Arrugas sin complejos en las pantallas: ?ayudan las series a visibilizar a la mujer madura?
Aunque hay m¨¢s creaciones con mujeres de m¨¢s de 50 a?os, muchas de ellas son autoproducidas por actrices de esas edades
En la que es la ventana cultural m¨¢s grande del final del primer cuarto del siglo XXI, las series de ficci¨®n, hay m¨¢s presencia de mujeres maduras que nunca. Ah¨ª est¨¢n ejemplos como Stella Gibson, la polic¨ªa de La caza, protagonizada por Gillian Anderson entre sus 45 y 48 a?os, o la detective Grace Rasmussen de la miniserie Creedme, encarnada en la actriz Toni Collette a sus 48.
Pero si hay una mujer que representa esta evoluci¨®n en la producci¨®n audiovisual de y para mujeres de m¨¢s de 45 a?os, en este caso norteamericana, es Pamela Adlon. Con los 50 cumplidos, desde 2016 y hasta 2022 cocre¨®, produjo, dirigi¨® y protagoniz¨® Better Things, la aclamada serie de la cadena FX que cuenta la vida de una actriz divorciada y sus tres hijas en California y que muestra precisamente la invisibilizaci¨®n de las profesionales a estas edades. Durante la cuarta temporada, Adlon utiliz¨® el propio guion de la serie para lanzar un alegato, en el episodio final mirando a c¨¢mara: ¡°Lo que no sab¨ªa era que ser una mujer en el mundo es que te suban a un pedestal y luego te bajen. Todo se para. Todo. Y es a¨²n peor. Eres invisible¡±.
Parece claro que en el mundo anglosaj¨®n, de forma esperanzadora, algo ha despertado. Hace ya tiempo que actrices brit¨¢nicas como Kate Winslet (de 47 a?os) o Emma Thompson (de 63) utilizan su popularidad para hablar de la mujer madura y sus tab¨²es. Ambas han rechazado ser retocadas digitalmente y muestran sus cuerpos reales: Winslet, en la serie Mare of Easttown en 2021, y Thompson, incluso con un desnudo completo en la reciente pel¨ªcu?la Buena suerte, Leo Grande. El a?o pasado, la actriz australiana Naomi Watts lanz¨® Stripes, un proyecto empresarial de cosm¨¦tica para mujeres maduras que trata de normalizar la sintomatolog¨ªa de la menopausia con una comunidad muy presente en redes sociales en la que se habla de ella.
Pero si se analiza bien esta realidad, se vislumbra la trampa. Patricia Echevarr¨ªa, de 51 a?os, directora de marketing de Zeta Producciones (la empresa responsable, por ejemplo, de D¨ªas mejores, la ¨²ltima serie protagonizada por Blanca Portillo, de 60 a?os, para Mediaset y Amazon), dice que es verdad que hay m¨¢s mujeres maduras guionistas, directoras y productoras, y que ¡°todo suma¡±; pero no le sirven los ejemplos de las grandes actrices internacionales: la mayor¨ªa de las ficciones que protagonizan existen porque ellas mismas se lanzaron a autoproducirse tras cansarse de esperar a que les llegasen propuestas acordes a su edad. Reese Witherspoon, de 47 a?os, con su productora Hello Sunshine en televisi¨®n, o Cate Blanchett, de 54, en cine, ser¨ªan ejemplos de actrices que han invertido en historias de mujeres que rondan los 50 a?os. Han tenido que pag¨¢rselas, no hab¨ªa otra.
La antrop¨®loga M¨®nica Ramos ¡ª?autora de Envejecer siendo mujer (Ediciones Bellaterra)¡ª se lamenta de que la cultura se haya centrado muy poco en las mujeres maduras y que, cuando lo hace, la mirada sea condescendiente. ¡°En las pel¨ªculas y series a esas edades, o nos ha dejado nuestra pareja por una m¨¢s joven o no estamos de acuerdo con nuestro cuerpo¡±. Y a?ade: ¡°Hay muchos cambios en las mujeres a esta edad: de trabajo, de identidad sexual. Muchas est¨¢n hasta el gorro y se ponen a estudiar, otras se hacen madres de acogida¡¡±. No hay relatos que cuenten estas historias. El a?o pasado, la actriz Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n, de 54 a?os, denunciaba que se pasa de ser el objeto del deseo a ser la madre del objeto del deseo.
Echevarr¨ªa a?ade otro matiz referente a la construcci¨®n de personajes femeninos en estas edades: se estereotipan con el concepto perverso de menop¨¢usica hist¨¦rica con problemas y traumatizada; o, incluso peor, se mascu?linizan. Aunque, en un ejercicio de autocr¨ªtica, dice: ¡°Es verdad que nos apropiamos de los roles negativos para transmitir fuerza, brusquedad, rigidez o antipat¨ªa¡±. Las abogadas, polic¨ªas o jueces se dibujan de esta manera. Es el caso de Hierro, la serie interpretada por Candela Pe?a (de 50 a?os) en Movistar. O el de la penalista interpretada por Maribel Verd¨², de 52 a?os, en Ana Tramel (RTVE).
Adem¨¢s, para muchos de los personajes que se dibujan en esta franja de edad, al saltar del papel hasta el set de rodaje, se exige a las actrices que los interpretan que aparenten 10 a?os menos. De ah¨ª que siga llamando la atenci¨®n el caso de Kate Winslet: la actriz brit¨¢nica, a 3 a?os de cumplir 50, exige desde hace tiempo que sus personajes en pantalla no oculten su edad real, y muestra sus propias arrugas y cambios corporales.
En definitiva, a pesar del MeToo y de la narrativa feminista actual, a las mujeres premileniales, las de la Generaci¨®n X, aquellas que crecieron viendo en la televisi¨®n Ally McBeal o Anatom¨ªa de Grey y en el cine Reality Bites, se les est¨¢ diciendo desde la industria de la ficci¨®n que necesitan abrillantar su realidad con experiencias extraordinarias para merecer atenci¨®n. En medio de la ola en defensa de los cuerpos no normativos de las j¨®venes, a las mayores de 45 se les sigue condenando a aparentar menos edad, porque la imagen que les devuelve el espejo contin¨²a sin ser aceptable ni su vida real lo bastante interesante como para ser contada. Dicho de otra manera: que elijan entre ser falsas o invisibles.
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