Los olvidados del antitrumpismo: por qu¨¦ la izquierda necesita recuperar a los trabajadores
Conseguir que la clase obrera vuelva al Partido Dem¨®crata es vital no s¨®lo para derrotar al expresidente republicano, tambi¨¦n para la econom¨ªa estadounidense
Son tiempos ¨²nicos y preocupantes para Estados Unidos. Un expresidente destituido dos veces que ahora se enfrenta a cuatro acusaciones distintas por delitos graves es el l¨ªder de facto de uno de los dos principales partidos pol¨ªticos. Es casi seguro que Donald Trump, tras haber rehecho el Partido Republicano a su imagen y semejanza, ser¨¢ su candidato en las elecciones presidenciales de 2024, a pesar de las pruebas cada vez m¨¢s abundantes de sus fechor¨ªas financieras y de su papel en un intento de golpe de Estado. Aunque a los dem¨®cratas les ha ido bien en varias votaciones este mes, los sondeos muestran que Trump aventaja al presidente estado?unidense, Joe Biden, en los principales Estados en disputa. Est¨¢ claro que algo huele a podrido en la rep¨²blica estadounidense.
Una segunda presidencia de Trump ser¨ªa una amenaza mucho mayor para la democracia que la primera. La propia actitud y la ret¨®rica de Trump dan a entender que se ha radicalizado a¨²n m¨¢s, y sus partidarios han aprendido ahora de su fallido intento de anular las elecciones de 2020. Los grupos de expertos afines elaboran planes para desmantelar el sistema de controles y equilibrios del Gobierno estadounidense, lo que permitir¨ªa a Trump instaurar un Estado policial que persiga a sus adversarios pol¨ªticos. El Proyecto 2025 de la Fundaci¨®n Heritage tiene como objetivo ¡°crear una gu¨ªa de medidas que deber¨¢n ser tomadas en los primeros 180 d¨ªas del nuevo Gobierno para proporcionar ayuda cuanto antes a los estadounidenses que padecen las devastadoras pol¨ªticas de la izquierda¡±. Un elemento central de esa iniciativa ser¨¢ ocupar los puestos clave con perfiles trumpistas.
Aunque Trump y sus c¨®mplices en el establishment pol¨ªtico obviamente tienen la culpa de este terrible estado de cosas, tambi¨¦n la tienen la izquierda estadounidense y los medios de comunicaci¨®n basados en hechos, que no han logrado desarrollar una respuesta bien calibrada. Las reacciones var¨ªan desde la normalizaci¨®n impl¨ªcita (?qui¨¦n puede negar la elecci¨®n de candidato de un partido mayoritario?) hasta la tolerancia cero hacia los partidarios de Trump. Pero, a pesar de que est¨¢ en juego el futuro de la democracia estadounidense, falta un plan pr¨¢ctico para abordar la situaci¨®n.
La respuesta m¨¢s prometedora incluir¨ªa dos posicionamientos aparentemente contradictorios. En primer lugar, el centro y la izquierda deben unirse para declarar a Trump y a su c¨ªrculo ¨ªntimo una amenaza letal para la rep¨²blica estadounidense. Sus principales lugartenientes deber¨ªan ser tratados como tales, en lugar de como cabezas parlantes que disparan las audiencias. Y se deben resaltar constantemente los planes claramente expuestos de Trump para destruir la democracia estadounidense.
Pero el centro y la izquierda tambi¨¦n deben reconocer que la mayor¨ªa de los partidarios de Trump tienen quejas leg¨ªtimas. Esta es la parte que ha faltado para que la respuesta tenga ¨¦xito. Aunque sin duda hay fuertes elementos nacionalistas blancos y racistas en el movimiento MAGA, est¨¢n lejos de representar a la mayor¨ªa de las personas que votar¨¢n por los republicanos en las pr¨®ximas elecciones.
Muchos de los que se han visto afectados por la globalizaci¨®n tambi¨¦n sienten que han perdido terreno socialmente
La econom¨ªa de una parte significativa de la poblaci¨®n estadounidense se ha visto perjudicada a lo largo de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas. Los ingresos reales (ajustados a la inflaci¨®n) de los hombres con solo un t¨ªtulo de secundaria o menos han disminuido desde 1980, y los salarios medios pr¨¢cticamente se hab¨ªan estancado hasta finales de la d¨¦cada de 2010. Por otro lado, la renta de los estadounidenses con t¨ªtulos universitarios y conocimientos especializados (como programaci¨®n) ha aumentado r¨¢pidamente.
Hay muchas razones que explican esta transformaci¨®n del mercado laboral, y varias de ellas tienen su origen en tendencias econ¨®micas que los pol¨ªticos del establishment y los medios de comunicaci¨®n vendieron durante mucho tiempo como beneficiosas para los trabajadores. La ola de globalizaci¨®n que presuntamente iba a izar todos los barcos ha dejado encallados a muchos de ellos. La automatizaci¨®n, que se supon¨ªa que iba a hacer m¨¢s competitivo el sector de la fabricaci¨®n estadounidense y a ayudar a los obreros, es el principal factor que ha contribuido a la disminuci¨®n de los ingresos entre los empleados sin t¨ªtulo universitario. Por otra parte, los sindicatos, las leyes que definen el salario m¨ªnimo y las normas que protegen a los empleados con salarios bajos, se han debilitado.
Muchos de los trabajadores que se han visto afectados por estas tendencias tambi¨¦n tienen la sensaci¨®n de que han perdido terreno socialmente. Los cambios jur¨ªdicos, pol¨ªticos y culturales que han ayudado a grupos anteriormente desfavorecidos (minor¨ªas, mujeres, comunidad LGBTQ+) han causado agitaci¨®n en otros grupos. Al mismo tiempo, ha crecido el rencor entre muchos estadounidenses porque perciben que los principales medios de comunicaci¨®n y la ¨¦lite educada y tecnocr¨¢tica hacen caso omiso de sus puntos de vista y de sus quejas.
En un art¨ªculo reciente, los economistas Ilyana Kuziemko, Nicolas Longuet Marx y Suresh Naidu documentan una divisi¨®n entre las preferencias econ¨®micas de los trabajadores menos formados, por un lado, y los m¨¢s formados y el Partido Dem¨®crata, por otro. Mientras que los empleados corrientes manifiestan una fuerte preferencia por los salarios m¨ªnimos, las garant¨ªas laborales, la protecci¨®n frente al comercio y unos sindicatos m¨¢s fuertes, las ¨¦lites se oponen a estos programas por considerarlos una injerencia injustificada en el mercado. El m¨¦todo preferido del Partido Dem¨®crata para ayudar a los menos favorecidos ha sido impulsar la redistribuci¨®n a trav¨¦s del sistema de impuestos y transferencias.
Esta desconexi¨®n entre los trabajadores y los responsables pol¨ªticos de centroizquierda no se da ¨²nicamente en Estados Unidos. Como demuestran los economistas Amory Gethin, Clara Mart¨ªnez-Toledano y Thomas Piketty, se ha producido un realineamiento pol¨ªtico similar en 21 democracias occidentales. En las d¨¦cadas de 1950 y 1960, la clase trabajadora votaba a partidos de centroizquierda y socialistas, mientras que los ciudadanos m¨¢s ricos y con mayor nivel educativo votaban a la derecha. Pero en 2010, aquellos con m¨¢s formaci¨®n votaban mayoritariamente a partidos de centroizquierda, y los trabajadores se hab¨ªan pasado a la derecha, en parte porque los partidos de centroizquierda se hab¨ªan alejado de posiciones pol¨ªticas acordes con los intereses materiales y otras prioridades de ellos.
Invertir esta tendencia requiere cambios no solo en las pol¨ªticas concretas que los partidos de centroizquierda apoyan, sino adem¨¢s en el lenguaje que utilizan. Es posible que tambi¨¦n requiera esfuerzos proactivos para ascender a los trabajadores a puestos de liderazgo dentro de los partidos, en lugar de dejar que las ¨¦lites altamente cualificadas acaparen la mayor¨ªa de los altos cargos.
En Estados Unidos, hacer que los obreros vuelvan al Partido Dem¨®crata no es solo un imperativo para derrotar a Trump y a los ac¨®litos que har¨¢n su trabajo sucio. Tambi¨¦n es esencial para la econom¨ªa de Estados Unidos. Regular la industria tecnol¨®gica y apoyar a los trabajadores ser¨¢n cuestiones clave en la pr¨®xima d¨¦cada y m¨¢s all¨¢. Un centroizquierda desprovista de las voces de los operarios no puede pretender estar a la altura de las circunstancias.
Los estadounidenses que a¨²n apoyan la democracia deben desenmascarar a Trump por lo que es y esforzarse por impedir que vuelva al poder. Pero para eso, tambi¨¦n deben ser m¨¢s complacientes y receptivos hacia los trabajadores, incluidos aquellos que no se han visto muy beneficiados por la globalizaci¨®n y los cambios tecnol¨®gicos y que posiblemente no compartan todas sus posiciones respecto a las cuestiones sociales y culturales.
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