨ªa algo turbio, gris, traicionero y poco ¨¦pico, pese a Smiley, Tom Hanks y Anik Lapointe. Mi ¨²ltimo polic¨ªa alem¨¢n era, claro, Bernie Gunther, el detective de Philip Kerr (ambos tan llorados), un tipo s¨®lido y moral, aunque sirviera, muy a su pesar, bajo los nazis. Que le den, me dec¨ªa, a Markus Wolf, el ¡°esp¨ªa sin rostro¡± y a la Stasi toda, dedicada a escudri?ar la vida de los otros, hacer la vida imposible a los alemanes orientales y a infiltrar agentes para que sedujeran secretarias de la Rep¨²blica Federal Alemana (RFA), que ya es t¨¢ctica cutre.
Pues ha sido vestir el uniforme de VoPo y oye empezar a interesarme todo much¨ªsimo. Que importante es entrar en la historia por la puerta adecuada. Lo he hecho, disfrazarme de polic¨ªa de la RDA, para las funciones que solemos representar en el club de veraneantes de Viladrau cuando acaban las vacaciones y el aburrimiento alcanza cotas asombrosas, lo que suele propiciar actividades y aventuras tan ins¨®litas como descabelladas. Aprovechando la pol¨¦mica creada por unos desafortunados whatsapps internos de la junta del club que marcaban r¨ªgidos e insensibles criterios de acceso (¡°los no socios no entran en ning¨²n caso¡±) y que fueron interceptados por una mano negra y difundidos dando pie a un gran pollo, montamos un sketch en el que resucitamos a la disuelta (1990) Volkspolizei. La idea del espect¨¢culo era que todo el l¨ªo local se produjo como resultado de una operaci¨®n secreta de infiltraci¨®n, intoxicaci¨®n y desestabilizaci¨®n de la democracia occidental (Aktion Katastrophe) orquestada por la polic¨ªa y los servicios secretos de la extinta RDA. Si les parece peregrino (por no decir est¨²pido), tendr¨ªan que ver c¨®mo es un fin de verano en Viladrau.
El caso es que nos lanzamos a la producci¨®n con entusiasmo digno de mejor causa Arola B., Evelio P. y un servidor, convertidos la primera en la agente femenina tuerta de la Stasi tenienta Nina Hagen, y nosotros en rudos VoPos (el capit¨¢n Antonov y el sobrino enchufado de Erich Honecker y ex nadadora ol¨ªmpica, mayor Cacaseno). Dar¨¢ una idea de la riqueza de mi fondo de armario el que ya dispon¨ªa de guerreras y gorras de plato de la Volkspolizei. Juntando todo lo que pose¨ªamos de la ¨¦poca y algunas compras aparecieron incluso dos cascos, mi Luger, una vieja m¨¢quina de escribir Adler, una radio para escuchas, y sendas banderas de la RDA (con el martillo, el comp¨¢s y las espigas de trigo), la URSS y Yugoslavia. Solo nos faltaba un autom¨®vil Trabant 601. Desplegamos en el escenario todo nuestro material, incluido un remedo del Muro de Berl¨ªn con ladrillos y un trozo de alambre de espino y colocamos como concesi¨®n a la actualidad una foto del beso (consentido) de Brezhnev y Honecker. Como banda sonora, el himno de la difunta RDA, unos musculados cortes de Rammstein y The Wall de Pink Floyd.
La funci¨®n, tras una de El Rey Le¨®n y presenciada por una mayor¨ªa de p¨²blico que no hab¨ªa nacido cuando cay¨® el Muro, caus¨® estupefacci¨®n (y algunos lloros de ni?os), m¨¢s a¨²n porque nos olvidamos de sustituir por agua el vodka de la botella de atrezo, de la que d¨¢bamos grandes tragos, lo que hizo fluir el texto y que viva Bertolt Brecht: ?as¨ª se calienta la Guerra Fr¨ªa! El n¨²mero acababa conmigo saltando el Muro en una esforzada reconstrucci¨®n de la ic¨®nica imagen del VoPo Hans Conrad Schuman desertando en 1961. Dado su tono eminentemente conspiratorio, la sombra de nuestro cr¨ªptico espect¨¢culo plane¨® al d¨ªa siguiente sobre la asamblea para crear nueva junta en el club y quiero creer que influy¨® en el nombramiento del nuevo presidente.
En todo caso, vestido de VoPo me he asomado de manera privilegiada a una ¨¦poca hist¨®rica, y ahora he de hacer una revelaci¨®n sensacional. Una vez me interrogaron dos miembros de la Volkspolizei a punta de metralleta. Fue en 1977, a bordo de un tren que atravesaba Alemania Oriental rumbo a Polonia. Les parec¨ª sospechoso, pero les desconcert¨® que atravesara el Tel¨®n de Acero en direcci¨®n contraria y en compa?¨ªa de un mimo (Ricard Sierra). ?Y lo que les habr¨ªa sorprendido verme tantos a?os despu¨¦s como uno de ellos!
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