¡®Uber Files¡¯: la ilegalidad como parte del plan
Los documentos confidenciales revelan las estrategias de la compa?¨ªa para entrar en los mercados salt¨¢ndose todas las normas
Sobre Uber, la compa?¨ªa que permite pedir un coche con conductor privado, parec¨ªa que lo sab¨ªamos todo. Ha habido cientos de art¨ªculos en medios de todo el mundo, libros, podcasts y hasta una serie de televisi¨®n, Super Pumped, centrada en su fundador y hoy ex-CEO, Travis Kalanik. El empresario fue empujado a dejar el cargo en 2017, acusado de pol¨ªticas nefastas en la gesti¨®n de la plantilla y de pr¨¢cticas sexistas. La cara del pol¨¦mico Kalanik era la diana que atrajo todas las cr¨ªticas. Pero ?qu¨¦ hac¨ªa mientras la compa?¨ªa que so?aba con cambiar para siempre el mundo del transporte urbano? De cara afuera era otra start-up que viene a solucionarnos una necesidad con toda la buena intenci¨®n. De cara adentro, apenas se sab¨ªa nada.
El pasado 11 de julio, el secretismo sobre Uber, el mismo que cubre casi todas las empresas de Silicon Valley, estall¨® en pedazos. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n (ICIJ), del que forman parte EL PA?S y La Sexta en Espa?a, revelaba a?os de documentos confidenciales de la firma. M¨¢s de 124.000 archivos internos fechados entre 2013 y 2017 contaban c¨®mo Uber organiz¨® su llegada a cientos de ciudades. Son a?os clave: solo en 2014 desembarc¨® en 31 pa¨ªses, Espa?a entre ellos.
Los documentos, filtrados por un exlobista de Uber que habl¨® abiertamente unos d¨ªas despu¨¦s de la publicaci¨®n, revelan las estrategia de una marca que bajo el sello de la econom¨ªa colaborativa entraba en los nuevos mercados salt¨¢ndose todas las normas.
La investigaci¨®n, denominada Uber Files, revela la historia de c¨®mo Uber se convirti¨® en un gigante mundial del transporte con el respaldo de fondos de inversi¨®n y de multimillonarios: irrumpi¨® en los nuevos mercados y solo m¨¢s tarde intent¨® manejar las consecuencias.
¡°No, no hay ejemplos, no hay investigaci¨®n, no nos paramos a entender el marco legal¡±, se lee en un correo de julio de 2014 en respuesta a un directivo que ped¨ªa indicaciones sobre c¨®mo empezar a operar. ¡°B¨¢sicamente, Uber llega y luego empieza la tormenta de mierda legal y legislativa¡±, detallaba otro. Pero ?no habr¨¢ problemas?, les preguntaban. ¡°A veces tenemos problemas porque, bueno, es que somos jodidamente ilegales¡±, contestaban desde la c¨²pula.
Ser ilegales era parte del plan de Uber. Entrar como un elefante en una cacharrer¨ªa, pasar de cualquier norma establecida y, cuando hac¨ªa falta, como en Italia o Espa?a, ¡°desarrollar t¨¢cticas para enfrentarse a las autoridades¡±: desde pleitear contra las administraciones hasta buscar los trapos sucios de un juez, pasando por agresivas campa?as de lobby.
Cuando los taxistas decidieron protestar contra una empresa que, sin seguir ninguna norma, romp¨ªa su monopolio, Uber decidi¨® utilizar las im¨¢genes de actos violentos en las manifestaciones para vender su discurso: ¡°Creo que merece la pena¡±, dec¨ªa en un mensaje sobre las protestas en Francia, en junio de 2016, el entonces consejero delegado Travis Kalanick: ¡°La violencia garantiza el ¨¦xito¡±.
Ante la avalancha de investigaciones y redadas en las oficinas europeas en aquellos a?os, Uber s¨ª ten¨ªa un plan. Los Uber Files confirman que la compa?¨ªa utiliz¨® en al menos seis ocasiones a lo largo de 2015 el ¡°bot¨®n del p¨¢nico¡± (kill switch, en ingl¨¦s) para desconectar las m¨¢quinas de los servidores de la empresa e imposibilitar el acceso a su contenido. Para hacer borr¨®n y cuenta nueva y aparecer, simplemente, como otro m¨¢s en el ecosistema de la nueva econom¨ªa.
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.