Matthew Continetti, ensayista: ¡°Vivimos en la era de Trump, aunque ya no sea presidente¡±
El periodista, autor de una historia intelectual de la derecha en su pa¨ªs, no cree que Estados Unidos est¨¦ al borde de la guerra civil
El periodista Matthew Continetti (Alexandria, Virginia, 1981) repasa en The ?Right (La derecha; sin traducir al espa?ol) las batallas de la ¡°guerra de los cien a?os del conservadurismo estadounidense¡±. Esa historia intelectual de la derecha norteamericana arranca en los veinte, la d¨¦cada, escribe, del ¡°comercio sin trabas, los aranceles altos, el desarme, la moderaci¨®n en pol¨ªtica exterior y la devoci¨®n constitucional¡±, y llega hasta las gorras rojas del movimiento MAGA (las siglas en ingl¨¦s de Hagamos que Am¨¦rica Vuelva a Ser Grande), pasando por la reacci¨®n republicana a Roosevelt y el new deal, el pegamento anticomunista y el rearme cultural de Eisenhower, el ¡°camale¨®nico¡± Nixon, la primavera reaganita y el oto?o de los Bush.
Continetti escribi¨® The Right durante la pandemia, aunque comenz¨® a trabajar en el libro en 2012, a?o en que fund¨® el peri¨®dico digital de derechas The Washington Free Beacon y empez¨® ¡°a notar una divergencia real entre los conservadores¡± de su entorno y ¡°los votantes republicanos en todo el pa¨ªs¡±. Es sabido que esa brecha ya era un abismo con la llegada de Donald Trump al poder en 2016.
El libro viene a demostrar que aquel giro de guion no fue tan sorprendente si uno da con el hilo invisible del populismo estadounidense m¨¢s all¨¢ del Tea Party, un hilo que enhebra a figuras como Joe McCarthy, Pat Buchanan o George Wallace. Y se lee como un compendio de las ideas y publicaciones, fuente esencial de su investigaci¨®n, que forjaron la ¡°derecha¡± de su pa¨ªs. El movimiento ¡°nunca ha sido monol¨ªtico, sino la suma de fuerzas enfrentadas por su alma¡±, afirma Continetti en una entrevista celebrada en el laboratorio de ideas conservador American Enterprise Institute, donde trabaja como investigador principal.
¡°Las nuevas generaciones muestran gran ignorancia sobre la historia de las ideas conservadoras¡±
PREGUNTA.?El libro arranca en 2003. Usted era un joven periodista conservador que aterriz¨® en el extinto semanario The Weekly Standard, coraz¨®n mismo del neoconservadurismo de Washington. Veinte a?os despu¨¦s, ha sido testigo de excepci¨®n de un enorme giro en la derecha. ?Echa de menos aquel tiempo, tal vez menos enfrentado?
RESPUESTA.?No quiero ser nost¨¢lgico. La nostalgia es uno de los peligros del conservadurismo. S¨ª creo que los desacuerdos de la ¨¦poca eran m¨¢s civilizados. B¨¢sicamente, porque no hab¨ªa Twitter, donde es dif¨ªcil discrepar sin llegar al insulto. Hace 20 a?os, el antiintelectualismo que vemos hoy en la derecha no era tan pronunciado. Las nuevas generaciones muestran gran ignorancia sobre la historia de las ideas conservadoras. Las asocian con Trump, con los vociferantes locutores de radio y con Fox News. Por suerte, es mucho m¨¢s compleja. Por eso, en parte, escrib¨ª The Right.
P.?Ese antiintelectualismo es tan antiguo como, al menos, el historiador Richard Hofstadter (1916-1970).
R.?S¨ª. A veces viene de la derecha y otras de la izquierda. El populismo siempre ha mostrado escepticismo hacia los expertos y las ¨¦lites. Y eso a veces es saludable, pero en los ¨²ltimos 10 a?os se ha exacerbado. No creo que haya beneficiado al conservadurismo.
P.??La polarizaci¨®n actual carece de precedentes?
R.?Estados Unidos lleva muy dividido desde 1992. Desde [Bill] Clinton, todas las elecciones han sido re?idas. Es cierto que nuestros desacuerdos, por el medio en el que expresamos el mensaje (y ah¨ª estoy con Marshall McLuhan), se han vuelto m¨¢s hostiles. Y hay un aumento en la violencia pol¨ªtica. Eso es nuevo.
La nostalgia es uno de los peligros del conservadurismo
P.?Usted escribi¨® un libro sobre c¨®mo el establishment period¨ªstico tumb¨® las aspiraciones de Sarah Palin. La jugada no sali¨® con Trump.
R.?No estoy seguro de eso. Trump nunca super¨® el 50% de aprobaci¨®n durante su presidencia ni gan¨® el voto popular. Uno de los argumentos del libro sobre Palin es que los medios los integran hijos del sistema de acreditaci¨®n estadounidense, las universidades, las ideas progresistas¡ Era como si un marciano hubiera aterrizado en su planeta. Pas¨® con Trump: nunca entendieron por qu¨¦ gan¨®, por qu¨¦ le vot¨® gente a la que tampoco comprend¨ªan. No soy precisamente un defensor de Trump, pero eso no significa que no piense que algunos de los ataques estaban fuera de lugar.
P.??Por ejemplo?
R.?Por ejemplo, no fue un agente ruso, como una vez le¨ª en la portada de la revista New York.
P.?La irrupci¨®n de Trump, escribe en el libro, no solo cambi¨® al Partido Republicano, tambi¨¦n al Dem¨®crata.
R.?Y lo hizo en una legislatura. Todav¨ªa vivimos en la era de Trump, aunque ya no sea presidente. En eso se parece a Reagan, que dej¨® un legado m¨¢s positivo, m¨¢s constructivo. El de Trump, m¨¢s negativo y apocal¨ªptico, empuj¨® a los dem¨®cratas a la izquierda. No s¨¦ si Alexandria Ocasio-Cortez habr¨ªa ascendido as¨ª si no fuera como reacci¨®n a Trump. Por suerte, las ¨²ltimas elecciones han mostrado que los extremos pierden en ambos partidos.
P.??La petici¨®n de procesamiento penal por parte de la comisi¨®n del 6 de enero significa el final de esa era?
R.?Puede ser otro golpe para su prestigio, pero no parece un golpe de gracia. La era Trump terminar¨¢ cuando el expresidente ya no sea la fuerza dominante en el Partido Republicano o el foco continuo del debate nacional.
P.??Ser¨¢ pronto?
R.?Desde luego, estoy deseando que suceda, pero no pondr¨ªa la mano en el fuego. Es cierto que la solidez en las encuestas de Ron DeSantis crece cada d¨ªa. Es la mejor oportunidad de que el partido pase la p¨¢gina de Trump manteniendo cierta sensibilidad y el atractivo que aquel ejerci¨® sobre un nuevo grupo de votantes. Me interesa su competencia ejecutiva. Es mucho m¨¢s estrat¨¦gico y sabe escoger sus peleas.
P.?Su fama fuera de Florida naci¨® con la pandemia. ?De qu¨¦ otras maneras cambi¨® el virus la pol¨ªtica estadounidense?
R.?Sin ella no s¨¦ si se hubieran producido los disturbios del verano de 2020. Nos obligaron a encerrarnos en casa durante meses y de pronto la ¨²nica actividad permitida fue la protesta racial. La imagen, obviamente horrible, del asesinato de George Floyd provoc¨® que se extendiera un sentimiento de justicia racial en nuestras instituciones culturales y sociales.
P.??No aprecia esa toma de conciencia?
R.?No me gusta que haya servido para inyectar nuestras instituciones de ideolog¨ªa izquierdista con la que no estoy de acuerdo. Tampoco que digan que este es un pa¨ªs racista¡
P.??No lo es?
R.?En absoluto. Creo que en su fundaci¨®n, aunque defectuosa, est¨¢n contenidas las herramientas para su arreglo. Volviendo a 2020, el evento m¨¢s significativo del a?o fue, m¨¢s que la pandemia, que fue terrible, la reacci¨®n de Trump a su derrota. Vivir¨ªamos en un pa¨ªs completamente distinto si hubiera actuado como cualquier otro tras perder.
P.??C¨®mo puede ser que a¨²n haya 147 congresistas republicanos que creen en el fraude electoral?
R.?El Partido Republicano va a pagar por el asalto al Capitolio durante un tiempo. Claramente influy¨® en el resultado de las ¨²ltimas elecciones y tendr¨¢n que ver c¨®mo romper esa asociaci¨®n si quieren ganar en 2024. Cuando oigo a Trump decir que una prioridad de su segundo mandato ser¨ªa liberar a los presos del 6 de enero, me parece que ha perdido la cabeza.
He estudiado a fondo a Orb¨¢n y no entiendo qu¨¦ lecciones podemos tomar de uno de los ¨²nicos amigos de Putin en Europa
P.??Comparte la teor¨ªa de que estamos a las puertas de una guerra civil?
R.?Los estadounidenses son demasiado perezosos para algo as¨ª. Eso no quiere decir que la violencia pol¨ªtica no crezca. No veo que estemos cerca de la secesi¨®n. La gente quiere estabilidad. Un poco de normalidad. Las ¨²ltimas elecciones lo han demostrado.
P.??Perdurar¨¢n los v¨ªnculos que han establecido destacados ide¨®logos conservadores, como Steve Bannon, con l¨ªderes de la extrema derecha europea, como Viktor Orb¨¢n?
R.?Me resultan dif¨ªciles de comprender. He estudiado a fondo a Orb¨¢n y no entiendo qu¨¦ lecciones podemos tomar de Hungr¨ªa y de uno de los ¨²nicos amigos de Putin en Europa. Creo que soy conservador porque veo algo excepcional en Estados Unidos, en sus documentos fundacionales y en su tradici¨®n pol¨ªtica. No creo que sea aplicable a nuestra realidad.
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