Perd¨®n, pasado y futuro
Hannah Arendt habla de perdonar para ¡°deshacer los actos del pasado¡±, que cuelgan sobre siguientes generaciones
Hay veces en las que los desencuentros graves, las quiebras de la convivencia, las incomprensiones mutuas u otras fallas en el devenir conjunto de grupos sociales empecen la continuidad de su vida en com¨²n. El problema en todos estos casos es el dar con alguna f¨®rmula para conseguir superar la irreversibilidad de los actos que lo provocaron, el poder anular sus delet¨¦reos efectos para la convivencia futura. Sin un acto que tenga la capacidad de romper con agravios pret¨¦ritos, estos seguir¨¢n pendiendo como una losa sobre cualquier entendimiento rec¨ªproco, permanecer¨¢n encerrados en la prisi¨®n del pasado. La llave pol¨ªtica para salir de este atolladero, ya lo sabemos, ha sido tradicionalmente el recurso a las medidas de gracia, las amnist¨ªas, los indultos.
Esta forma de redenci¨®n del v¨ªnculo quebrado encaja en eso que Hannah Arendt menciona al hablar del ¡°poder de perdonar¡±. El perdonar como mecanismo que ¡°sirve para deshacer los actos del pasado, cuyos pecados cuelgan como la espada de Damocles sobre cada nueva generaci¨®n¡±. Lo interesante es que no concibe el perdonar como un correctivo que queda inmerso en su categor¨ªa de acto aislado, sino que se proyecta hacia el futuro a partir de las ¡°promesas¡±. Estas hay que entenderlas como las obligaciones en las que incurrimos a trav¨¦s de acuerdos o convenciones para proyectarnos hacia el porvenir. El perd¨®n ser¨ªa lo que restaura el v¨ªnculo que se ha roto, exonera y libera; la promesa nos introduce en un tiempo nuevo y nos proporciona ¡°islas de certidumbre en un oc¨¦ano de incertidumbre¡±.
Con su siempre sutil forma de ver las cosas, Arendt no nos describe algo distinto a lo que nosotros mismos experimentamos en la Transici¨®n. ?Qu¨¦ fue aquella sino un acto colectivo de perd¨®n mutuo, de reconciliaci¨®n, a la que asociamos una promesa de nueva convivencia encarnada en la Constituci¨®n? Es lo que nos encontramos tambi¨¦n en situaciones como las creadas en la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n de Sud¨¢frica, por ejemplo. Con no tanta ¨¦pica, pero no por ello menos f¨¢cil fue el Acuerdo de Viernes Santo entre las dos Irlandas y el Reino Unido. Y esta dial¨¦ctica entre perd¨®n y promesa nos la vamos encontrando en casi todos los conflictos de naturaleza similar.
Salvadas todas las distancias, ?puede ser ¨²til ahora el perd¨®n para resolver el conflicto catal¨¢n con el Estado? Tengo mis dudas respecto a que los indultos basten por s¨ª mismos para resolverlo. El agravio es sentido por ambas partes: una, precisamente porque sinti¨® que sus potenciales beneficiarios hab¨ªan roto la promesa contenida en la Constituci¨®n; otra, porque se crey¨® con pleno derecho para la ruptura y se encontr¨® con el castigo. Lo repito, ?es suficiente la decisi¨®n de indultar para restaurar una situaci¨®n que favorezca el entendimiento y que eventualmente conduzca a una promesa de convivencia? A pesar de mi inseguridad creo que habr¨ªa que intentarlo. Al menos servir¨¢ para soltar el lazo que nos ata a un pasado bloqueado y nos permite acceder a una nueva esperanza en el futuro.
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