La vida en remoto
El primer redescubrimiento puede ser el de la solitud, la capacidad de recogernos sobre nosotros mismos
La defensa cerrada contra el coronavirus nos ha cambiado ya, aunque sea temporalmente, la manera de vivir y, para muchos, de trabajar. Estamos aprendiendo a hacerlo en remoto, que no es lo mismo que en virtual, sino muy real. Cuando la alerta por epidemia de SARS en 2002-2003, por citar una referencia, no hab¨ªa m¨®viles inteligentes ¡ªs¨ª m¨¢s sencillos, con SMS¡ª, ni WhatsApp, Houseparty o Zoom, ni plataformas en streaming como Netflix. S¨ª Internet, mas no fibra ¨®ptica. Y videojuegos y consolas, lejos de los actuales. Amazon exist¨ªa, limitado. Hoy, pese al desastre humano, econ¨®mico y social que est¨¢ generando esta lucha desde el distanciamiento social, la vida en remoto no es s¨®lo m¨¢s posible, sino m¨¢s llevadera que hace tan solo tres lustros. Es la gran hora de la tecnolog¨ªa. Quiz¨¢s nos ayude a redescubrirnos.
El primer redescubrimiento puede ser el de la solitud, la capacidad de recogernos sobre nosotros mismos, una de las grandes virtudes humanas que propugnaba Blaise Pascal. Pero, claro, no todo el mundo en confinamiento tiene acceso a esta posibilidad cuando est¨¢ rodeado de ni?os o ancianos en un apartamento peque?o, sin la posibilidad de ¡°un cuarto para uno mismo¡±, como reclamaba Virginia Woolf para la mujer. Pascal dec¨ªa, figurativamente, que debemos reservar una trastienda (arri¨¨re-boutique) para nosotros mismos. La vida en remoto requiere tambi¨¦n rutina y disciplina, y en la medida de lo posible, organizarse los horarios. No conviene abandonarse en el arreglo personal, quedarse en pijama o en ch¨¢ndal. Tambi¨¦n el confinamiento requiere de cierta coqueter¨ªa.
El segundo redescubrimiento puede ser el de la reconexi¨®n. Los profesores en remoto parecen ahora m¨¢s queridos por sus alumnos, de todas las edades, pero especialmente por los m¨¢s maduros. Se est¨¢n percatando de que nada reemplaza a una clase presencial con un buen profesor. Aunque Salman Khan, fundador de la Khan Academy, viene diciendo desde hace tiempo que habr¨ªa que dejar lo presencial para hacer deberes y ejercicios en com¨²n y dar las lecciones online, es decir, lo contrario del planteamiento habitual. En todo caso, la crisis est¨¢ impulsando a la fuerza la digitalizaci¨®n de la vida y un nuevo tipo de socializaci¨®n.
No todo, sin embargo, puede ser online. El deporte de alta competici¨®n no ha sido posible en remoto. Necesita de p¨²blico, incluso para los que lo ven por televisi¨®n.
Es tambi¨¦n momento de emociones, de salir, no de la solitud, sino de la soledad en la que se encuentran muchas personas. Desde el distanciamiento, la gente quiere hablar y verse. ?Y, s¨ª, los tel¨¦fonos vuelven a servir para hablar y, ahora, para verse!, m¨¢s a¨²n cuando hay un cierto cansancio con los chats escritos que no paran. Ah¨ª est¨¢n los servicios de videochat a menudo en grupos o de videoconferencias (Skype no empez¨® en pruebas hasta el verano de 2003). Esto ha permitido acercar a gente ¡ªpadres, hijos, nietos, hermanos y amigos¡ª separada por el confinamiento. Una socializaci¨®n mucho m¨¢s online que refuerza lo que Mark Zucker?berg, de Facebook, llama ¡°el quinto Estado¡±, formado por este tipo de empresas y sus usuarios. Sin embargo, lo que en la vida en remoto est¨¢ ocurriendo no parece estar generando una nueva identidad digital, sino que refuerza, o se a?ora, la anal¨®gica, o, mejor dicho, la biol¨®gica.
Quiz¨¢s ahora muchas empresas descubran ¡ªcomo ya lo ven¨ªan impulsando¡ª que no requieren tanto trabajo presencial y que se podr¨¢n ahorrar espacio de oficinas. Es importante la capacidad de concentraci¨®n ante el exceso de interrupciones y el trabajo distribuido, es decir, en remoto, en equipo. En todo caso, queda claro que una buena conexi¨®n en el hogar es ya parte del panorama de nuestros tiempos, no s¨®lo de ocio, sino educativo y laboral. La brecha social de conectividad cobra por ello a¨²n mayor importancia.
Habr¨¢ aspectos que permanecer¨¢n m¨¢s all¨¢ de la pandemia. Y con el tiempo se dar¨¢ una recuperaci¨®n de la confianza y del optimismo. ?Llevar¨¢ la superaci¨®n del virus y de la recesi¨®n a unos nuevos ¡°locos a?os veinte¡±? De momento, seguiremos en remoto, a la espera de poder volver a ser ese pa¨ªs de gentes que les gusta tocarse, abrazarse, besarse.
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