Sof¨¢s globalizados
Quiz¨¢s ahora s¨ª estemos ante una verdadera globalizaci¨®n cultural, hasta hace poco confundida con una universalizaci¨®n de la cultura estadounidense
Echarse en el sof¨¢ y conocer otros mundos con cierta intimidad es ahora posible gracias a las plataformas estadounidenses. Porque se han globalizado, no ya en alcance, sino en contenidos, y se han convertido en portadoras de una cultura global, necesariamente diversa.
El fen¨®meno va m¨¢s all¨¢ del sof¨¢. Quiz¨¢s lo m¨¢s significativo en este entorno haya ocurrido cuando Par¨¢sitos, del director Bon Joon-ho, sin una sola palabra en ingl¨¦s, pero con patatas fritas espa?olas, se convirti¨® en la primera en una lengua no inglesa en ganar el Oscar a la mejor pel¨ªcula y otros galardones, lo que molestado mucho a Donald Trump. Quiz¨¢s no s¨®lo por tratar un tema coreano, sino uno casi universal: la desigualdad y la aparici¨®n de una ¡°nueva clase sirviente¡±, tema que abord¨® hace unos meses Derek Thompson en la revista The Atlantic. Quiz¨¢s ahora s¨ª, finalmente, estemos ante una verdadera globalizaci¨®n cultural, hasta hace poco confundida con una universalizaci¨®n de la cultura estadounidense (a¨²n muy dominante).
Las plataformas de streaming tienen una audiencia crecientemente global (Netflix, 167 millones; Amazon Prime, 150 millones, etc¨¦tera) y distribuyen series que rompen el cuasi monopolio anglosaj¨®n. De ah¨ª que Leo Lewis hable del ¡°poder del sof¨¢ globalizado¡±. Ah¨ª est¨¢ el ¨¦xito global de la espa?ola La casa de papel u otras series. Estas plataformas nos permiten engancharnos a productos de otras culturas. En ¨¦l los espectadores ya se van acostumbrando a las versiones originales y los subt¨ªtulos, pues no todo se dobla. De nuevo un ejemplo de serie coreana ¡ª hay una ¡°ola coreana¡±¡ª, es Chocolate, en el fondo aburrida pero atractiva por venir de una cultura diferente. O series danesas (?cu¨¢nto aprendimos del sistema pol¨ªtico dan¨¦s con Borgen!), belgas, francesas, finlandesas, por supuesto brit¨¢nicas, pero tambi¨¦n argentinas, colombianas ¡ªse est¨¢ produciendo tambi¨¦n una globalizaci¨®n de ¨¢mbitos en espa?ol¡ª, indias o japonesas e incluso chinas.
La supremac¨ªa cultural estado?unidense en este mundo se ve amenazada por pel¨ªculas y series indias y turcas, y bandas musicales coreanas o japonesas. A trav¨¦s de cadenas en abierto o plataformas de pago (aunque hay pirateo). Todo llega f¨¢cilmente, a nuestras ¡ª?realmente ¡°nuestras¡±?¡ª pantallas de televisi¨®n, tabletas o m¨®viles.
Fatima Bhutto, nieta y sobrina de dos primeros ministros de Pakist¨¢n, lo ha estudiado bien en un nuevo libro, New Kings of The World: Dispatches from Bollywood, Dizi, and K-Pop (nuevos reyes del mundo: cr¨®nicas de Bollywood, Dizi y K-Pop, Columbia Global Reports). Bollywood se refiere al cine de la India ¡ªque se exporta a 70 pa¨ªses¡ª, Dizi a las telenovelas turcas, y el K-Pop a la m¨²sica de Corea del Sur, todas con ¨¦xito global, incluso en EE UU. Seg¨²n Bhutto, han surgido ¡°nuevos ¨¢rbitros de la cultura de masas¡±, en un mundo en el que los equilibrios demogr¨¢ficos y econ¨®micos han cambiado y van a cambiar a¨²n m¨¢s. Bhutto ve un ¡°amplio movimiento cultural que emerge del sur global¡±, y lo considera ¡°el mayor reto al monopolio americano de poder blando desde el final de la Segunda Guerra Mundial¡±.
Estas pel¨ªculas o series llegan al norte de ?frica y al mundo subsahariano. Es una cierta modernidad no occidentalizada. Bhutto ve en este ¨¦xito tambi¨¦n un rechazo al neoliberalismo. Las salas de cine se est¨¢n vaciando ¡ªno en la India¡ª en favor de los sof¨¢s caseros, o del m¨®vil en los desplazamientos, aunque ya no sean los sof¨¢s familiares de anta?o, porque esta multiplicaci¨®n de la oferta tambi¨¦n ha atomizado la anta?o atenci¨®n conjunta de las familias. Hay que a?adir la cultura que se transmite a trav¨¦s de los videojuegos, tambi¨¦n globalizados.
Sin embargo, con alguna excepci¨®n, como la sueca Spotify de m¨²sica, las plataformas globales que hacen posible esa erupci¨®n cultural de sur global y de otras culturas son estadounidenses (salvo en China, donde, sin embargo, Hollywood est¨¢ muy presente). Las plataformas est¨¢n en una feroz competencia entre ellas a medida que se multiplican. Todas (ahora con Disney, Apple, AT&T, etc¨¦tera) quieren entrar en este suculento negocio, que, adem¨¢s, genera productos de gran calidad y recupera artistas que cre¨ªamos perdidos por la edad.
Puede que haya ¡°nuevos reyes¡±, mas ?cu¨¢les son los reinos? Los de los sof¨¢s. Es decir, los de la econom¨ªa de la atenci¨®n, o del entretenimiento, que, en parte, es desatenci¨®n.
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