El pasado no es cuesti¨®n de tiempo
El contexto pol¨ªtico exige que el presidente del PP se comporte con m¨¢xima pulcritud en sus relaciones con la justicia
En pol¨ªtica, el pasado no se define por el transcurso del tiempo, sino por la cancelaci¨®n de responsabilidades. Por eso, los actuales responsables del Partido Popular (PP) no pueden mantener que los problemas de financiaci¨®n ilegal y de redes de corrupci¨®n que enraizaron en su seno son solo una materia pret¨¦rita. No pueden decir que forman parte del pasado y que no tienen nada que ver con su actual desempe?o simplemente porque han pasado unos meses o unos a?os. Aqu¨ª no ha habido nadie que asumiera responsabilidades en primera persona y que tenga derecho a dar por cerrado el caso y a olvidar el pasado.
Los actuales directivos del PP nunca han admitido la existencia de esas tramas, ni la responsabilidad, al menos de sus predecesores, ni han actuado en consecuencia. Pablo Casado no llega a la presidencia popular debido a un terremoto interno que sacuda los cimientos del partido y expulse a toda una directiva. Mariano Rajoy no se fue. No dimiti¨®, pese a que una sentencia judicial declar¨® probada la existencia de esas redes y puso incluso en duda la verosimilitud de su declaraci¨®n como testigo. Hubo que echarle con una moci¨®n de censura que, para colmo, los populares califican siempre de poco leg¨ªtima. No se puede alegar que la financiaci¨®n ilegal del PP es parte del pasado y no aceptar al mismo tiempo que la salida de Rajoy del Gobierno y de la direcci¨®n del PP era insoslayable y necesaria. Una obligaci¨®n exigida por un sistema democr¨¢tico.
No se trata ahora de especular con las nuevas revelaciones ante el juez del extesorero del PP Luis B¨¢rcenas, condenado ya a una elevada pena de c¨¢rcel por diferentes delitos cometidos en relaci¨®n con ese cargo y en los que se determin¨® la responsabilidad civil del partido. Ya decidir¨¢n los jueces si de ellas se derivan motivos para imputar a otras personas.
Lo que exige el contexto pol¨ªtico, con buenas razones, es que el actual presidente del PP se comporte con la m¨¢xima pulcritud en sus relaciones con la justicia y que, por ejemplo, desbloquee inmediatamente la renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial. Todav¨ªa se recuerdan las manifestaciones del exportavoz popular en el Senado Ignacio Cosid¨® jact¨¢ndose de poder controlar algunos tribunales. Esa es la responsabilidad actual de Pablo Casado para no subrogarse las de Rajoy y las de sus predecesores: un trato esmerado, en palabra y en conducta, en todo lo relacionado con los tribunales. En las actuales circunstancias, es evidente que el bloqueo popular perjudica la imagen de la justicia, como la perjudicar¨¢ que los actuales miembros del CGPJ, cuyo mandato finaliz¨® hace dos a?os, se empe?en, como parece, en nombrar a toda prisa nuevos magistrados del Supremo.
Los dirigentes del PP reclaman que no se ataque la honorabilidad de sus predecesores, pero el problema no reside en dudar de la honorabilidad personal de nadie, sino en asumir responsabilidades pol¨ªticas. El presidente Rajoy no lo hizo. Quiz¨¢s hered¨® el sistema de financiaci¨®n ilegal de su partido de etapas anteriores. Quiz¨¢s no supo o no pudo o no quiso desmantelarlas. Si hay que hacer caso a las declaraciones desde el primer momento de Luis B¨¢rcenas ante el juez, esos mecanismos se remontan a 1982, anteriores incluso a la llegada a la presidencia del Partido Popular de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Sea como sea, parece un sarcasmo que toda la estrategia pol¨ªtica de este ¨²ltimo, desde 1993, fuera una campa?a de desestabilizaci¨®n pol¨ªtica basada en la denuncia implacable de la corrupci¨®n, cuando esos comportamientos estaban ya, dice B¨¢rcenas, tan enraizados en la organizaci¨®n popular.
El PP es hoy d¨ªa el principal partido de la oposici¨®n, una fuerza pol¨ªtica necesaria para el primer requisito de la democracia, la alternancia, y no puede permitirse estar implicado en un caso pol¨ªtico cuya resoluci¨®n depende de la justicia y al mismo tiempo interferir en el correcto funcionamiento de su ¨®rgano de gobierno. Precisamente porque el PP debe cerrar p¨¢gina, tiene que reconocer su responsabilidad, lamentar que Rajoy no presentara su dimisi¨®n y mantener minuto a minuto una posici¨®n minuciosamente alejada de la justicia.
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