El Gran Confinamiento
Las reformas impuestas desde fuera, si no las asume y lidera el Gobierno, no funcionan
Cuando exista distancia temporal probablemente se denominar¨¢ a la brutal crisis econ¨®mica paralela a la covid-19 como Gran Confinamiento, puesto que una de sus caracter¨ªsticas m¨¢s notables ha sido desde su inicio las limitaciones de los libres movimientos de las personas. As¨ª, tras la Gran Depresi¨®n y la Gran Recesi¨®n, en los libros de historia econ¨®mica quiz¨¢ se estudie el Gran Confinamiento. Esta crisis es diferente de muchas otras.
En medio de la Gran Recesi¨®n (2007-2014) apareci¨® un libro de referencia de los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff (Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera, Fondo de Cultura Econ¨®mica) que manten¨ªa que sin importar cu¨¢n distinta puede parecer una crisis de otra, hist¨®ricamente es demostrable que cualquier debacle econ¨®mica siempre ser¨¢ ocasionada por la excesiva acumulaci¨®n de deuda, en un momento de aparente crecimiento de la actividad econ¨®mica. As¨ª, cada crisis coincide con el estallido de una burbuja, y los patrones que irremediablemente conducen a las primeras se reproducen una y otra vez, bajo la creencia de que la situaci¨®n est¨¢ controlada, de que se ha aprendido de los errores del pasado, o de que ¡°esta vez es distinto¡± porque ahora somos m¨¢s inteligentes y estamos mejor preparados. Ya hemos estado aqu¨ª antes, sin importar cu¨¢n diferente puede parecer el ¨²ltimo furor econ¨®mico en forma de crisis.
Y sin embargo, en esta ocasi¨®n, de verdad ¡°esta vez es distinto¡±. El Gran Confinamiento no ha surgido por factores end¨®genos de la econom¨ªa, sino que su origen se remonta a un elemento relacionado con la salud del planeta en forma de coronavirus. Al menos en su principio, las actuales dificultades no han sido provocadas por el estallido de alguna burbuja industrial, financiera o inmobiliaria, sino que las debilidades se han concentrado en el sector de los servicios. No sucede como en otras crisis mayores del sistema en las que, hist¨®ricamente, las similitudes con las experiencias pasadas eran muy grandes. Quiz¨¢ al periodo al que m¨¢s se semeje el actual es al final de la Primera Guerra Mundial, cuyas dram¨¢ticas consecuencias se juntaron con la llamada ¡°gripe espa?ola¡±, que dur¨® desde 1918 a 1920, y que mat¨® a decenas de millones de personas, debilitando la poblaci¨®n activa mundial. El Gran Confinamiento se diferencia de ella, entre otros aspectos, en que hoy apenas ha sufrido la poblaci¨®n activa porque la pandemia se ha cebado hasta ahora en las personas m¨¢s ancianas, que ya no producen sino que pertenecen a las cohortes de los jubilados.
El periodo de confinamiento m¨¢s duro y las continuas desescaladas en forma de reducci¨®n de los movimientos de los ciudadanos han sido una especie de coma inducido, en el que se seda muy profundamente al paciente para darle la oportunidad de recuperarse al consumir menos energ¨ªa. En t¨¦rminos econ¨®micos y en nuestro contexto geogr¨¢fico las ayudas m¨¢s relevantes van a llegar en forma de fondos europeos, en un programa (Next Generation EU) que significa el esfuerzo m¨¢s grande protagonizado por la Uni¨®n Europea en toda su historia, por valor de m¨¢s de 700.000 millones de euros, de los cuales corresponder¨¢n a Espa?a unos 140.000.
A cambio de esos fondos (cada pa¨ªs ha de demostrar su capacidad para gestionarlos e invertirlos de modo que supongan progreso a largo plazo), la UE exige que se hagan las c¨¦lebres reformas estructurales. En el caso espa?ol las dos primeras conciernen al mercado de trabajo y a las pensiones. Hay una econom¨ªa pol¨ªtica de las reformas que permite intuir que ser¨¢ dif¨ªcil ponerlas en marcha: porque las reformas impuestas desde fuera, si no son asumidas y lideradas por los Gobiernos, no suelen funcionar y, en estos momentos, el Ejecutivo en pleno no parece convencido de su utilidad; por la extrema polarizaci¨®n ideol¨®gica de la sociedad; y porque el margen fiscal para aplicarlas no es muy grande y necesitar¨ªa otra reforma imprescindible: la fiscal.
Esta situaci¨®n recuerda a lo que se dice del caballo: que puedes llevarlo al abrevadero, pero no le puedes obligar a beber.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.