C¨®mo Barack Obama fall¨® a los negros de Estados Unidos
El fil¨®sofo Cornel West, actual candidato presidencial por el Partido Verde en EE?UU, escribi¨® en 2015 un libro muy cr¨ªtico con el entonces presidente estadounidense que ahora se edita por primera vez en espa?ol
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La gran paradoja de nuestro tiempo es que, en la era Obama, la grandiosa tradici¨®n prof¨¦tica negra se ha visto debilitada. Obama, en cuanto cara negra del Imperio estadounidense, ha dificultado la cr¨ªtica al sistema por parte de valientes y radicales voces negras. En el plano emp¨ªrico o vivencial de la experiencia negra, la gente ha sufrido m¨¢s en esta ¨¦poca que en el pasado reciente. Los ¨ªndices de mortalidad infantil, encarcelamiento y desempleo masivos, as¨ª como la dr¨¢stica disminuci¨®n de la renta familiar, dan fe de esta triste realidad. ?C¨®mo se explica semejante paradoja? Si bien Obama es c¨®mplice de la situaci¨®n, la respuesta va m¨¢s all¨¢ de la figura del presidente. ?l es un s¨ªntoma, no la causa. Aunque para algunos es el s¨ªmbolo, bien de un mundo posracial, bien del incre¨ªble progreso negro, su presidencia encubre el creciente grado de miseria social en la Norteam¨¦rica pobre y negra.
Tres son las principales causas del declive de la tradici¨®n prof¨¦tica: en primer lugar, figuras (¡) que ya no ostentan el liderazgo negro; ahora lo hacen los cargos electos del sistema pol¨ªtico hegem¨®nico. Este cambio comporta la ausencia de voces cr¨ªticas. ?C¨®mo podemos esperar que los guardianes negros del sistema sean cr¨ªticos con ¨¦l? Las ¨¦lites neoliberales, con el objetivo de consolidar en la c¨²spide una emergente oligarqu¨ªa, marginan los movimientos sociales y las voces prof¨¦ticas, dejando a una devastada clase trabajadora en el centro, y abajo a pobres y desesperados.
En segundo lugar, esta transformaci¨®n neoliberal genera una cultura de desenfrenada ambici¨®n y ¨¦xito instant¨¢neo que atrae a la mayor¨ªa de los potenciales dirigentes e intelectuales, incorpor¨¢ndolos a las filas del r¨¦gimen neoliberal. Esta cultura del espect¨¢culo subraya la legitimidad de un orden injusto que se jacta de propiciar la movilidad social. ?Pero lo cierto es que somos el pa¨ªs con la menor movilidad social de todas las naciones modernas!
En tercer lugar, el desalmado aparato represivo del r¨¦gimen neoliberal persigue a los dirigentes, activistas e intelectuales prof¨¦ticos m¨¢s en¨¦rgicos y dedicados, a quienes desacredita o incluso asesina sin dificultad. La calumnia se ha convertido en algo sist¨¦mico, cr¨®nico, y es preferible al asesinato, puesto que los m¨¢rtires inmolados tienden a despertar la atenci¨®n de las masas son¨¢mbulas, lo que aumenta la amenaza al statu quo.
El principal cometido de los medios de comunicaci¨®n de masas, especialmente los corporativos en deuda con el r¨¦gimen neoliberal norteamericano, es alimentar un discurso p¨²blico estrecho y adulterado. Con ¡°estrecho¡± me refiero a que se reduce a consignas de republicanos conservadores y dem¨®cratas neoliberales, excluyendo las voces prof¨¦ticas y radicales. Definir el terreno y las categor¨ªas pol¨ªticas constituye un poder fundamental cuyo objetivo es hacer inaudibles las voces prof¨¦ticas. El discurso omite los problemas que estas voces sacan a la luz: encarcelaci¨®n masiva, desigualdad econ¨®mica, cr¨ªmenes de guerra como el asesinato de inocentes por medio de drones imperiales.
La era Obama se ha cimentado sobre tres pilares: los cr¨ªmenes cometidos por Wall Street durante la cat¨¢strofe financiera de 2008; los cr¨ªmenes imperialistas (¡) que dan al presidente un poder ilimitado y arbitrario, similar al de un Estado policial o neofascista; y los cr¨ªmenes sociales perpetrados por un sistema de justicia penal que es en s¨ª mismo criminal ¡ªabsuelve a los torturadores, a los polic¨ªas que intervienen tel¨¦fonos y a los inversores de Wall Street que violan la ley, pero env¨ªa a prisi¨®n a criminales pobres, como los acusados por tenencia de drogas¡ª. Esta clase de lenguaje claro y directo es poco com¨²n en el discurso pol¨ªtico, estamos acostumbrados a adoptar una actitud modosa frente a los cr¨ªmenes contra la humanidad. La tradici¨®n prof¨¦tica negra siempre ha cumplido la funci¨®n de agitar, en nombre de la maravillosa singularidad y humanidad funky de los pobres, el estrecho y adulterado discurso pol¨ªtico. Esto ocurre hoy en casos contados. Los graves fallos del presidente Obama se reflejan en su gobierno favorable a Wall Street, su indiferencia hacia el nuevo Jim Crow [leyes de segregaci¨®n racial] ¡ªo complejo industrial-penitenciario¡ª y la expansi¨®n de la criminalidad imperial propiciada por el notable aumento de drones desde los a?os de Bush. (¡) Obama ha dejado el problema de los hombres negros pobres en manos de la caridad y la filantrop¨ªa, no de la justicia ni de la pol¨ªtica.
En la era Obama, la Norteam¨¦rica negra se halla sumida en la desesperaci¨®n, el desconcierto y la derrota. La desesperaci¨®n se refleja en el creciente sufrimiento en todos los frentes. El desconcierto brota de la confusi¨®n entre s¨ªmbolo y sustancia. La derrota es producto de la obsesiva preocupaci¨®n por proteger de toda cr¨ªtica al primer presidente negro. El hecho de que la Administraci¨®n de Obama rescatara a Wall Street antes que a los propietarios de viviendas, perjudic¨® a millones de trabajadores y, al no dar prioridad a los trabajos con salarios dignos, agudiz¨® el desempleo masivo. La absoluta indiferencia de la pol¨ªtica hacia la situaci¨®n de los pobres ha aumentado la desesperaci¨®n entre los ciudadanos d¨¦biles y vulnerables. (¡)
La justa indignaci¨®n de la tradici¨®n prof¨¦tica negra no solo se dirige contra el opresivo sistema que nos somete, sino contra las fraudulentas figuras que se hacen pasar por prof¨¦ticas mientras encubren el sufrimiento de la gente. Vender el alma por un plato de lentejas de Obama es echar en saco roto nuestra inestimable tradici¨®n. ?Acaso no es hip¨®crita alzar la voz cuando el fara¨®n es blanco, pero no proferir palabra cuando es negro? Teniendo la bota sobre el cuello, ?importa el color del pie que la calza? La integridad moral, la coherencia pol¨ªtica y el an¨¢lisis del sistema constituyen el coraz¨®n de la tradici¨®n prof¨¦tica negra.
Desde el auge del r¨¦gimen neoliberal, la lucha por la libertad negra ha sido encomendada a un reducido grupo de inter¨¦s, uno de tantos dentro de la pol¨ªtica norteamericana. Incluso el lema del Black Congressional Caucus, el olimpo de los cargos electos negros, es: ¡°No tenemos amigos o enemigos eternos, solo eternos intereses¡±. Qu¨¦ lema tan vac¨ªo en lo moral y desafortunado en lo ¨¦tico, sin referencia alguna a principios, valores o visiones de justicia; (¡)
No es casualidad que la clase media negra, gradualmente apoltronada en el r¨¦gimen neoliberal, hiciera suyos de inmediato los ¡°eternos intereses¡± del Black Congressional Caucus. A menudo, tener ¨¦xito como profesional o pol¨ªtico negro implica avenirse con la injusticia y la indiferencia hacia los pobres, incluidos los negros. La tradici¨®n prof¨¦tica est¨¢ fundamentalmente comprometida con dar prioridad a los pobres y a los trabajadores; por tanto, se opone al r¨¦gimen neoliberal, el sistema capitalista y la pol¨ªtica imperialista del Gobierno norteamericano. La tradici¨®n prof¨¦tica negra nunca se ha limitado a los intereses y problemas de la gente negra. Se fundamenta en principios y visiones que concilian esos intereses y encaran esos problemas, pero su mensaje se dirige tanto a la naci¨®n estadounidense como al mundo. La tradici¨®n prof¨¦tica negra ha sido la levadura en la hogaza democr¨¢tica norteamericana. Cuando la tradici¨®n prof¨¦tica negra est¨¢ fuerte, los pobres y los trabajadores de todos los colores salen beneficiados. En cambio, cuando la tradici¨®n prof¨¦tica negra est¨¢ d¨¦bil, los pobres y los trabajadores son ninguneados. En el ¨¢mbito internacional, cuando la tradici¨®n prof¨¦tica negra vibra y transmite vitalidad, se intensifica la cr¨ªtica antiimperialista, y los condenados de la tierra salen dignificados. El hecho de que una figura simb¨®lica obtenga el poder presidencial, ?qu¨¦ beneficios aporta a nuestro pueblo si, a cambio, perdemos el alma dando la espalda al sufrimiento de los pobres y los desfavorecidos? La tradici¨®n prof¨¦tica negra ha intentado redimir el alma de nuestro fr¨¢gil experimento democr¨¢tico, ?pero es este redimible?
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