Piketty, el ¨²ltimo gran intelectual franc¨¦s
Medi¨¢tico y con influencia en el debate p¨²blico, pertenece a una estirpe de pensadores franceses que no se limitaron a interpretar el mundo, sino que pretenden transformarlo
Es el ¨²ltimo gran intelectual franc¨¦s, el heredero de esos escritores, pensadores, historiadores o soci¨®logos que, adem¨¢s de despuntar en su especialidad, influ¨ªan en el debate p¨²blico. Thomas Piketty (Clichy, 52 a?os) es economista, pero, quien haya escuchado sus intervenciones o le haya le¨ªdo, se habr¨¢ dado cuenta de que es m¨¢s que un economista. A veces es historiador. Y a su manera, pol¨ªtico. Pertenece a la estirpe de fil¨®sofos, por usar la expresi¨®n de Marx, que no se limitaban a interpretar el mundo. Pretend¨ªan transformarlo.
Del pa¨ªs de Sartre y Simone de Beauvoir, de Foucault y Bourdieu, desde hace a?os obsesionado por su decadencia, parec¨ªa que ya no pod¨ªan salir m¨¢s intelectuales cuyos libros desatasen controversias encendidas y se leyesen m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Cuando Piketty public¨® en 2013 El capital en el siglo XXI sucedi¨® exactamente eso. Se vendieron m¨¢s de 2,5 millones de ejemplares. Contribuy¨® a colocar en el centro de la discusi¨®n un tema que hab¨ªa quedado medio olvidado: las desigualdades.
Al llegar el libro a EE UU, candidatos presidenciales con la senadora de izquierdas Elizabeth Warren y hasta la Casa Blanca de Barack Obama se lo disputaban. La pikettyman¨ªa que se vivi¨® entonces quiz¨¢ se haya apagado. La influencia persiste. Una d¨¦cada despu¨¦s, Piketty sigue publicando libros que abarcan disciplinas variopintas y ambiciona explicar una ¨¦poca, un mundo, en la estela de la escuela de la revista Annales, corriente multidisciplinar y emp¨ªrica de historiadores fundada a finales de los a?os veinte. En la ¨²ltima campa?a electoral en Espa?a, la candidata de izquierdas Yolanda D¨ªaz se inspir¨® en parte en Piketty para su propuesta sobre una herencia universal de 20.000 euros al alcanzar la mayor¨ªa de edad.
Hijo de sesentayochistas que abandonaron la ciudad para convertirse en neorrurales en los a?os setenta, estudiante brillante que supo sacar provecho de la educaci¨®n p¨²blica de ¨¦lite a la francesa, durante a?os en la ¨®rbita del Partido Socialista y a?os m¨¢s tarde a la izquierda de esta formaci¨®n muy disminuida, Piketty sigue siendo una personalidad poco conocida. No es carism¨¢tico. Es reservado, cerebral. Entrevistarlo en su min¨²sculo despacho de la Paris School of Economics ¨Cy he podido hacerlo varias veces en los ¨²ltimos cinco a?os¡ª es afrontar una m¨¢quina de razonar que deja poco espacio para la improvisaci¨®n o la salida ingeniosa; una inteligencia reacia a hacer concesiones, alguien que ha pensado y repensado sus argumentos antes de exponerlos, una mente, en lo esencial, matem¨¢tica.
¡°La obra estad¨ªstica de Thomas Piketty durar¨¢: todos los datos que ha recogido servir¨¢n de referencia durante d¨¦cadas¡±, dice el veterano historiador Pierre Rosanvallon, profesor del Coll¨¨ge de France, quien ha frecuentado a Piketty desde los a?os noventa en el ¨¢mbito acad¨¦mico y editorial. ¡°Se le puede definir como un intelectual p¨²blico¡±, precisa Rosanvallon, ¡°que es el que no solo toma posiciones personalmente, sino aquel cuya obra cient¨ªfica ilumina los debates del presente¡±.
Como los existencialistas que captaron el sentimiento de angustia y absurdo en la Europa de la posguerra mundial, Piketty dio con la tecla adecuada de su tiempo: las desigualdades que, despu¨¦s de reducirse durante d¨¦cadas, no dejaron de aumentar en los pa¨ªses occidentales a partir de los a?os ochenta con la revoluci¨®n de Reagan y Thatcher. Piketty, para explicarlo, minaba un aluvi¨®n de datos y los ordenaba. Y ofrec¨ªa una perspectiva hist¨®rica. En su relato inclu¨ªa referencias literarias como Balzac o Austen, cuyas novelas permit¨ªan explicar, mejor que un gr¨¢fico o una f¨®rmula matem¨¢tica, el proceso de acumulaci¨®n de capital.
En su siguiente magnum opus, Capital e ideolog¨ªa (Deusto, en castellano, como El capital del siglo XXI), de 2019, abund¨® en el mismo m¨¦todo y lo ampli¨®. La historia que ah¨ª contaba abarcaba varios siglos y continentes e inclu¨ªa todo un cap¨ªtulo con recetas econ¨®micas, un programa de ¡°socialismo participativo¡± para ¡°superar el capitalismo y la propiedad privada¡±.
Todas estas ideas las sintetiz¨® Piketty en una conferencia en 2022 que el 18 de octubre publica Anagrama en castellano bajo el t¨ªtulo de Naturaleza, cultura y desigualdades. Y en noviembre Deusto edita la versi¨®n en c¨®mic de Capital e ideolog¨ªa, firmada por Claire Alet y Benjamin Adam. He aqu¨ª a Piketty como economista pop: un intelectual que, en sus apariciones en los medios de comunicaci¨®n o en sus libros m¨¢s breves, nunca ha renunciado a divulgar e incidir en la sociedad. En su pa¨ªs acaba de publicar, junto a la tambi¨¦n economista ¡ªy su pareja¡ª Julia Cag¨¦, Una historia del conflicto pol¨ªtico, que podr¨ªa ser considerado el tercer volumen de una trilog¨ªa que se acercar¨ªa a las 3.000 p¨¢ginas.
Una recopilaci¨®n apabullante
Una historia del conflicto pol¨ªtico reduce el foco geogr¨¢fico respecto a los anteriores. Aqu¨ª se trata de Francia, pero el m¨¦todo es id¨¦ntico. Primero, una recopilaci¨®n apabullante de datos: los resultados electorales en 36.000 municipios a lo largo de m¨¢s de dos siglos. Segundo, un an¨¢lisis muy pol¨ªtico ¡ªpolitizado, dir¨¢n los cr¨ªticos¡ª de estos datos, an¨¢lisis que finalmente ha llevado a los autores a dibujar un camino para que la izquierda recupere el favor de las clases populares en la Francia rural.
¡°Debatiendo es bastante rudo. Tiene puntos de vista muy claros, muy inteligentes¡±, dice el periodista Dominique Seux
¡°Hay dos Piketty: el cient¨ªfico y el polemista, y sabemos descodificar cu¨¢l habla en cada momento¡±, dice Jean Pisani-Ferry, profesor en Sciences Po, exasesor de Emmanuel Macron y uno de los economistas franceses m¨¢s influyentes hoy. ¡°La actitud de los cient¨ªficos, con frecuencia, es no querer dar un paso de m¨¢s, porque de aquello de lo que est¨¢n seguros es de su trabajo emp¨ªrico. Piketty, en cambio, se aventura en terrenos en los que su especializaci¨®n es limitada. No es un reproche, sino una constataci¨®n¡±.
El periodista econ¨®mico Dominique Seux no ve dos sino tres Piketty. ¡°Est¨¢ el Piketty que maneja los datos y realiza un trabajo remarcable de recopilaci¨®n de datos. Est¨¢ el Piketty que los analiza: es bueno. Y despu¨¦s est¨¢n las conclusiones pol¨ªticas que ¨¦l saca y aqu¨ª, con frecuencia, es extremadamente discutible¡±. ¡°Su fuerza¡±, contin¨²a, ¡°es que extrae conclusiones operativas y pol¨ªticas de sus trabajos, cuando la mayor¨ªa de economistas se han refugiado desde hace una treintena de a?os en la teor¨ªa, la microeconom¨ªa y la estad¨ªstica. Es una fuerza, pero a veces tambi¨¦n un l¨ªmite¡±.
Seux trat¨® asiduamente a Piketty, pues durante unos a?os mantuvo con ¨¦l una vez a la semana un debate sobre la actualidad econ¨®mica en el popular programa matutino de la cadena p¨²blica France Inter. Recuerda Seux: ¡°Debatir con Thomas Piketty era gratificante, muy estimulante y dif¨ªcil, porque debatiendo es bastante rudo, tiene puntos de vista muy claros, inteligentes. Es consciente de qui¨¦n es¡±. Y explica: ¡°Sobre las cuestiones de fondo, tenemos divergencias muy grandes. Yo pienso que el papel del Estado no es tan central como ¨¦l cree en los ¨¦xitos y fracasos econ¨®micos. Y no pienso que el tema de las desigualdades sea el ¨²nico que determine todos los otros, aunque tambi¨¦n sea importante¡±.
El rival radiof¨®nico de Piketty observa que Francia es uno de los pa¨ªses m¨¢s igualitarios y redistributivos, lo que le lleva a concluir: ¡°De hecho, no vive en el pa¨ªs adecuado. En Estados Unidos, un pa¨ªs muy inigualitario, todav¨ªa tendr¨ªa m¨¢s ¨¦xito¡±. Se le podr¨ªa dar la vuelta al argumento: es natural que el gran economista contempor¨¢neo de la igualdad aparezca en un pa¨ªs como Francia, porque la ¨¦galit¨¦ en este pa¨ªs es la obsesi¨®n nacional. Seguramente es su obsesi¨®n personal, tambi¨¦n.
¡°De peque?o me vi confrontado en mi ambiente familiar a clases sociales muy diferentes: una familia muy modesta del lado de mi madre y m¨¢s burguesa del lado de mi padre¡±, dice en respuesta a un cuestionario para este perfil.
Sus padres se conocieron en una manifestaci¨®n, eran trotskistas. Desencantados de la pol¨ªtica, en 1974 metieron las maletas en su dos caballos y se fueron a una granja al sur de Francia a criar cabras. La experiencia no sali¨® bien e inmuniz¨® a Piketty para siempre ante los sue?os de revoluci¨®n. En el libro memor¨ªstico El d¨ªa en que mi padre se call¨®, de Virgine Linhard, el economista explica que su padre contaba esta experiencia y hablaba de ¡°un ideal revolucionario que se convirti¨® en pesadilla¡±.
Contaba Le Monde, en un perfil publicado en 2001, que a principios de los a?os 90 Piketty pas¨® temporadas en Mosc¨², donde quien entonces era su mujer preparaba una tesis sobre la historia sovi¨¦tica. All¨ª posiblemente observ¨® el derrumbe de un modelo y el auge del ultraliberalismo olig¨¢rquico, y debi¨® de sacar conclusiones.
El autor de El capital en el siglo XXI ha contado alguna vez que de joven, al ser contempor¨¢neo de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, era m¨¢s bien liberal. Pero cambi¨®. ¡°Creo que fueron sobre todo mis investigaciones hist¨®ricas las que me hicieron evolucionar¡±, explica. ¡°Mi primer libro, Los altos ingresos en Francia en el siglo XX, de 2001, me permiti¨® constatar hasta qu¨¦ punto la reducci¨®n de las desigualdades del siglo XX era debida a las movilizaciones sociales y pol¨ªticas, aceleradas por la crisis de los a?os treinta y las dos guerras mundiales. Mis siguientes investigaciones sobre el aumento de las desigualdades en Estados Unidos y la perspectiva internacional, desarrollada en El capital en el siglo XXI y Capital e ideolog¨ªa, me confirmaron la idea de que el movimiento a largo plazo hacia la desigualdad era un proceso eminentemente pol¨ªtico, fr¨¢gil y reversible¡±. ¡°No me apetec¨ªa¡±, afirma al rememorar sus inicios, ¡°seguir demostrando teoremas matem¨¢ticos toda mi vida, y me di cuenta de que exist¨ªan toneladas de datos hist¨®ricos no explotados sobre estas cuestiones, que eran centrales, y que trataban del reparto de la riqueza. As¨ª comenz¨® todo¡±.
No se entiende el fen¨®meno Piketty ¨Cformado en la Escuela Normal Superior y en el estadounidense MIT: un pie en Francia, otro en EE UU¨C sin el ambiente propicio de una escuela de economistas con una s¨®lida base matem¨¢tica y cient¨ªfica. Este pa¨ªs, a fin de cuentas, ha dado en la ¨²ltima d¨¦cada dos premios Nobel en la materia, Jean Tirole y Esther Duflo.
¡°Hay dos Piketty: el cient¨ªfico y el polemista, y sabemos descodificar cu¨¢l habla en cada momento¡±, asegura el economista Jean Pisani-Ferry
Que el intelectual franc¨¦s por excelencia sea hoy un economista no es casualidad. Tampoco que sea conocido m¨¢s all¨¢ del c¨ªrculo acad¨¦mico, en un pa¨ªs donde el intelectual goza de un prestigio dif¨ªcil de encontrar en otros lugares. Emerge de un c¨ªrculo ¨Cel acad¨¦mico y pol¨ªtico, el intelectual¨C bastante reducido ¨Cunas cuantas universidades y editoriales, todo concentrado en unos pocos barrios de Par¨ªs¨C en el que todos se conocen, en el que se entremezclan pol¨ªticos, acad¨¦micos y periodistas.
Y Piketty est¨¢ expuesto a los focos. En septiembre, la prensa francesa inform¨® de que hab¨ªa sido condenado a pagar 3.000 euros por ¡°difamaci¨®n p¨²blica¡± hacia la exministra socialista Aur¨¦lie Filipetti, antigua pareja suya. En 2019, en un coloquio en Toulouse, el economista ¡°fue interpelado¡± por una estudiante acerca de unos hechos sucedidos en 2009, cuando Filipetti le denunci¨® por ¡°violencia conyugal¡±. La denuncia fue archivada. Pero en respuesta a la estudiante en Toulouse, el economista calific¨® a su expareja de ¡°persona extremadamente violenta¡± hacia sus hijas (las de ¨¦l). De ah¨ª la denuncia por difamaci¨®n. Piketty no desea hacer comentarios sobre esta cuesti¨®n.
Un intelectual medi¨¢tico
La figura p¨²blica trasciende su trabajo de economista: es un intelectual medi¨¢tico. Cuando este septiembre sali¨® en Francia Una historia del conflicto pol¨ªtico, hubo unas semanas en las que Piketty y Cag¨¦ ¡ªhay algo en ellos de Sartre y Beauvoir del siglo XXI¡ª merecieron elogiosas portadas de diarios y semanarios, adem¨¢s de entrevistas en programas radiof¨®nicos y televisivos en prime time. Es el libro que se comenta en las sobremesas. Aunque no todo el mundo lo habr¨¢ le¨ªdo ¡ª?851 p¨¢ginas!¡ª, ha definido el marco de esta vuelta pol¨ªtica en la que los partidos, a izquierda y derecha, buscan desesperadamente el voto de las clases populares rurales.
Puro Piketty: de la teor¨ªa a la pr¨¢ctica. Es lo que el economista Daniel Fuentes, su traductor, llama ¡°la dualidad entre el acad¨¦mico y el prescriptor¡±. Dice este profesor en la Universidad de Alcal¨¢: ¡°Conviene preguntarse, como ha hecho recientemente el Nobel Angus Deaton, si lo extra?o no es lo contrario: que las grandes mentes de la econom¨ªa se hayan desviado de su prop¨®sito original, que deber¨ªa ser c¨®mo mejorar el bienestar humano. Me pregunto si la medicina ser¨ªa buena medicina si solo fuera descriptiva, pero no prescriptiva¡±.
?Su ideolog¨ªa? Seg¨²n Rosanvallon, ¡°es alguien m¨¢s bien de cultura socialdem¨®crata¡±. ¡°No es marxista¡±, subraya Pisani-Ferry. ¡°En el fondo¡±, a?ade, ¡°en lo que sue?a es en el New Deal, es su referencia¡±.
Con los a?os, las ideas econ¨®micas de este antiguo colaborador de candidatos presidenciales socialistas como S¨¦gol¨¨ne Royal o Beno?t Hamon se han acercado m¨¢s a las de la izquierda anticapitalista, sin traspasar la l¨ªnea de la revoluci¨®n: toda su obra no deja de ser un programa de reformismo radical, pero reformismo al fin y al cabo.
En cambio, en su europe¨ªsmo e internacionalismo tiene poco que ver con el euroescepticismo soberanista del l¨ªder de esta izquierda, Jean-Luc M¨¦lenchon. ¡°Yo creo profundamente en el poder de las ideas, de los libros y de las categor¨ªas que los investigadores en ciencias sociales contribuyen permanentemente a desconstruir y reconstruir¡±, declara Piketty. ¡°Me hace feliz el impacto de mis libros, aunque los libros jam¨¢s sustituir¨¢n las movilizaciones sociales y las pol¨ªticas de carne y hueso¡±.
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